Probablemente la ducha que la anterior tarde mantuvo mi cabeza fría e hizo que mis ánimos cayera en un pozo. Supongo que esto solo es un simple problema de una adolescente con complejo de niñata...
Pero por ahora afecta, haberme quedado sin mi gran apoyo, sin mis amigos, porque ya no tengo más, no soy buena relacionándome con otros seres, se me da muy mal. No soy muy social, la ansiedad social corrompe mi mente cuando intento hablar en alto o con personas desconocidas. Cada vez que consigo hablar en alto, luego no paro de temblar, puedo parecer un flan perfectamente.
La realidad ha golpeado mi vida, hay que ir a la escuela, lo más segura de mi misma posible.
Me preparo, esta vez llevo una sudadera muy ancha y larga negra, con unos vaqueros. Creo que será la mejor manera que la inseguridad y la ansiedad golpeé mi mente.
Salgo de mi casa, mirando el suelo, ni siquiera he mirado mi móvil para ver las redes sociales, me he aislado de la realidad completamente.
—¡Edda! —Me gritan.
Levanto la mirada, Dylan, mi nuevo posible amigo. Sonrío y me acerco a él.
—¿Qué haces aquí? Sueles llegar temprano a clases.
—Pasaba casualmente por delante de tu casa y he decidido recoger a mi nueva amiga —me guiña el ojo.
No sé que clase de energía tiene, pero me siento muy cómoda ahora mismo con él. Comienzo a andar dejándolo atrás. Él se ríe.
—Edda, ¿te apetece saltarte las clases?
—No creo que sea la mejor idea...
—¿Enserio lo ves mal idea? No creo que sea tan mala idea si te la propone un demonio.
—Por eso la veo mala idea... Porque me la propone un demonio.
—Vamos Edda, eres liberal, ¿no?
—Si, además, vengo de una familia muy tradicional que está totalmente en contra de los demonios.
—¿Por qué están en nuestra contra?
—Quizás... ¿Por qué creasteis un conflicto que rompió la conexión entre dimensiones?
—Todo por un ángel como tú, ¿lo sabías?
Sin darme cuenta, Doble D me había despistado y alejado de la ruta original. Todo un chantajista. Pero no me quejo, ni siquiera abro la boca para quejarme, realmente no quería ir a clases. Él parece conocerme mejor que mi misma.
—¿Un ángel como yo? Cuéntame más, me interesa.
—Según las leyendas... —pone mala cara—. Un demonio camuflado en ángel quiso casarse con la diosa del Olimpo, el sur, precisamente.
—¿El Sur? ¿Cómo funciona eso? —Pregunto confundida.
—El Olimpo está divido en cuatro: Norte, Sur, Este y Oeste. El Sur estaba bajo la diosa más hermosa del Olimpo...
Le miro sorprendida, me lo estaba imaginando todo en mi mente, pero... se ha callado. Miro a mi alrededor, todos le están mirando mal, parece que esa historia no es aceptada.
—Tengo una idea, ven a mi casa, ¿te parece? —Me susurra mirando al frente.
No es buena idea, ni siquiera es mi amigo, pero... asiento con la cabeza.
¿Qué voy a perder? ¿Las alas? ¿La vida? ¿Me va a secuestrar? Quiero saber más sobre esa historia, pero aquí no podemos hablar.

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Edda Adbelois
De TodoCreo que me como mucho la cabeza... Bueno, las preguntas nunca son malas para nadie, ¿no crees? Mientras más vueltas le das a algo más señales encuentras de un pasado difícil. Pero... ¿Y si mi historia nunca ha sido la verdadera pero siempre he cont...