13.

600 42 5
                                    

Decidido. 

Ese mismo día iba a hablar con Mimi y no iba a irme sin saber respuestas.

Era ahora o nunca.

Encendí el motor de coche, me puse el cinturón y arranqué hacia mi destino: Élite Estudio, una de las escuelas de danza más conocidas de Madrid.

Sabía que estaría allí metida dando clase o simplemente pasando el rato así que no dudé más y me bajé del coche. Entré por las grandes puertas de cristal y en seguida me topé con una chica en recepción. 

Empecé a ponerme nerviosa porque quería hablar con ella o se me iba a olvidar todo el discursito que traía preparado de casa. 

-Perdona, ¿está Mimi aquí?- pregunté apoyando las manos en el mostrador. A ver si ahora me había hecho el camino para nada.

-Pues justo acaba de terminar su clase con los benjamines así que estará recogiendo sus cosas o preparando alguna coreo nueva- me dijo amablemente -Mira, ve por este pasillo y está en la penúltima clase- me hizo las indicaciones con las manos mientras yo asentía. 

-Vale, muchas gracias- sonreí.

Me giré, cogí aire y  fui decidida por el pasillo que me había dicho. 

La vi a través de la cristalera del aula, estaba recogiendo unas pelotas gigantes que supongo que habría utilizado durante la clase y en seguida me hice pequeña. 

Venga, ya que has venido, sigue. 

En lo que me decidía si entrar o no vi cómo se giraba y me veía, parada en el marco de la puerta.

-Hombre, Ana, ¿qué haces aquí?- dejó de hacer lo que estaba haciendo, mirándome un poco extrañada. Yo aún no me había movido.

-Ho...Hola, tengo algo que contarte- entré en la clase acercándome lentamente a ella.

Me miró aún más confundida -Vale...-.

-He conducido hasta aquí- dije sintiéndome orgullosa.

Mierda, no, eso no era.

Mimi entrecerró los ojos como intentando averiguar lo que realmente quería decir, cruzándose de brazos cuando ya estaba en frente de mi.

-¿En serio?- asentí -Wow, eso es... genial, enhorabuena-.

Cogí aire intentando también coger fuerza, pero no podía -Eh....gracias- solté el aire y me giré para volver por donde había venido.

-Hey, Ana, espera- me cogí suavemente del brazo haciendo que parase mi trayectoria antes de llegar a la puerta.

Me giré lentamente encontrándome con esos ojos que me miraban fijamente. Intentando averiguar que se me pasaba por la cabeza. Leerme.

-¿Qué llevas en la  mano?-.

Abrí los ojos y balbuceé un poco nerviosa -Esto... nada- intenté esconder la carta detrás de mi disimulando.

Spoiler: no era precisamente la reina del disimulo.

-Así que no es nada- vi como me miraba divertida antes mis pésimos intentos de quitarla de su vista-.

Noté como sus brazos pararon alrededor de mi cintura, dejándonos a literalmente escasos centímetros, cosa que hizo que el aire se quedase encajado en mi garganta, y antes de que me diera cuenta era ella quien tenía el papel en la mano. Leyó la parte doblada pero no la abrió y me la dio de vuelta.

-Si quieras que la lea, tienes que dármela tu a mi- suspiré despacio.

-Eh...¿puedes girarte?- me miraba sin entender mucho de lo que pasaba. Pero es que yo tampoco lo sabía -Por favor- se me agudizó un poco la voz pero se giró sin cuestionar nada más.

Volví a coger aire y abrí la carta. 

Allá vamos.

"Querida Mimi:

Quiero que sepas que..."

Subí la mirada viéndola de espaldas. Toqué su hombro para que se girara y una vez lo hizo dejé de leer la carta.

-Quiero que sepas que me gustas, Miriam Doblas- la miré a los ojos -Y no estoy fingiendo...Eso es lo que había venido a decir-.

Me quedé mirándola unos segundos pero viendo que seguía con su expresión con el ceño pensé que estaba haciendo el ridículo. Y dolía un poquito bastante. 

A lo mejor yo había captado mal las señales y había sido una tonta en hacer caso a Roi y a mi hermana al venir aquí.

Me giré otra vez, esta vez dispuesta a irme de verdad.

-Hey hey, ¿yo no puedo decir nada?-.

Me paré delante de ella y vi que volvía a tener un toque divertido en la mirada.

¿Qué?

-Aquella noche fui a la habitación de Shana... fue para decirle que todo había acabado- me quedé sorprendida ante aquella noticia -Porque...-vi como tragaba saliva -Porque estoy enamorada de ti, Ana Guerra. Solamente de ti-.

¡¿QUÉ?! 

Noté como una maldita avalancha de elefantes se desataba dentro de mi pecho, haciéndome sentir si no la persona más feliz del mundo, una de ellas.

Sonreí un poco sin creerme del todo lo que decía -¿Tú qué?- ella también sonreía. Sus manos se colaron por mis caderas acercándome aún más a ella. Notaba su cómo su respiración se mezclaba con la mía.

Fruncí un poco el ceño -Espera, ¿cómo hacemos esto?-.

-¿El qué?-.

-Esto, ¿qué se pone en el contrato de una relación de verdad?-.

Soltó una carcajada echando su cabeza hacia atrás levemente -Nada, simplemente tienes que confiar-.

Sonreí y me acerqué un poco más -En ese caso repítemelo, que no me ha quedado del todo claro- 

-Que estoy enamorada de ti, Ana Guerra- dijo en un susurro que envió escalofríos por todo mi cuerpo.

Sonreí ampliamente y no dudé más en pasar mis brazos por sus hombros para cerrar el espacio que quedaba, uniendo sus labios con los míos.

Ahí descubrí que una de las mejores sensaciones del mundo era notar su sonrisa en mi boca.

Fin.



To All The...Boys?... I've Loved Before // (Warmi)Where stories live. Discover now