Vuelvo al olvido
hacia la sencillez de tus ojos,
hacia la invariable luz
de ese cuerpo del que venís.
Me dedico a tu sombra,
alrededor,
a deshacerme de tu organismo,
a des-ejecutar el movimiento
y desaparecer en la molécula.
Vuelvo al dolor de tu inmigrante ida,
de la pausa que dejaste en mi vida,
de la inquietud de mis pensamientos,
a la huella de tu alma sin método.
Te estudio como a la muerte un suicida,
porque sé que sos el siguiente nudo en la soga,
y yo sin autonomía voy a reflejar tu oscuridad vacía,
voy a atravesarte hasta desaparecer
y que seas vos quién deba volver los ojos
hacia el olvido de extracción
de un extraño espacio sin forma.
Y volver entonces,
tras el agujero
a tenerte siempre
a percibirte nunca más
a apreciar, sin volumen ni palabras,
la delgada forma del exquisito acto
de avanzar en soledad.
