Capítulo 2.

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Se Hun habría preferido que su pareja no lo viera llorar, pero al mismo tiempo sabía que no tenía caso esconder lo mal que se sentía. Por eso, sentado en las piernas de Lu Han, se deshacía en llanto sin apartarse del mayor ni un centímetro mientras éste acariciaba su espalda y buscaba darle consuelo. La escena podía resultar un tanto graciosa si se tomaba en cuenta que, a pesar de ser más joven, Se Hun le sacaba cinco centímetros de estatura a Lu Han.

Después de alrededor de cuarenta minutos reunidos en la sala de Chan Yeol, la historia había quedado clara para todos.

—Te dije que lo mejor era esperar. A los padres no se les puede soltar una noticia de ese tipo con tan poco cuidado, Se Hun —habló el joven rubio—. Incluso te conté qué hice yo con mis padres, ¿no? Primero tuve que dejarlos sospechar un poco. Traía a Baek Hyun por lo menos tres veces a la semana y lo invitaba a quedarse a dormir, tú me entiendes...

—Chan Yeol, no es el momento —advirtió Lu Han, un hombre de piel blanca y lacio cabello castaño oscuro que compartía color con su mirada.

En realidad, las cosas no habían sido nada fáciles para Se Hun. Había requerido de mucho valor para contarle la verdad a su familia, pero jamás se esperó que reaccionarían así y que él terminaría sin techo.

—No quiero siquiera imaginar cómo se habrían puesto si les hubiera alcanzado a contar acerca de ti —la voz de Se Hun era casi un hilo, pero Lu Han lo había escuchado claramente debido a la cercanía que compartían.

—Se Hun —le sonrió cálidamente y pasó una mano por el cabello ajeno con suavidad—, no quería pedirte que te mudaras a vivir conmigo hasta que terminaras tus estudios universitarios, pero me gustaría mandar ese plan al demonio y pedírtelo ahora mismo —dijo Lu Han con total honestidad.

El menor asintió un par de veces como respuesta y se pegó más contra el cuerpo ajeno. Se sentía increíblemente seguro cuando estaba entre los brazos de Lu Han.

—Bueno, sé que es un mal momento, pero hay que enfrentar la realidad por más dura que sea —Chan Yeol volvió a abrir la boca.

—¿Y tiene que ser ya? ¿En serio?

—Sí, Lu Han, ahora mismo —contestó—. Entiendo que Se Hun esté cansado y asustado después de todo esto, pero no vamos a fingir que no pasa nada.

—Bueno... En eso tienes razón.

—¡Claro! —Exclamó—. Así que vamos a empezar... Su problema de quedarse sin una casa donde vivir se solucionó rápidamente gracias a ti, pero aún tenemos que pensar en qué hará Se Hun para seguir estudiando. Dudo mucho que su padre quiera seguir haciéndose cargo de eso —soltó un suspiro pesado—. Lo más probable es que no dará ni un centavo para el próximo semestre.

—Yo puedo ayudar a pagar su universidad —aseguró Lu Han.

El chico de veintiséis años trabajaba como asesor en una agencia de diseño y le iba bastante bien. No vivía como millonario, pero tenía casa propia y carro propio, además de que podía darse ciertos lujos pequeños de vez en cuando. Hablando de manera general, tenía una buena vida.

—Y yo puedo conseguir un trabajo —Se Hun se unió de repente a la conversación—. Puedo aceptar tu ayuda, Lu Han, pero no puedo dejar que pagues absolutamente todo por mí —le dijo a su novio—. Además, si viviré contigo a partir de hoy, también tendré que poner mi parte para los recibos de agua, electricidad y cualquier otro servicio.

—Está bien, si eso te hace feliz —el otro castaño se encogió de hombros—. Pero no al inicio, ¿de acuerdo? Esperemos hasta que tengas un trabajo y empieces a ganar tu propio dinero.

Hacia delante [HANHUN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora