Capítulo 13: Una nueva forma de vida

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Teníamos tantas cosas que aclarar Brad y yo...

Esa misma mañana, después de que me diera un vuelco al corazón al verlo vivo, quedamos en la hora de comer para hablar. Supongo que ya me contaría todo lo que realmente estaba pasando. Ahora ya había decidido definitivamente que quería formar parte de todo ese lío, ¡no puedo quedarme de brazos cruzados!

Revolvía sin ganas los guisantes que había en mi plato, esperando a que viniera Brad.

-¡Sophie! -gritó Millie.

Pegué un pequeño brinco sobresaltada.

-¿Qué? ¿Qué pasa? -dije saliendo de mis pensamientos.

-¿Me estabas escuchando? Estás muy rara últmamente.

-No, estoy bien, de verdad...

En ese instante Brad entró por la puerta del comedor. Su mirada se paseó por toda la sala hasta que sus ojos se cruzaron con los míos.

Parecía que venía hacia mí, pero se paró porque Layla le llamaba con su voz chillona.

Brad la miró pero rápidamente apartó la vista y se dirigió justo a mi mesa.

Punto para mí. Miré de reojo a Layla. Su expresión era una mezcla de confusión y rabia. La ha debido de doler que ya no se siente junto a ella para comer.

"Pero recuerda que solamente va a venir hacia aquí para hablar sobre temas serios, no va a sentarse contigo para darte besitos, Sophie" replicaba mi cerebro.

Y era cierto. Venía por compromiso, no porque él quisiera. Es más, ¡yo tampoco quiero besarme con Brad! ¿no?

Cuando finalmente llegó saludó a todos y se sentó a mi lado.

-¿Dónde has dejado hoy a tu novia? -le preguntó Adam.

-No la pasará nada por un día -contestó con poco interés.

Yo seguía con la mirada fija en mi plato y la cabeza apoyada en mi mano, como si fuera lo más interesante del mundo; pero sabía que en esos momentos Brad me estaba mirando. Y me incomodaba. Mucho.

Decidí levantar la mirada, y Brad justo la apartó rápidamente.

-¿Recordáis el día de la guerra de comida? -habló Cameron.

-Sí... Fueron buenos tiempos -respondió Adam.

-Sí, sobretodo porque no os castigaron -dijo Paula.

Yo también recordaba el día del castigo. Ese día en el que Brad y yo nos quedamos a limpiar el salón solos, y me amenazó. Me daban punzadas en el estómago de solo recordarlo.

-Deberíamos repetirlo: tartas volando, espaguetis en el pelo y patatas fritas que volaban directamente a mi boca. Esta vez podríamos hacer un ángel de tomate en el suelo.

Me reí ligeramente ante su comentario.

-Intenta que hoy la comida vaya directamente del plato a la boca -respondió Millie.

Y entonces un guisante salió volando directo a la frente de mi amiga.

-¡Hey! -protestó la pelirroja que devolvió el ataque de Adam tirándole un puñado de guisantes.

-No por favor, otra vez no -dijo Paula cansada.

-Eso Adam, haz el favor de comportarte bien en la mesa y cuida los modales.

Fanfic Divergente: Una balanza de secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora