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Me sentía totalmente devastada, mis ojos estaban rojos e hinchados, además de que también podía apostar que tenía dos enormes medias lunas debajo de mis ojos.

No había comido nada y ni siquiera me había atrevido a salir de la habitación para algo, ni siquiera para comer, literalmente, mis días se basaban en dormir y llorar.

Pero hoy sería diferente.

No podía seguir estando en la casa de Vic porque ya no éramos algo, ni siquiera sabía si seguíamos siendo mejores amigos, pero dadas las circunstancias, lo dudaba mucho.

Vic... Ni siquiera sabía que había pasado con él, obviamente debió de volver a casa varias veces, ya que escuchaba ruidos en la sala, en su habitación o en la cocina.

Parecía como si siguiera su rutina normal y que la única afectada era yo, lo cual no sabía si tomarlo como bueno o malo.

Algunas veces escuchaba que sus pasos se detenían fuera de la habitación, también se escucha un suspiro de su parte y luego se volvían a escuchar sus pasos alejarse, como si se hubiera arrepentido de lo que fuera a hacer.

Los chicos me habían llamado a lo largo de estos días, pero no había contestado ni una llamada de ellos.

Sabía que estaba mal que los alejara o los empezara a ignorar así sin más, pero realmente me sentía tan mal que ni siquiera me ponía atención a mí misma.

Aparte de que me habían llamado sin parar, también habían venido a la casa, pero como Vic la mayor parte de estos días se la pasaba a fuera y yo no tenía ánimos de abandonar la habitación, los chicos se la pasaban esperando media hora frente a la puerta, hasta que se daban por vencidos y se iban.

Hoy era un nuevo día, y aproximadamente había pasado una semana desde que Vic y yo rompimos.

Lo que hizo que me despertara, no fueron los ruidos que se escuchaban por toda la casa, ni el pequeño rayo de luz que se colaba por las cortinas de la ventana y que iba a parar directo a mi rostro, sino, que había sido el dolor insoportable en mi cabeza.

Suspiré pesadamente mientras me despojaba de las cobijas revueltas que estaban sobre mi cuerpo, tomé el reloj que se encontraba sobre el buró y abrí mis ojos para ver la hora que marcaba.

Eran las diez en punto de la mañana, eso quería decir, que Vic no tardaba en irse y yo podría salir libremente a buscar una pastilla que calmara el dolor y a arreglarme, o al menos hacer el intento, lo cual dudaba, ya que lucía del asco.

Mientras seguía acostada, estaba haciendo una lista mental de las cosas que haría el día de hoy, ya que por fin estaba decidida a levantarme de la cama y a intentar seguir con mi vida. Sin Vic.

Escuché los pasos de Vic caminar por el pasillo de las habitaciones, mi corazón empezó a latir rápidamente cuando escuché sus pasos detenerse fuera de la habitación en donde estaba.

Esperaba que se atreviera a tocar aquella puerta, y entonces yo me pondría nerviosa de nuevo y mi corazón empezaría a latir como loco (justo como ya lo estaba haciendo), me levantaría de la cama y miles de pensamientos pasarían por mi mente mientras abría la puerta de la habitación, hasta que finalmente terminaríamos frente a frente y hablaríamos.

No está de más fantasear, pero se siente horrible cuando vuelves a la realidad.

Lo que me hizo salir de mis pensamientos, fue haber escuchado ese leve suspiro de Vic y luego se escucharon sus pasos alejarse.

Sentía como si mi corazón volvía a romperse, lo cual era mil veces más doloroso que la primera vez.

¿En qué pensaba cuando creí que Vic tocaría esa puerta?, supongo que a pesar de todo, aún quería seguir a su lado. Pero Vic se iría dentro de tres semanas y no parecía que fuéramos a volver.

Just The Way You Are [Kellic] (2da temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora