XV

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El estrecho camino subterráneo se extendía ante ella. Era marcada la escasa tecnología que reinaba por los bajos sótanos: burdas paredes de planchas aceradas mezcladas con concreto, madera, tierra o piedra; puertas con llaves metálicas; iluminación por interruptores; rústicos pisos de concreto; techo semiabovedado de roca; pasillos enmarañados... Con linterna en mano avanzaba sigilosa encendiendo las luces de los corredores por donde pasaba para guiarse en el infinito, oscuro y tenebroso laberinto. La presión de la tierra y el tiempo parecían hundirla en el subsuelo.

Los muros lucían retratos, cuadros, representaciones holográficas, paisajes, fotografías, frescos, bustos, bajo o alto relieves... como recordatorios de sus antepasados. En los múltiples corredores, descansaban numerosas puertas. Frente a cada una aguardaba su llave junto al interruptor de luz. La Mansión Subterránea se extendía tres pisos debajo del sótano de la casona. Sus salas eran una muestra del paso de cada una de las generaciones de su familia.

Una regla familiar rezaba que cada descendencia debía dejar un aporte suyo y registrarlo en las extensas crónicas que se perdían en los finales del Quinquenio Oscuro. Desde entonces, se seguían anexando habitaciones, mejoras, remodelaciones o innovaciones a las tres plantas que conformaran el edificio subterráneo debajo de la casa.

Era notable que los Blanco Castillo llevaran casi mil trecientos años habitando la misma propiedad boscosa. Por ello, eran una de las pocas familias con linaje que podían preservar su apellido. Debido a esto y a que su finca era uno pulmón natural, la Autoridad les daba, desde el acuerdo de Preservación y Auspicio de los Verdes en el 9281, una suma de créditos semestrales y les impartía un trato especial. Esa era la principal razón por la cual Tamar no trabajara en la puesta en práctica de su carrera: debía encargarse de supervisar a los encargados de los cultivos.

Al igual que a sus antepasados, al bajar a esos tenebrosos lugares la embargaba una sensación de urgencia por salir de allí. De manera que solo descendía para asuntos muy puntuales. Era por la misma razón que no estuviera tan tecnologizado. Cuando creía que conocía todos los pasillos, encontraba otro que no recordaba haber visto; cuando pensaba que esa puerta estaba descrita, descubría que no. Eso le ocurría sobre todo en el piso subterráneo más bajo.

Con el paulatino paso del tiempo dejaron de recorrer los túneles hasta que nadie más los anduvo. Las obras se limitaron a retratos en una pared conmemorativa por las cercanías de la entrada y las siguientes generaciones los imitaron. Mas los tatarabuelos de Tamar retomaron la labor de edificar socavando la tierra. Sin embargo, se habían limitado a una sala donde dejaran constancia de todos los miembros de esa generación. Así que las estancias estaban abandonadas, oscuras, deterioradas y el aire enrarecido. Pues, muchos de los respiraderos, conductos de ventilación y puertas exteriores estaban derruidos, tapiados de suciedad, hierbas o con madrigueras de animales salvajes.

La morena se había tomado la enorme tarea de iniciar las reparaciones y mapeo que tanto necesitaba la Mansión Subterránea. Contaban un par de años desde que comenzara a elaborar un mapa del lugar y a restaurar la iluminación. Con la tecnología de los drones, la labor se le hacía más sencilla. Pero la extensión del área a plasmar, los múltiples detalles que quería fijar y la falta de conexión inalámbrica que ocurría al penetrar el subsuelo le daban algo de trabajo. Quizá ese fuera su aporte finalmente. Así que caminaba por los corredores para revisar las puertas exteriores.

Un olor a tierra mojada llamó su atención al bajar al tercer subsótano. A cada extremo de la edificación había una escalera en espiral que conectaba los tres pisos y ella descendía por una de éstas. Poco andaba por esa planta ya que siempre terminaba perdida. La última vez había dado vueltas por horas cruzando pasillos laberínticos hasta dar con una de las puertas exteriores. Quizá esa experiencia la llevara a idear su plan de crear un croquis holográfico detallado.

Como Viento con la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora