— ¿Por qué decís que te doy miedo, Feihung?— le preguntaba Sicheng a su hermanita menor, mientras la ahorcaba. La adolescente de 14 años fue incapaz de responder a su pregunta ya que estaba completamente morada, luchó todo lo que pudo para zafarse del agarre de su hermano, pero fue tarde, al cabo de unos minutos la pequeña Feihung estaba muerta.
Sicheng hizo todo lo posible para esconder el cuerpo de su hermana sin que sus padres se den cuenta. Su padre estaba encerrado en su estudio probablemente trabajando, y su madre había ido a hacer la compra del mes.
Fue hasta el garage, tomó el auto del señor Dong, metió el moribundo cuerpo de su hermana en el baúl, cargó una pala y salió de la casa con una expresión de tranquilidad y satisfacción, cualquiera que lo viera desde afuera podría asegurar que se trataba de un adolescente que nunca andaba metido en problemas.
Manejó alrededor de unos veinte minutos hasta que llegó a un lugar totalmente despejado. Cavó un pozo y tiró el cuerpo de la pequeña Feihung, luego, arrojó una de las flores favoritas de su hermana, un lirio, para, acto seguido, susurrar “empezaba a quererte, ¿sabías?”.
Al terminar su trabajo, se cambió de ropa ahí mismo y fue hasta una pastelería a comprar algo especial para su familia. Cuando llegó a su casa dejó la pala donde la había encontrado, y su ropa la metió en un tacho de basura, luego, sacó la bolsa de ahí y la llevó al basurero que estaba frente a su casa. Tomó las galletas que había comprado y se dirigió hasta su casa, como si nada hubiese pasado, como si no hubiese matado a su hermana menor.
— ¡Sicheng! Hijo, ¿dónde estabas?— preguntó su madre, preocupada.
— Tomé el auto de papá para comprar unas galletas.—sonrió.— Traje las favoritas de Feihung, por eso tardé, no las encontraba en ningún lado.
— Voy a ir por ella, seguro le van a encantar.— Sicheng sonrió satisfactorio al ver a su madre subir las escaleras en busca de su hermana, sabiendo que no iba a encontrarla ahí.
Fue hasta la cocina y preparó té para cuatro, llevó todo para el salón principal donde se encontraba su padre, quien acababa de salir de su estudio. Le sirvió té con tal seguridad, en serio, ¿quién podría sospechar de él?
Su expresión de felicidad cambió cuando vio a su madre bajar las escaleras de manera desesperada.
— Madre, ¿qué pasa?— la miró con curiosidad.
— Feihung... No... no está, no está en su habitación y en ningún otro lado, ¿ustedes la vieron salir de casa?
— No, para nada, yo estuve gran parte del día en mi estudio trabajando, ¿vos Sicheng, no la viste?— tomó un sorbo de su té.— Ustedes vienen juntos desde el colegio.
— Sí, o sea, vinimos juntos pero no la ví desde que me fui a la pastelería.— suspiró.— Fui a comprar esas galletas porque ella me las pidió.— miró al piso, pensativo.— Debe haber ido a casa de alguna compañera, tal vez. Más tarde va a volver.— sonrió, para luego meterse una galleta en la boca y dar por finalizada la discusión.
El problema llegó cuando habían pasado cinco días y su hermana no aparecía, sus padres avisaron a todos los medios y patrullas posibles para que la encuentren lo antes posible.
Sicheng pasó esos días llorando, pero no eran lágrimas de tristeza, ni de felicidad. Era pura actuación. «Sí tenía que fingir, tenía que hacerlo bien, ¿verdad?»
El chico había logrado convencer a sus padres de no hacer la denuncia de la desaparición de su hermana hasta el segundo día, ellos juraban que su pequeña iba a volver a casa, pero después de tanta espera, decidieron hacer las denuncias necesarias y empezar la búsqueda de Feihung.
Mientras tanto, Sicheng seguía asistiendo al colegio como si nada, incluso había ido al acto conmemorativo que le habían hecho a su hermana, apenas llevaban unos cuantos meses en Corea del Sur y ya todo el mundo la amaba, «qué estupidez».
En cierto modo, le resultaba cómico que muchos de sus compañeros de clase se hagan los detectives, tratando de investigar que le había pasado a Feihung, nunca lo van a adivinar.
— ¿Y si fue Yuta?— oyó decir a uno, el chico al que le hablaba dejó salir una risa, no recordaba muy bien su nombre, estaba noventa porciento seguro de que se llamaba Jaehyun, tampoco sabía muy bien quién era Yuta, honestamente le importaba muy poco.
— No creo que haya sido él, está loco, pero tampoco para tanto.
— ¿Cómo sabés que no es capaz de hacer tal cosa?
— ¿Hacer qué?— preguntó Sicheng, interrumpiendo a ambos chicos de su tan entretenida charla.
— Oh, Sicheng, no nada, nada.— habló nervioso uno de ellos.— Lamentamos mucho lo de Feihung.
— ¿Qué lamentan? Ella no está muerta, sólo desaparecida.— dijo, mientras volvía su mirada a el libro que leía anteriormente.
— Pero... ¿no te resulta un tanto extraño que tu hermana desaparezca, de la nada, y nadie sepa de su paradero?— Sicheng pensaba responderle, pero justo entró el profesor a la clase, haciendo que todos se callen para luego fingir prestarle atención al docente que se encontraba frente a ellos.
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schizophrenia ★ yuwin
Fanfiction¿Qué pasaría si un esquizofrénico no hace caso a las voces de su subconsciente y termina relacionándose con un asesino serial?