Abro los ojos de esa oscuridad severa, estoy en la cama de Dylan. No hay nadie pero tengo un trapo húmedo en la frente.
—¿Dylan...? —Pregunto con un tono muy suave.
No está, tampoco puedo moverme, me siento muy débil.
¿Qué ha pasado? ¿Cómo he llegado aquí? Solo recuerdo ese momento en la discoteca, esa chica con el pelo rojo sobre los hombros, ese chico nerd a su lado. ¿Cómo he llagado aquí? La oscuridad, pero, ¿qué ha pasado ahora?
—¿Dylan? —Consigo incorporarme en la cama.
Miro a mi alrededor, todo esta como antes, pero yo estoy insegura, no sé donde está Doble D y eso me promueve inseguridad.
—¿Dylan? —Intento preguntar más alto.
Hago un gran esfuerza por levantarme, pero mis piernas empiezan a temblar y caigo al suelo. El golpe ha sido fuerte, pero ni siquiera lo siento, tengo todo el cuerpo dolorido.
Veo como la puerta se abre, la luz entra en la habitación, veo unos zapatos, pero no soy capaz de mover la cabeza.
—¿Edda? ¿Estás bien? —Los brazos de Dylan me levantan.
—Dylan... ¿Qué ha pasado?
Me quedo observando su rostro, parece estar preocupado de algo, ¿pero de qué? ¿De qué me he caído? Pero no dice nada, sus ojos miran a los míos con preocupación.
Miro su cara, me fijo en sus labios sin pensarlo. Él se limita a pegar su frente a la mía.
—Edda, te quiero de verdad... Lo siento por... —Me besa cortando su propia frase.
Correspondo a su beso, me siento segura, pero aun más débil.
—Dylan, no me siento bien...
Me deja sobre la cama de nuevo, mi cabeza cae hacia atrás sobre el cojín sin fuerzas. Me cuesta respirar y empiezo a jadear mirando el techo. Hay algo que me comprime el pecho y me impide respirar.
—Dylan... —busco su mano con desesperación—. Dylan... Dylan...
Agarra mi mano y la acaricia, ¿por qué no me ayuda? ¿No me ve? Necesito su ayuda y él no me ayuda. Dylan, por favor, ayúdame, no puedo respirar.
—¡Dylan! —Lanzo un grito ahogado.
A ese grito le siguen jadeos desesperados. No me ayuda, no me ayuda, necesito su ayuda.
Veo como aparece a un lado de donde alcanza a ver mi vista. Me acaricia la cara con la mano libre y besa mi frente.
—Tranquila... Recupera la respiración... Estoy aquí —dice en mi frente.
No puedo contener mi respiración, no me puedo relajar, no puedo hacer nada. Sigue acariciando mi cara con tranquilidad, ¿cómo puede estar tan tranquilo mientras me ahogo?
—No puedo...
—Cierra los ojos e inténtalo.
Sigo sus indicaciones, pero nada consigue calmarme. Lo necesito aquí, conmigo, pegado a mi. Hago el mayor esfuerzo que puedo y le dejo hueco en la cama. Le miro a la cama, ¿no pilla la indirecta? Tiro un poco de su mano.
Ha pillado la indirecta, se sienta en la cama. Apoyo mi cuerpo cansado en él, Dylan me acerca más a su cuerpo, llegando a estar sentada sobre él.
—No tienes buena cara Edda —me acaricia un mechón de pelo.
Miro el mechón blanco, totalmente liso, suspiro mirándolo.

ESTÁS LEYENDO
Edda Adbelois
AcakCreo que me como mucho la cabeza... Bueno, las preguntas nunca son malas para nadie, ¿no crees? Mientras más vueltas le das a algo más señales encuentras de un pasado difícil. Pero... ¿Y si mi historia nunca ha sido la verdadera pero siempre he cont...