<<×Capítulo 10: ¿Te apetece hablar?×>>

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*NARRA JEONGHAN*

Me levanto al día siguiente por los rayos del sol que ya llegan a molestar en la rutina.

Miro la hora, 11 de la mañana. Podía hacer bastantes cosas...

Así que me aseo, me visto "bien" por si alguien viene, doy de comer a mis gatitos y me pongo un reto.

No es algo que haga todos los días pero simplemente me parece algo divertido poder hacer algo nuevo cada día; sin contar lo vago que soy en estas cosas.

Hoy voy a intentar escribir.

Por Joshua.

Busco por la estantería perdida de libros que nunca organizaré y encuentro varios diarios que me compraron de pequeño, y precisamente no estaban usados. No escribía, no me gustaba. Me cojo una libreta cualquiera, un estuche con lápices (y también de colores, pero no los usaré), me siento en el ventanal y reflexiono qué tan mala idea es antes de empezar. Es muy mala.

No soy de escribir, sin embargo adoro leer. Al escirbir no tengo... Ese toque que tienen todos, no me llega ningún tema que diga que puede servir. Irónico.

¿Y si intento hacer una especie de diario...?

¿Y si intento escribir la realidad?

Me doy una bofetada mentalmente, nunca voy a conseguir eso porque no sé empezar, no sé decir vocabulario más extendido, soy simple en palabras y por último, ¿para qué?

A lo mejor lo último deba retirarlo por mi pasión a la lectura, admiro los trabajos que luego me leo y a la vez les envidio porque no sé hacerlo.

Aún si me parece estúpido, decido solo probar, hacerme ver qué tan mala idea puede ser.

Y bueno, hace tiempo que acepté que al tomar decisiones, no había nadie más tonto que yo.

No soy de esos que tienen un diario para anotar todo las 25 horas al día (sí, porque aprovechan el tiempo como si fueran 25 horas en vez de 24), pero quitando eso soy fan de aquellos que lo hacen. No sé exactamente cómo describirlo. No lo hago ni lo entiendo, pero me gusta verlo. Irónico, otra vez.

Preparo un lápiz de los 8 sueltos, le saco un poco de punta sin ensuciar nada y coloco mi mano a punto de empezar a escribir.

Bueno, por intentarlo... Allá voy.

Teniendo la mente en blanco sobre un tema en concreto, escribo Joshua en forma de título.

He leído algunas historias que trataban en verdad sobre los sentimientos que el narrador o el personaje inventado ocultaban hacia x persona, y como admiro eso no tengo otra mejor opción.

Al poner su nombre me llegan un montón de pensamientos, momentos, palabras, frases para poner como si fueran toda una tormenta. Intento solo colocarlos y poner un poco de coherencia a lo que escribía, al menos.

Mientras quiero centrarme solo en lo que escribo recuerdo esos días que mi pasatiempo favorito era observarle. Sigue siéndolo, eso es verdad. No os asustéis.

Pasan por mi mente las veces que le he visto sentado, ya sea en su sillón o en su ventanal, escribiendo. Siempre que buscaba inspiración levantaba su cabeza lentamente, miraba su casa como si fuera un lugar nuevo y luego a través de los vidrios; causando bastantes ocasiones donde nuestras miradas se encontraban repentinamente pero no duraban ni un segundo juntas, la mayoría las cortaba yo por la vergüenza.

Joshua era tan mono... Siempre lo ha sido, se preocupa por la gente, es caballeroso y atento, no haría daño a nadie.

Oigo que alguien llama a mi puerta y por un segundo me maldigo por no haber mirado en el ventanal y descubrir quien era, me levanto de todas formas y voy a abrir.

—¡Shua!

—Hola Han —me sonríe dulcemente, no me esperaba que viniese él.

ESPERA. Soy lo más tonto del mundo. ¿Por qué no recordé que me dijo que venía una hora antes de la hora que habíamos planeado? Justo me había pillado... ¡Con el diario!

Me había quedado tan embobado que no me di cuenta de una bolita de pelo blanca que se escapó, pero por suerte reacciono a tiempo. 

—¡¡Claire!! ¡¡Vuelve aquí!!

Ignoro por un segundo la presencia de mi chico y salgo a cogerla y meterla en casa, qué maleducada.

Joshua solo ríe de la escena y se acerca a mi gatita una vez la cojo en brazos. Rápidamente Claire se adapta a él, siempre ha sido así.

Al final optamos por salir a dar una vuelta, hacía muy buen día y no queríamos simplemente quedarnos en cualquier casa; aparte de que si se quedaba en la mía no sabría cómo reaccionar si llega a ver mi libreta.

Por suerte, aprovecho que se va unos segundos a jugar con mis gatos y escondo el pequeño libro entre los diccionarios que mis padres coleccionaban y por desgracia, yo tenía que tenerlos. Como el 80% de la semana lo pasaban en el barrio me ponían la excusa de que volverían muy pronto y los leeríamos juntos. No había cosa que desease menos. No solo porque esos libros son de mínimo 2000 páginas, también porque aunque mis padres intenten ocultarlo sé que no todo va bien entre ellos. Les conozco, pero no digo nada para no matar el ambiente y que cada uno se fuese por su camino.

Ya con todo guardado y con Joshua a mi lado, salimos de mi casita y solo paseamos mientras hablamos de cualquier cosa; cómo conoció a Jihoon, cómo cantábamos ambos, música en general, cómo era Jihoon y/o cómo era Seungcheol.

Llegamos a lo último que he mencionado y no hablé tanto del tema, al mencionarlo sentía incomodidad.

Era un poco raro tratar de ligar a mi forma con quien me gusta y empezar a hablar de mi ex. O sea, quitando el hecho de que es mi mejor amigo. Simplemente hay mejores cosas de las que hablar, y ahora habrá más porque he perdido esa timidez tan grande que tenía con él. Desde que me dio la mano en la última quedada con los chicos, he ganado a alguien especial.

Dejando de lado ese tema por parte de ambos llegamos a un parque para niños, casualmente vacío.

¿Cómo puedo escribir la realidad? - ∆ j ι н a n ∆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora