Capítulo 4.

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Los horarios de Se Hun eran un caos. Cuando tenía tareas pendientes, solía irse a dormir a las dos o tres de la mañana para despertar a las seis y cuarto gracias a su alarma. Sus clases en la universidad daban inicio a las siete en punto y, aunque tenía un breve descanso para comer en medio del día, no salía del enorme edificio hasta que daban las tres de la tarde. De ahí tenía que darse prisa y llegar al restaurante donde trabajaba, pues su turno comenzaba tan sólo treinta minutos después. No terminaba hasta las once y media de la noche, al menos de lunes a viernes. Los sábados eran un poco diferentes porque no tenía ni una sola clase y sólo trabajaba en el restaurante desde las ocho de la mañana hasta la una de la tarde. El resto del día era suyo, junto con el domingo, su día oficial de descanso.

No era sorpresa que adorara los fines de semana.

Esa mañana despertó a las siete y cuarto, casi inconscientemente buscando a Lu Han a su lado, pero fallando debido a que el mayor ya se había levantado.

Se Hun soltó algo parecido a un gruñido y luego se las arregló para encontrar dentro de él la fuerza suficiente para levantarse y darse una ducha. Mientras tanto, Lu Han, que se había levantado unos quince minutos antes, se encontraba preparando el desayuno para su novio en la cocina. El mayor sabía lo mucho que Se Hun se esforzaba, así que lo ayudaba de todas las maneras posibles. A veces sentía que el más joven se exigía mucho, pero ya estaba cansado de tener la misma discusión siempre, así que lo comentaba con menos frecuencia.

El más alto de los castaños salió del cuarto de baño con nada más que un bóxer y una toalla que había acomodado detrás de su cuello. Buscó el uniforme que debía usar en su trabajo y se alistó rápidamente para salir.

Estaba a tan sólo un par de pasos de llegar al pasillo cuando escuchó sonar el teléfono celular de su pareja. Curioso, regresó a tomar el aparato entre sus manos, aunque sin desconectarlo, y ver quién estaba llamando tan temprano en sábado.

—Guan Xiao Tong... —Leyó en voz alta el nombre que aparecía en la pantalla. No tenía ni idea de quién era, no sabía si el motivo de su llamada era importante o no... ¿Contestar por Lu Han estaría bien? ¿O lo más adecuado era simplemente dejar que la llamada se perdiera?

Antes de poder tomar una decisión, el teléfono dejó de sonar. Se Hun entonces desconectó el cargador de la pared y suspiró, pero a los pocos segundos, la chica de nombre Guan Xiao Tong estaba llamando otra vez.

—Qué insistente...

No podía negar que la mujer se veía bastante linda en la fotografía que aparecía junto con su nombre. Tenía piel blanca, largo cabello oscuro ligeramente ondulado y una mirada dulce.

Dejó que la llamada se perdiera, esta vez a propósito. La tal Xiao Tong debía entender que Lu Han estaba ocupado o que no tenía el teléfono celular a la mano todo el tiempo.

—¡Se Hun! —Alcanzó a escuchar la voz del mayor—. ¡Ven a desayunar!

Bajó con toda la intención de entregarle el teléfono celular a Lu Han, pero al entrar a la cocina, pasaron exactamente dos segundos y medio antes de que su curiosidad lo derrotara. No pudo ni siquiera soltar un saludo normal cuando ya estaba preguntando:

—¿Quién es Guan Xiao Tong?

Había hecho todo lo posible por esconder su tono de voz cargado de celos, mas no había tenido éxito alguno.

—Es una de mis compañeras de trabajo —Lu Han volteó a verlo—. ¿Por qué la pregunta?

—Por nada... Es sólo que te llamó dos veces y... Bueno, el nombre no me suena conocido...

—¡¿Me está llamando tan temprano?! —Se quejó el mayor—. ¿No puede pensar que sigo dormido?

—A veces me cuentas acerca de las personas con las que trabajas, pero en serio, es la primera vez que escucho el nombre de esa chica.

Hacia delante [HANHUN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora