Capricho Stark
Tony ya tenía siete años. Era un niño curioso, inteligente y bastante problemático si se lo proponía. Howard había contratado varios maestros para que le dieran clases en casa a su pequeño heredero, sin embargo, no fue tan buena idea como todos creyeron en un principio. Lo dicho, Tony era un caso peculiar de picardía Stark y, con cada persona que intentó enseñarle algo, se encargó de hacerles todo tipo de bromas pesadas para terminar corriendolos de la mansión a los tres días de haber comenzado. Claro que el hecho de que tuviera una mente brillante hacía que opacara a esos profesores profesionales y al final terminara aburriéndose por no aprender nada.
-¡Ya no sé qué hacer con él, Steph!
Escuchó la rubia que decía Howard por quinta vez. Suspiró y se sentó frente al escritorio del mayor Stark. Su amigo lucía bastante mayor, las canas ya cubrían los costados de su cabeza, pero eso no evitaba que siguiera viéndose atractivo.
-Tal vez deberías pasar más tiempo con él.-Dijo como no queriendo la cosa, con esa mirada inocente que ponía siempre que quería obtener algo de su amigo. Bueno, quizás se le estaban pegando algunas manías de Tony.
-Tú mejor que nadie sabes que no pued...
-Vamos, Howard. ¿Por qué no enseñarle tú? Quizás así no se aburriría y estaría a la altura de su conocimiento.
Howard entrecerró sus ojos hacia la rubia.
-Rogers, apenas y sé cómo lidiar con él.
Steph le miró indignada y resopló.
-Pues con más razón deberías intentarlo.-Se puso de pie y se dirigió a la salida.-Quizás después sea demasiado tarde.
-Es peligroso y lo sabes.-Sus palabras detuvieron la retirada de la soldado.-Lo que hago... No es algo que quiera que él vea o... Aprenda.
Steph tenía que reconocer que en eso Howard tenía razón. Ella tampoco deseaba que el menor se volviera un constructor de armas como su padre. Sabía que Tony sería más inteligente que su padre y, talvez, sólo tal vez, usaría su ingenio para algo más constructivo.
-Solo debes darle algo en lo qué concentrar su energía.-Dijo con suavidad, dando un paso de vuelta a su amigo.
Howard se quedó pensativo. Steph sabía que su mente estaba yendo a mil por hora aunque exteriormente, permaneciera inmóvil. Sin embargo, no le gustó ese largo silencio que se extendió entre ellos. Ahorcaría a Howard sí lo que maquinaba su mente era algo contra Tony.
-Creo que tengo la respuesta a ello.-Murmuró el genio con la vista perdida.
Steph comenzó a abrir demasiado sus ojos y a negar.
-¡No!-Dijo con apuro.-Ni siquiera lo pienses.
Howard parpadeó y finalmente la miró. Sonrió ladino, pero de manera un tanto extraña, como si tuviera algún pesar sobre sus hombros.
-Es lo mejor para él.
-No.-Steph volvió a negar.-sea lo que sea, es una mala idea, Howard.
-Está decido.-Howard se puso de pie y se dispuso a salir.-Tony irá a un internado.
***
Stephanie quería gritar a todo pulmón lo estúpido que era su amigo. ¿Cómo era posible que siquiera se le considera un genio? ¡Tony era un niño! No podía simplemente apartarlo lejos de su madre. De ella. Ok, quizás estaba exagerando. Era una impotencia terrible saber que no podía hacer nada al respecto. Steph no podía ir en contra de los padres del pequeño; sólo esperaba por que María se esforzara en persuadir a Howard o estaba de segura de que cometería una locura.
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1.Mi pequeño Tony (TERMINADA)
FanfictionStephanie Rogers no esperaba sobrevivir a tal choque contra el hielo, pero como siempre, el destino le pateaba el trasero y se reía de ella. Y ella quería patearle el trasero a Howard, ¿o no?