two: nakamoto yuta.

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Había pasado varios días sin tomar su medicación, se negaba a ingerir tales pastillas. Sus alucinaciones eran cada vez más y más, las voces se escuchaban más fuerte que nunca y las migrañas se intensificaban.
Yuta se retorcía en su cama, se encontraba escondido debajo de sus blancas sábanas, mientras gritaba y suplicaba piedad, estaba a punto de quedarse sin aire cuando, de pronto, su madre entró a su mini-departamento para llevarle comida justa y necesaria para que su hijo sobreviva, acompañada de más medicamentos.
Lo destapó y tomó de los brazos para luego abrazarlo con todas sus fuerzas, sabía que había hecho mal en dejarlo solo y aparecerse sólo una vez al mes, para luego desaparecer nuevamente. Ese día la señora Nakamoto reconoció todos sus errores y le suplicó a su hijo, quién había estado viviendo solo desde los 15 años, que volviera a su casa, con su hermano y su padre, el chico no tardó el aceptar su propuesta, odiaba estar solo, odiaba no tener a nadie que lo contenga, pero también, en cierto modo, prefería no tener compañía de nadie, sabía que era peligroso para sus seres queridos, y lo que menos quería era lastimarlos.

No fue a clases por varios días, no se encontraba lo suficientemente bien si quiera para seguir vivo.
Cuando volvió, se enteró que ese mismo día tenía una evaluación.

“¿Y nadie te avisó?” “¿Por qué le avisarían? Nadie lo quiere.” “Vas a reprobar.” “Te va a ir bien.”

Sacudió su cabeza y miró hacia el suelo, esperando que su profesora pase por su asiento para entregarle la blanca hoja donde se encontraba la razón de su muerte, o tampoco para tanto.
El tic-tac del reloj de su clase lo volvía loco, había comenzado a sudar y a ponerse nervioso, los sonidos extraños se intensificaban haciendo que el moviera en su propio asiento, llamando la atención de todos.

— Nakamoto, ¿se encuentra bien?— le preguntó su profesora, preocupada.

— Sí, todo está bien... El problema es que  escucho a unos animales afuera y me desconcentran, ¿puede fijarse?— la docente lo miró extrañada, pero asintió y fue hasta la ventana para ver si podía visualizar algún animal, pero no había nada.

(+)

La tercera campana del día había sonado, Yuta sabía que era hora del receso, así que optó por quedarse sentado en su lugar. ¿Para qué iba a salir? no tenía a nadie a su lado, era inútil. Totalmente inútil.
Se había acostumbrado a ser el centro de las burlas por ser diferente en cierto modo.

Pensó en ir hasta la cafetería a comprarse algo para comer y luego volver a dónde se encontraba.
En su camino se cruzó con uno de sus compañeros, al principio no sabía bien quién era, nunca supo los nombres de sus compañeros, pero a el si lo reconocía, y bastante.

Dong Sicheng.

Había llamado su atención desde el primer momento en que lo vió.

“Salí de ahí.” “¿Querés salir lastimado, imbécil?” “Hazte su amigo, no creo que sea mala persona.” “Ni te le acerques.” “Sos hombre muerto.”

«¿Por qué sus propias alucinaciones le advertían sobre ese chico?» volvió a sacudir su cabeza y trató de alejarse lo más posible de él, cuando éste lo tomó desprevenido, tocando su hombro suavemente.

— Hola, me llamo Sicheng, creo que no nos habíamos conocido antes, ¿verdad?

schizophrenia ★ yuwin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora