Little (not so little) White Lies

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Muchísimas gracias por todo el apoyo que le han dado a la historia. Sin ustedes escribir no sería lo mismo.

También quiero decirles que he encontrado la inspiración (casi) perfecta de cómo imagino a Lucian y la verdad es que no me molesta para nada.

El modelo se llama Bernardo Velasco

He creado una Playlist en Spotify con todas las canciones de los capítulos por si gustan escucharla

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He creado una Playlist en Spotify con todas las canciones de los capítulos por si gustan escucharla. https://open.spotify.com/user/paolasanchez_ruiz/playlist/4AoG32zb6IGpS6AAKvFl3w?si=0mWQeq-9RFWDomXGCdt1uw

Gracias además por la paciencia. Espero disfruten este capítulo.

Atte: Paola Sánchez

***

El maravilloso sueño que estaba teniendo fue opacado por unos pequeños llantos que rápidamente se convirtieron en largos y agudos estruendos.

Me moví de las sábanas mientras intentaba esconder mi cabeza entre las almohadas. Pude sentir cómo el peso del otro extremo de la cama se elevaba y unos pasos se dirigían a la fuente del sonido. Unos susurros hicieron que rodara mi cuerpo para ver qué es lo que pasaba.

Lucian, mi jefe se encontraba a unos pasos de mí. No sé si era que aún no despertaba del todo bien, pero algo me decía que ésta persona parada enfrente no era Lucian.

Su cuerpo tenía algunos tatuajes. Eso fue lo que hizo que abriera los ojos de par en par.

Mientras se agachaba para calmar a los bebés, sus músculos se contrajeron y los tatuajes parecieron aún más increíbles y por lo que podía ver, eran bastante grandes; una serpiente de dos cabezas hacía su camino desde su cadera hasta casi rozar la apertura de su línea V, además había algunos que se asomaban por su hombro y clavícula.

Un suspiro de asombro involuntario hizo que él volteara a verme y rápidamente cerré los ojos e hice como si aún estuviera dormida, obviamente traté de que fuera lo más natural posible, pero el shock fue casi instantáneo.

Los sollozos poco a poco dejaron de escucharse después de algunos minutos y los pasos nuevamente se dirigieron al otro extremo de la cama. Ésta se hundió con el peso y sin quererlo, pude sentir el calor llegando a mi cara.

Tragué saliva e hice lo mejor que pude para no delatar que estaba despierta.

Quiero decir, cuándo fuimos a Portland tuvimos que compartir mi cuarto, pero aún así él durmió en el sofá y yo en mi cama. Esto para mí era completamente diferente; los dos estábamos en la misma cama y lo más importante de todo...él me estaba robando las sábanas.

Con un gruñido, jalé las sábanas a mí lado y pude escuchar una leve risilla. Un jalón hizo que perdiera el agarre y estas volvieran a él. Traté de volver a jalarlas, pero él no las soltaba.

EASY WAY OUT [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora