¿ A dónde se va cuando el alma pesa?
Para ella solo existía un lugar seguro en donde podía aminorar sus penas y conseguir un poco de paz en medio de la gran tormenta que estaba a punto de derribarla. Apresuró sus pasos hasta su preciada banca buscando el consuelo que necesitaba en las viejas maderas de aquel asiento, grande fue su sorpresa cuando encontró a una chica sentada en su lugar habitual.
- Disculpa, este lugar es mío- susurró con las lágrimas aun nublando su vista y el sudor mojando su nuca por haber corrido desde el consultorio.
- Es un parque público niña, las bancas no le pertenecen a nadie- replicó la desconocida sin apartar la vista de la libreta en la que escribía de manera vigorosa.
- Ya lo sé, pero solo yo suelo sentarme aquí y hoy de verdad necesito estar sola y...
- ¡Solo déjame escribir mi libro en paz y búscate otra banca, el bendito parque está lleno de ellas...
La chica rubia dejó la frase en el aire cuando un llanto estrepitoso salió de la desgarrada garganta de Alyssa.
- Oye chica, tranquila. Si quieres te doy tu banquita sin ningún problema, no tienes que llorar por algo tan trivial.
Aly comenzó a reír de manera desmesurada y escandalosa, sin control y de una forma tan extraña que asustó a la chica desconocida que buscaba una salida para huir de aquella escena tan perturbadora. Parecía que había perdido la cordura a causa del llanto.
- Creo que mejor me voy de aquí, puedes quedarte con tu banca chica loca...
- ¡Espera! No quise asustarte. Debes pensar que tengo algún tipo de retraso mental o algo así- vergüenza era poco para lo que sentía nuestra protagonista gracias a su absurda reacción.
-¡NO! ¿cómo crees que voy a pensar eso de ti?es totalmente normal llorarpor una banca y luego largarse a reír comosi te hubieran contado el mejor chiste de la historia.
-No lloré por la banca y mi risa fue consecuencia de tu hilarante y errado comentario, me hizo olvidar por un segundo que mi vida va en un tren sin retorno a Villa Mierda- Aly dejó escapar un suspiro mientras se dejaba caer sobre la banca junto a la rubia.
- ¡Hey creo que mi vida también va en ese tren! ¿Crees que estén sentadas juntas conversando sobre el clima? - Aly volvió a reir pero está vez con más recato- Si me cuentas tus penas te contaré las mías y quizá luego podamos comparar quien está mas jodida, como una de esas competencias de meadas que hacen los chicos.
Alyssa lo pensó, no parecía mala idea contarle sus problemas a una extraña, tal vez no la volvería a ver después de aquella conversación y quizá esa chica pudiera ofrecerle una nueva perspectiva sobre aquel asunto que parecía ser unidimensional ante sus ojos. Al menos eso solía suceder en las películas.
- Tengo Lupus, lo padezco desde hace aproximadamente dosaños y medio, hace poco comencé a sentirme un poco mas enferma que de costumbre y mi padre agendo una cita con mi doctor para ver que iba mal, descubrieron que gracias al Lupus también tengo una falla renal crónica y que necesito un trasplante de riñón; pero no encuentran donadores... bueno, mi novio se ofreció a donarme uno pero siento que no puedo arrastrarlo conmigo de esa forma. Daniel es genial, es el chico mas increíble que he conocido y no me perdonaría jamás si algo le pasará por mi culpa.
Lo conocí en este parque, yo solía sentarme sola cada día en esta banca a leer y él solía sentarse allá - dijo apuntando la banca que quedaba al otro lado del gazebo y sonriendo con nostalgia- estuvo meses solo mirandome y sin atreverse a acercarse y yo fingía que no lo notaba ¿te digo un secreto?- la otra chica asintió con curiosidad pérdida en aquel relato- yo lo vi observarme desde el primer día y siempre elegía los vestidos mas bonitos y coquetos solo para ver como el suspiraba por mi ¡el ego femenino es una cosa tan curiosa!
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La Chica En La Banca.
Short StoryQuiza sea un cliché, quizás no. Pero no lo sabras con certeza hasta que lo leas.