Los cuerpos que no son el mío
se vuelven mi refugio,
busco a toda costa encontrarme
en una piel que no conozco
hasta que la vuelvo mía,
hasta sentirme en casa.
El tacto me calma
y la fuerza me excita
Las miradas me alimentan
y si veo el brillo
me siento cómoda,
me siento viva.
Las caricias son lo mejor,
las prefiero antes
que a las palabras,
antes que a cualquier cosa
que me puedan decir porque,
no creo en nada de lo que me digan,
si no es con tacto.
Yo me comunico escribiendo pero
conmigo hay que comunicarse
desnudo
y aunque sea en una cama
lo que quiero que desvistan
es su interior.
Y siempre llego,
les saco todo mientras ellos
sólo piensan en recorrer
mi cuerpo,
jugando a ser exploradores.
Yo no soy exploradora,
soy casi médica forense
yo reviso y busco detalles,
piezas que falten
y reconstruyo,
historias, momentos
cada cosa que me digan
mientras la palabra
está en segundo plano.
Tengo sed,
de contacto todo el tiempo
necesito invadir territorios,
que me saquen de mí misma
y que se queden con mi cuerpo,
mientras yo me quedo
con sus vidas.
