Su vista permanecía fija en el techo de la oscura habitación, pero poco le importaba lo que pudiera ver allí. Sus manos estaban entrelazadas sobre su vientre, su cuerpo boca arriba en aquella cama.
Escuchaba la tranquila y acompasada respiración de Raúl a su lado, él hacía ya dos horas que se había dormido. Suspiró cansado, se sentía bastante frustrado con todo aquello.
Escuchó un molesto ruido provenir de su estómago. Cerró con fuerza los ojos. «No tengo que levantarme.» Quería convencerse de ello a base de repetírselo mentalmente. «Si lo hago me desvelaré más.»
Tal vez aquellas afirmaciones habían comenzado a carecer de significado en el momento en el cual, independientemente de levantarse o no por la noche, seguía durmiendo terriblemente poco.
Había pasado ya la que él consideraba la primera fase. En esta primera fase, él se había tumbado en la cama, repitiéndose a sí mismo que aquella noche no sería como las demás, que aquella al menos lograría llegar aunque fuese a las cinco horas de sueño. Raúl le había sonreído antes de dormirse y le había deseado suerte en su cometido.
Parece ser que la suerte no quiso llamar a su puerta.
Su estómago rugió de nuevo, por un momento temió que sus ruidos estomacales pudieran despertar al hombre que descansaba a su lado, acurrucado bajo las sábanas. «Joder Ismael, no pienses tonterías ¿Cómo van a despertar a Raúl los ruidos de tu estómago? Parece que la falta de sueño te afecta a tu ya de por sí escasa inteligencia.» Resopló enfadado.
Estaba en lo que él llamaba la segunda fase. El momento en el cual, ya había pasado más tiempo del que debería para dormirse y su humor y esperanzas comenzaban a decaer. La frustración empezaba a invadirlo, enfadándose consigo mismo por no ser capaz de hacer lo que se supone que debería ser tan fácil.
Ojalá fuese realmente fácil.
Harto de su hambre, se levantó sigilosamente de la cama, que su calidad de sueño fuese una mierda no significaba tener que estropear la de Raúl. Ya de pie, observó quieto en su lugar a su novio.
Estaba un poco encogido, sus pestañas rozaban sus mejillas y podía ver incluso a través de las sábanas como su pecho subía y bajaba lentamente con su respiración calmada. Le gustaba verlo dormir, se le veía relajado y a su parecer, precioso. También parecía darle en ocasiones un aire de inocencia que poco le representaba en realidad.
Sonrió, dormiría increíblemente poco, pero al menos tenía la seguridad de que en todas aquellas noches de insomnio, notaría aquella presencia reconfortante a su lado, oiría su respiración lenta cuando dormía y vería su mirada preocupada cuando se despertaba.
Se giró y caminó queriendo no hacer ruido hasta la puerta, la cual abrió lentamente. Al asomarse al pasillo, le invadió la sensación de que dicho lugar estaba más frío que la cálida habitación cuyas sábanas y edredones lo protegían del gélido clima de invierno.
Anduvo descalzo sobre el congelado suelo hasta llegar a la nevera, abrió y husmeó en busca de algo que llevarse a la boca. Rebuscó, casi todo requería ser cocinado y para ser sinceros, sus ganas de ponerse a cocinar eran más bien nulas.
Miró de reojo el reloj de pared que había en la cocina, marcaba las 3:45 am.
Genial, eso de no lograr dormirse esta muy bien, le encantaba vamos.
Suspiró con amargura y negó con la cabeza. Agarró un paquete envuelto en papel de plata en el cual sabía que Raúl había dejado chope. Sonrió mientras desenvolvía con delicadeza la comida, Raúl siempre que tenía hambre y no quería cocinar se hacía un bocadillo de chope y solía ser bastante pesado con el tema. Creía recordar haberlo oído hacer mención a estos bocadillos en más de un vídeo, pero no estaba del todo seguro. Últimamente no estaba seguro de muchas cosas u olvidaba otras. Efectos secundarios de la falta de sueño y el estrés.
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Simplemente Wisplay
FanfictionEste es el momento en el que se supone que hay que poner una sinopsis to' guapa y yo me limito a poner: oneshots que iré escribiendo de Wisplay. Dejémoslo en que yo y hacer sinopsis no nos llevamos bien, pero digo yo que con esto ya se entiende.