|Lumos máxima|
[Vivir en la ignorancia no le resultaba placentero]
Los milagros existían, de eso Lara estaba segura luego de que un semigigante tirará abajo la puerta de la casucha en la que se estaban quedando por que sus tíos -los cuales se pusieron paranoicos luego de la llegada de ciertas cartas con un logo bastante particular- decidieron tomar sus cosas y arrastrarlos a una remota isla en el medio de la nada misma. Una sonrisa enorme de dibujo en su sonrisa cuando el espécimen llamado Hagrid les dijo que eran magos, ¡Ella lo sabía! Incluso ignoro el hecho de que el pastel que este había traído solo felicitaba a Harry y a ella no, había notado la mirada de disculpa de Hagrid pero era lo que menos le importaba. Su hermano se mostraba receloso pero ella no dudó en seguir el semigigante cuando hablo sobre sacarlos de esa familia de ineptos cerdos que los odiaban.
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Las días antes de ingresar a Hogwarts -el mejor colegio de magia y hechicería según Hagrid- habían sido de locos, en especial cuando fueron a comprar los elementos necesarios para tomar las clases en el callejón Diagon, un increíble lugar lleno de tiendas mágicas, también se llevó una sorpresa cuando descubrió que sus padres les habían dejado dinero antes de morir, por lo cual, no eran completamente pobres.
Noto el hecho de que todos saludaban a su hermano cómo si fuese una super estrella, pero no lo era, solo era un niño con aires de grandeza que había sobrevivido a un hechizo asesino de Lord voldemort -ella había investigado sobre el tema luego de que Hagrid se los contara; sus queridos padres habían sido asesinados por el mago más poderoso y oscuro de todos los tiempos- ciertamente también no noto que nadie sabía de su existencia, por eso cuando preguntaban quién era y ella respondía se quedaban de piedra.
También quedó fascinada sobre los libros de historia de la magia que leyó, se instruyó sobre Hogwarts y sobre aquel mago tenebroso que arruinó su vida. Si había que no le gustaba era la desinformación, vivir en la ignorancia no le resultaba placentero.
Suspiro mientras giraba la varita que había adquirido recientemente en el callejón Diagon y dirigió una mirada de lado hacia su hermano, el cual, dormía despatarrado en la cama de al lado en la habitación del “Caldero chorreante”, en donde se estaban hospedando, un bar para magos y brujas. No podía negar que le tenía cariño, tenían la misma sangre al fin y al cabo y compartieron desgracias pero había algo en Harry que le resultaba ciertamente insoportable, no sabía si era el hecho de que siempre se metía en problemas, el ser tan iluso o la arrogancia en potencia que veía.
Estaba segura que Harry Potter se convertiría en un lobo disfrazado de cordero, y nadie podría verlo excepto ella.
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Hogwarts, un lugar que sin duda pegaba fuerte, su imponente arquitectura se alzaba imponente mientras el pequeño bote en el que estaba se movía con lentitud inquietante sobre el lago con aguas oscuras como la noche que los rodeaba. Agradeció cuando su bote se detuvo y con el su mareo en crecimiento, suspiro cuando terminó por arte de magia de nuevo a un lado de su hermano, el cual, parecía entretenido hablando con el pelirrojo que había conocido en el tren.
—¡Sean bienvenidos!— una bruja con un sombrero puntiagudo y un rostro severo se detuvo frente a ellos —Bienvenidos a Hogwarts, colegio de magia y hechicería. En minutos serán asignados a sus casas, estás son; Ravenclaw, Hufflepuff, Slytherin y Gryffindor. Sus casas serán sus familias durante sus años de estudios aquí, si hacen algo bien serán recompensados, pero si hacen lo contrario su casa perderá puntos—murmuro antes de empezar a caminar, nos movimos detrás de ella quedándonos parados en unas escaleras esperando.
Un chico rubio se movió delante de Harry y sonrió mientras otros dos, grandes y morochos se quedaban a un costado —Ellos con Goyle y Craib — dijo el chico rubio —Y yo soy Draco, Draco Malfoy — murmuró presentándose mientras alzaba la cabeza. Se notaba que no tenía malas intenciones pero si era algo... Altanero.
El pelirrojo se río por lo bajo logrando que Malfoy lo mirará de forma despectiva —¿Mi apellido es divertido? — pregunto y se acercó un poco más —Esa ropa, la cara sucia y el cabello pelirrojo, debes ser un Weasley — murmuró con desdén dejando a Weasley callado antes de volver su vista a mi hermano —Pronto te darás cuenta de que algunas familias son mejores que otras, Potter — dijo extendiendo su mano.
Harry sonrió de lado —Si, ya sé quiénes lo son, Malfoy — dijo dejando que la mano del rubio quedará levantada.
Suspiré y estreche mi mano con la de Draco, este me miró sorprendido y antes de que pudiera acotar algo me presenté —Lara Potter, un placer Malfoy — salude cordialmente, el movió su cabeza en forma de saludo antes de soltarnos las manos
—Igualmente — murmuró. Lo único que pude escuchar antes de ingresar al gran comedor fueron los cuchicheos de los demás niños, completamente conmocionados de que Harry no fuera el único Potter.
Las miradas de mis compañeros no se despegaban del techo, el cual, tenía un hechizo que parecía que estábamos bajo el manto sagrado del cielo pero yo encontraba otra cosas más interesantes; como el número de cabelleras pelirrojas que había en la mesa escarlata, la mesa de profesores y el adorable profesor que prometía ser Albus Dumbledore. Aunque por la mirada de orgullo camuflada que le tiro a mi hermano sabía que habría preferencias.
La selección empezó de manera rápida y con cosas predecibles; Ron Weasley en Gryffindor siguiendo la aparente tradición de todo su linaje, Draco Malfoy en Slytherin aún cuando el sobrero no toco su cabeza, y un deseante Harry que repetía en voz baja que no quería terminar en la casa verde. ¿Qué había de malo con Slytherin?, luego de una sonriente Hermione Granger que se dirigía a la mesa escarlata con pasos rápidos mi hermano subió a la silla de madera, y el viejo sombrero le fue colocado en la cabeza: ¡Gryffindor! Rugió segundos después.
¡Potter, Lara!
Mi nombre sonó de los labios de la profesora y los murmullos se hicieron presentes recordarme que nadie sabía de mi existencia, aquella que había sido opacada por mi hermano. El sombrero fue colocado sobre mi cabeza y lo saludé cordialmente cuando empezó a hablarme, un minuto después ya había tomado su decisión; “Destinada a cosas grandes, ¡Slytherin!”El rostro de sorpresa de los presentes y de mi hermano fue la mayor satisfacción que pude tener, sonreí cuando me quitaron el sombrero y me dirigí a la mesa correspondiente, una mano se alzó entre la multitud invitándome a sentarme a su lado; Draco Malfoy.
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Scars [Draco Malfoy]
FanfictionA Lara Potter no le gustaban muchas cosas de la vida: el sol, los lugares abarrotados de personas, y su propio hermano Harry. Luego de descubrir que ambos eran personas con magia, que sus padres fueron asesinados y que un mago psicópata busca asesin...