Cohetes

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Me paso las horas divagando
entre recuerdos obsoletos,
me tomo el primer cohete
que pasa por la esquina
de mi cabeza
para salir volando a toda máquina
a ese universo
que era únicamente nuestro,
y nos veo ahí, inmóviles
felices de tal encuentro,
sin querer irnos,
creyendo por primera vez
en la magia de las casualidades,
la causa era el afecto incondicional
que nos teníamos y el efecto
que después de tantas guerras
luchadas de ambas partes
terminamos en el mismo lugar.

Cada estrella que cae
es un beso dado
y cada meteorito, un cráter
que me dejaste en la piel
con todo el impacto de tu amor.

Nuestros planetas atesoran
la música, los poemas
el cielo nocturno, los abrazos
el sexo, y las risas infinitas;
no puedo dejar de contemplar
esa belleza en cada recuerdo.

Después de hacer ese viaje
por nuestro cosmos,
se me rompe la nave espacial
y vuelvo a aterrizar
en la realidad mundana;
te fuiste y dejaste de creer
en la ley de causa y efecto;
te fuiste,
para crear nuevos universos.

Con el cohete averiado
me encuentro en la soledad
de mi habitación,
donde tirada en la cama
me siento aturdida
por el ruido que me dejó,
y el silencio
de que no estás.

Con el cohete averiado
me quedé pensando,
ojalá algún día
vos y yo coincidamos
de una vez por todas,
ojalá arreglemos la nave,
nos subamos y despeguemos
en el momento correcto.

Ojalá
me vuelvas
a sacar de esta rutina
tan terrenal.

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