Capítulo 7: ¿Ira? ¿Dónde?

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Tuve que mirar a aquella persona dos veces para asimilar que sí, que era mi amigo de toda la vida, Joseph. Solo que un poco tuneado, por así decirlo.

Donde antes había unos delgados brazos ahora había músculo y un par de tatuajes. En realidad todo su cuerpo parecía que estaba más fuerte y, es muy improbable, pero juraría que estaba más alto.

-Sophie -repitió el chico nostálgico.

No lo dudé ni un segundo más. Corrí y me tiré a los brazos de Joseph dándole un gran abrazo que él correspondió con una gran sonrisa.

Al darle el abrazo pude sentir sus abdominales que escondía debajo de su camiseta. No es por alardear pero mi amigo estaba muy bueno. No sé que habían hecho con él en Osadía pero ¡gracias osados! Me habéis alegrado el día.

Me eché para atrás para poder verle la cara mejor. El pelo seguía siendo el mismo de siempre, negro y desordenado (menos mal que no se lo ha rapado, teñido ni nada por el estilo). Lo único que había cambiado era que ahora en su labio lucía un pequeño piercing negro de aro (un sexy piercing, por cierto).

-Pero ¿cómo que estás aquí? Está prohibido, ¿cierto?

-Ya sabes como nos llevamos las normas y yo -dije sonriendo.

-No has cambiado nada, pequeñaja -me dijo revolviéndome el pelo.

Iba a replicar enfadada porque técnicamente yo era mayor pero una tercera voz nos interrumpió.

-¿Es tu novio? -me preguntó Brad mientras se acercaba a mí y se cruzaba de brazos.

Brad tenía la mirada puesta fijamente en Joseph, que al parecer no le había hecho ninguna gracia.

-¿Y quién es éste? -preguntó Joseph indignado por el comportamiento de Brad.

-Emm -comencé a hablar antes de que la cosa se pusiera más fea-. Brad, Joseph. Joseph, Brad.

Les dije presentándolos entre sí.

Los chicos se estrecharon las manos secamente. ¿Qué narices les pasaba? ¿No se dicen "Hola" ni nada amable?

-Respondiendo a tu pregunta de antes, Brad -dije mirándole-. No, Joseph no es mi novio. Y si no te importa, ¿podrías dejarnos unos minutos a solas?

-Claro -dijo Brad indiferente mientras se daba la vuelta e iba andando relajado con las manos en los bolsillos.

Suspiré. En el fondo me sentía mal por echarle de esa forma, pero necesitaba un poco de privacidad para hablar con mi amigo.

-Bueno, me tienes que contar por qué narices te has hecho un piercing, y te has puesto tatuajes y... -me fijé en su ojo derecho avellana-. ¿Tienes un moretón en el ojo?

Joseph sonrió y nos fuimos los dos hablando por los pasillos.

***

Brad y yo estábamos de vuelta a Verdad en ese estúpido tren que no paraba.

Joseph hoy me había contado muchas cosas, parece que le va muy bien allí.

Está entre los primeros clasificados, así que seguramente no corra el riesgo de quedarse sin facción. En las peleas él descargaba toda su hiperactividad en sus golpes aunque, claro, siempre recibía alguno.

Luego él me preguntó por mis ojos rojos de tanto llorar, y le conté lo del pasaje del miedo pero, al contrario de Brad, Joseph se rió de mí. Dice que esas cosas solo me pasan a mí.

Miré a Brad, que estaba sentado al final del vagón con la espalda pegada a la pared de éste. Tenía sus ojos azules puestos en el horizonte y estaría pensando. ¿Qué estaría haciendo Brad allí? Hablando de los Divergentes, supongo. La intriga por saber que es eso de "Divergente" me estaba comiendo por dentro. La cosa es que me sonaba un montón esa palabra. ¿Dónde la había visto? Divergente... ¡Ya me acuerdo!

Fanfic Divergente: Una balanza de secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora