Capítulo 9.

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No le fue fácil calmarse tras conocer la verdadera razón por la cual Yi Xing había sido elegido para viajar a China, pero lo había logrado. Conversando durante casi dos horas y por fin llegando a un buen trato con su jefe, Lu Han tuvo asegurado el próximo viaje como representante de la empresa, así que no había muerto su plan de pasar algunos días libres con Se Hun en otro país, sino que sólo se había tenido que atrasar unos pocos meses.

La mejor parte resultó ser que Lu Han no debía hacer cosas demasiado complicadas, pues Yi Fan ya reconocía sus esfuerzos y todo lo que había trabajado recientemente. Lo que debía hacer era ayudar al más alto a acercarse a Yi Xing, incluso más que Jun Myeon, antes de que fuera muy tarde. Se sentía confiado en cuanto a sus propios consejos, pues a él le habían servido para conquistar a Se Hun.

Una vez que consiguió libre el resto del día y sólo tuvo que pasar a recoger sus cosas antes de salir, fue a comprar los ingredientes que necesitaba para preparar las chuletas de cerdo que no le había podido dar antes a su novio.

Mientras caminaba por los pasillos del supermercado y se aseguraba de que no se le estaba olvidando nada, pensaba en Se Hun y en cómo estaría el mismo. En verdad esperaba poder animarlo con la cena que tenía en mente... O bien, por lo menos quitarle esa expresión de chico enojado con el mundo.

Se Hun también pensaba en su novio, en cómo lo había tratado y en cuál era la mejor opción para ofrecerle disculpas. Sin prestar atención a la clase que tenía en esos momentos y ganándose un par de regaños por parte de su profesor, el castaño terminó por sentirse un tanto frustrado.

Tras terminar el día escolar, se despidió de Chan Yeol y se dirigió hacia su trabajo. A pesar de que Jong In lo notó algo distraído, decidió no decirle nada al respecto, pues su comportamiento no estaba afectando en sí al restaurante. Lo único que hizo fue pedirle que se moviera un poco más rápido.

Cuando llegó su hora de salida, revisó su teléfono celular y dejó salir un suspiro algo triste. Lu Han y él solían enviarse mensajes cada vez que tenían la oportunidad, pero ese día había sido diferente, cosa que le dolía en el fondo. Podía ser el primero en enviarle algo, pero no tenía ni idea de qué escribir.

Volvió a casa, tratando de pensar en otra cosa. Solía colgar su mochila, o bien, dejarla encima del sofá, pero cuando abrió la puerta, un delicioso olor que venía desde la cocina lo hizo prácticamente correr hacia ella, dejando así su mochila tirada en el suelo de la sala.

—Bienvenido a casa, Se Hun —sonrió Lu Han.

Se Hun no podía creer lo que sus ojos veían en ese momento. ¡Su novio estaba usando un mandil! ¡Y estaba cocinando! En verdad se sorprendió, en especial porque creía que él iba a regresar más tarde. Había visto el automóvil estacionado afuera, pero como no recordaba si el mayor se había ido en transporte público esa mañana o no, realmente no le prestó mucha atención.

—Hola —respondió tras unos segundos—. Llegaste temprano hoy —comentó con voz suave, mostrándose algo tímido sin realmente quererlo.

—Sí, pude convencer a Yi Fan de salir antes —soltó una leve risa y luego agregó—: Es lo menos que me debe.

Se Hun no sabía de qué estaba hablando su novio... Claro, ¿cómo iba a saberlo? Había actuado como un tonto en aquella ocasión, incluso después de saber que Lu Han había tenido un día muy difícil. Sintió una fuerte presión en el pecho al pensar en eso. Tal vez su pareja necesitaba desahogarse esa vez, pero él estaba tan enojado que se había negado a escucharlo.

—Yo...

—Te ves cansado —señaló el mayor—. Espero que tengas hambre. ¡Estoy por terminar mis famosas chuletas de cerdo con salsa de champiñones! —Exclamó alegremente—. Sé que pueden caer algo pesadas por la hora, pero estaremos bien si las comemos despacio.

—Lu Han...

El más alto se acercó e intentó decir algo, pero su voz le falló y, en su lugar, sólo salió un sollozo que llamó la atención de Lu Han de inmediato.

—¿Qué pasa? —Preocupado, dejó lo que hacía a un lado por un instante y volteó a ver a su pareja—. ¿Por qué estás llorando, Se Hun?

—Lo siento —logró decir.

No era así como Se Hun tenía en mente ofrecerle disculpas a su novio por cómo había actuado, pero ahí estaba, dejando que las lágrimas resbalaran por sus mejillas, realmente avergonzado.

Lu Han sonrió con ternura y rodeó el cuerpo del menor con sus brazos.

—Ya, no tienes por qué llorar —intentó tranquilizarlo.

—Fui... muy grosero contigo y... no quería, sólo estaba enojado —explicó en medio de su llanto, calmándose poco a poco gracias a las suaves caricias que Lu Han dejaba en su espalda—. Tú habías tenido un día horrible y ni siquiera te escuché, sólo me encerré... —Reconoció su error—. Lo siento, Lu Han. Si quieres contarme ese día, te prometo que te escucharé.

—Quiero que dejes de llorar y que te sientes a cenar conmigo, tonto —respondió cariñosamente antes de apartarse—. Todo está bien, Se Hun. Yo también debo ofrecerte disculpas... Sé que dije algo que te molestó.

—¿Te refieres a eso de que soy un niño? —Cuestionó a la vez que se secaba una lágrima—. Me da algo de miedo que me veas como un niño porque siento que podrías llegar a dejarme —fue honesto con él—. Yo no sabría qué hacer si te perdiera, Lu Han... —Suspiró—. Pero tienes razón. A veces sí soy como un niño, incluso Chan Yeol me lo dijo. Y lo siento. Trataré de ser más maduro a partir de ahora.

—Se Hun... —Acarició su mejilla—. No hay que pensar demasiado, mi amor. Ambos teníamos motivos para sentirnos enojados ese día. Tuvimos una discusión, cosa que es normal en cualquier relación, pero aquí estamos, hablando para solucionar todo en vez de esperar y ver qué pasa —le dedicó una sonrisa más—. Ya todo está bien. Estoy seguro de que aún nos faltan muchas, muchas discusiones. ¡Ah! Y algunas serán por tonterías, no lo dudes —aclaró riendo un poco—. El punto es que somos capaces de reconocer que cometemos errores y sabemos ofrecer disculpas.

El castaño más alto miraba a su novio y escuchaba cada palabra atentamente, dándose cuenta de lo afortunado que era en verdad por estar en la vida de un hombre como Lu Han.

—Eres maravilloso —susurró.

—Tú también lo eres, Se Hun.

—No sé qué hice para merecerte —se inclinó un poco, alcanzando a rozar su nariz con la ajena un par de veces—. Te amo.

—Te amo —devolvió el sentimiento.

Se fueron acercando cada vez más, hasta que sus labios se unieron, moviéndose de manera suave y tranquila, poniendo su amor en ese beso con la única intención de que el otro lo pudiera sentir.

Qué bien se sentía reconciliarse.

Esa noche terminó con una cena de lo más deliciosa y con Lu Han contándole a su novio cómo había sido su día horrible, pero también agregando cómo ya estaba mucho más tranquilo.

Continuará.

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Espero que este nuevo capítulo sea de su agrado.

Creo que actualizaré mi fanfic "De nosotros" esta noche. Los invito a que pasen a leer el primer capítulo en caso de que todavía no lo hayan hecho.

¡Hasta luego!

Hacia delante [HANHUN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora