Vergüenza

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El demonio movió la nariz aspirando el aire, un olor dulce captó su atención. 

 --Miko estas sagrando-- informó girando a verla. La chica de inmediato se puso roja como granada. 

 --No es nada-- respondió en voz temblorosa mientras apretaba las piernas.

 --¿Acaso estas lastimada?-- conocía a la mujer, por mas que algo le doliera era incapaz de quejarse.

 --No, no es eso-- evitó su penetrante mirada dorada.

 --¿Qué tienes?

 --Nada-- reconocía en sus facciones que estaba avergonzada. Pero... ¿De qué exactamente? Nadie le ocultaba nada al gran Sesshomaru y menos ella. Vio que buscaba desesperadamente algo en su mochila. Sacó un pequeño cilindro y lo escondió en sus bolsillos. Pero su mirada de águila no se perdió ningún detalle.

 --Ahorita vuelvo.

 La tomo de la mano. Acercándola a él.

 --Te lo preguntaré una vez mas Miko, o lo investigare por mi cuenta--azuzó-- ¿qué tienes?

 Estar bajo sus ojos que parecían rayos X la puso mas nerviosa. 

 --Nada. 

 --¿Entonces porque hueles a sangre? ¿Y qué es ese cilindro que escondiste?-- contraatacó en su grave voz.

 --Nada-- tiro de su agarre. ¿Porque demonios se aferraba a esa palabra? Comenzaba a impacientarse...

 --No te dejare ir hasta que hables sacerdotisa-- amenazó. 

 Kagome sintió como la sangre mojaba su ropa interior y amenazaba con atravesar la tela de su falda. Si se quedaba ahí un segundo mas se encontraría en una situación muy penosa y para colmo no traía ropa para cambiarse. Sus opciones eran nulas. 

 --Sesshomaru por favor 

 --Habla.

 --Esta bien-- susurró-- acercate. 

 El oído del youkai se inclinó hacia sus labios carmesíes. Y en una voz entrecortada, y con las mejillas encendidas empezó a explicar el ciclo menstrual.

 --¿Y es todos los meses? 

 --Sii.

 --¿Duele? 

 --Aveces. 

 --¿Te puedes desangrar? 

 --¡No!-- exclamó. 

 --¿Y para qué es esto?-- preguntó mientras sacaba de su bolsillo el tampón.

 Kagome quería gritar de la frustración. ¡Maldito demonio metiche!

 --Eso... Eso es.. Bueno... Es... Es como, como se dice.  

  --No es nada importante-- le dio la espalda pero sin poder zafarse de su mano.

 --¿Segura? Supongo que no importa que lo tire al lago... 

 --¡No lo hagas! Bien... Se tapó con la mano el rostro.

 Luego de decir que era el youkai por fin la soltó. Palabras como "vagina" "adentro" "sangre" rebotaban en su mente como un balón en una cancha. 

 --¡¿Feliz?! 

 --La verdad no-- aceptó-- según lo que dijiste Miko, calculo que cuando la luna este llena empezarán tus días fértiles. 

 Genial, aparte de narigón, matemático.

 --Creo, ¿y eso que?

 Con cuidado apretó su cuerpo contra el de él.

 --¿No te interesaría tener un híbrido conmigo?-- le murmuró al oído. 

Reto de drabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora