Prólogo

1.7K 41 0
                                    

Me gusta salvar cosas. No cosas importantes como ballenas, personas o animales. Sino guardar cosas tontas. Campanas de porcelana, de esas que encuentras en las tiendas de souvenirs. Moldes para galletas que nunca usarías, porque ¿quién necesita una galleta en forma de pie? Gomas para el pelo. Cartas de amor. De todas las cosas que guardo, supongo que podría decir que mis cartas son mi más preciada posesión.

Las guardo en una caja para sombreros turquesa que mi madre me compró en una tienda vintage del centro de la ciudad. No son cartas de amor que alguien escribió para mí; no tengo nada de ese estilo. Son cosas que yo he escrito. Una para cada persona que alguna vez amé, cinco en total.

Cuando escribo, no contengo nada. Las escribo para que nunca las lean. Porque nunca las leerán. Cada pensamiento secreto, cada cuidadosa observación, cada cosa que guardé dentro de mí, lo pongo en la carta. Cuando la termino, la sello, la coloco en un sobre y luego la guardo en mi caja para sombreros.

No son cartas de amor en el estricto sentido de la palabra. Mis cartas son para cuando ya no quiera enamorarme. Son para despedirme. Porque después de escribir mi carta, ya no estoy siendo consumida por un amor completamente arrollador. Puedo comer mis cereales sin preguntarme si también les gustan las plátanos en sus cereales. Puedo cantar canciones de amor y no dedicárselas. Si el amor es como una posesión, quizás mis cartas son como mi exorcismo. Mis cartas son para liberarme. O al menos eso se supone.

To All The...Boys?... I've Loved Before // (Warmi)Where stories live. Discover now