LARA ESTABA CANSADA. Qué El club de Eminencias esto, que El club de Eminencias lo otro, eso era todo lo que recorría Hogwarts. De la nada, formar parte del club fundado por el viejo barrigón de Slughorn parecía ser un requisito para ser alguien digno en Hogwarts, y eso, le irritaba de sobremanera. Todas las bocas hablaban de eso: que era, quienes los integraban y el porque los dos hermanos Potter no eran parte. El porque ella no era parte más específicamente.
La pura verdad era que Harry había intentando invitarla a una de las reuniones pero como siempre, lo había hecho de una forma tan egocéntrica que le hizo sentir un peso muerto para su querido hermano, así que tuvo que declinar la oferta con un sonoro vete al diablo y la peor de sus sonrisas. La pelinegra comprendía que quizás el de anteojos no podía ver más alla de dos cuartos de habitación pero si podria comenzar a ser consciente de cómo se dirigía a los demás.
Ella no le debía nada. Él no le debía nada. Estaban a mano y sentir que eran parientes lejanos que solo compartían sangre, era lo mejor.
Termino por cerrar el libro con fuerza, y se escabulló con rapidez entre los altos pasillos de la biblioteca. Agradecía el poder ser una persona escurridiza cuando quería.
Pese a su repentino enojo por el tema del club y la voz irritante de su hermano en sus recuerdos, redujo la velocidad de sus pasos cuando llego a los extensos pasillos y se dejo maravillar por la arquitectura de Hogwarts. Una pequeña sonrisa se formo en las comisuras de sus labios: aquel era su lugar seguro. Desde su primer año pasearse por la inmensidad de la escuela era una especie de terapia silenciosa que llevaba a cabo, cuando se sentía asfixiada o molesta, tomaba su varita y recorría los lugares más lejanos a su sala común. Se tomaba largos ratos en solitario para pensar, llorar o simplemente sentarse a respirar aire fresco, también había adquirido la costumbre de pasar por las cocinas y obtener algún panecillo que los elfos le regalaban aunque lo tuvieran prohibido.
Cuando su visión aprecio un reflejo verde, Draco fue lo primero que apareció en su mente. Su mejor amigo, y la figura que ahora comenzaba a recorrer su cabeza: sus ojos plata ardiente, su respiración acompasada, sus labios recorriendo su cuello... Sacudió la cabeza de un segundo a otro aclarando sus emociones. No habían hablado específicamente sobre lo que había pasado pero nada se había tornado incómodo luego de eso, seguían siendo simplemente Lara y Draco. Aunque si, no podía negar que se le aceleraba el pulso cada vez que un pequeño recuerdo se le arremolinaba en lo profundo de su cabeza. Al final del día, la pelinegra no sabía cómo sentirse a ciencia cierta con respecto a eso. Pero tampoco quería insistir, no era la época más fácil como para agregarle más estrés a la cabeza del rubio. Empezar a presionar para comenzar una relación o algo por estilo no era tema que hiciera competencia con el hecho de ser un mortifago y todo lo que eso conllevaba.
Debía dejarle un poco en paz. No sé volverían amantes ni se casarían luego de compartir una noche.
Removió sus ideas de nuevo, siempre había sido una persona introspectiva que estaba muy consciente de lo que sentía y como lo sentía pero le costaba muchísimo aceptarse cosas. Era como si dar el brazo a torcer consigo misma fuera a cortarle a la mitad. Simplemente el pensar que estaba enamorada de su mejor amigo y que no podía esperar para ponerle una caricia encima de nuevo le volvía desquiciada. No tenía tiempo para un amorío adolescente. Ninguno de los dos lo tenía.
Solo debía concentrarse en la forma de ayudarle a salir de ese maldito entorno. ¿Pero como podía una simple adolescente derrotar a todo un clan de magos oscuros?
Estaba tan ensimismada en su cabeza que no noto cuando una bomba fétida se hizo cercana a ella. El grito que lanzó cuando el líquido cayó sobre ella atrajo miradas, risas y exclamaciones en un pasillo que estaba más transitado. La mirada de muerte que les lanzó a los gemelos Weasley fue letal. Noto que Fred palidecio ligeramente al notar quien había sido la víctima de aquel suceso. ───No voy a preguntar que carajos es esto...─── se quejo moviendo las manos sobre la cara para sacar esa mucosidad de su rostro. Solo estaba segura de una cosa: apestaba. ───pero si voy cuestionar, ¿que carajos hacen aquí?
George río antes de acomodar su traje color marrón y le lanzó una mirada a su hermano, que pese a no perder su expresión risueña se mostraba apenado por hacer que su ex-casi-algo-que-no-funciono termine empapada en ese nuevo producto de la tienda. ───Eso es asunto privado... ─── murmuró George. ───¿Verdad, Gred?
───Claro, Feorge ─── el respondió antes de dejar de rascar su nuca. ───Lo lamentamos,
───Habla por ti... ─── discutió su hermano. Lara le lanzo una mueca de molestia.
───Bueno, lo lamento, Lara. Es un nuevo producto de Sortilegios Weasley que está en fase de prueba.
Lara bufo. ───¿Y yo soy el sujeto elegido para probarlo? ─── se quejo. ─── Pues déjame decirte que funciona. Estoy terriblemente molesta y los demás terriblemente divertidos. ─── al notar la expresión del pelirrojo, su mirada se suavizó. Guardaba un cariño especial por él, siempre lo había hecho. Consideraba que de todos los Weasley, eran los mejores aunque odiara admitirlo. Siempre graciosos, de buen humor y con una extraña forma de alentar hasta lo que era casi imposible para que sucediera.
Fred había sido un buen tipo para con ella, pero no era su tiempo, o simplemente no estaban hechos el uno para el otro. ───¿Cómo va la tienda? ─── indagó. Ambos habían dejado la escuela justo antes de graduarse y se habían aventurado juntos a abrir una tienda de cosas para bromas, dulces y demás. Todo muy al estilo de los gemelos. Había oído que les iba muy bien.
───Increible, ─── respondió Fred.
───como a nosotros. ─── termino George.
───Bueno, ─── ella casparreo la garganta. ───Ya que no van a decirme porque están en Hogwarts, me largo. ─── paso por su lado ignorando el hecho de que ambos hicieron una mueca de asco y le burlaron por el hedor. Esas estúpidas bromas. ───Los odio, que tengan una semana horrible. ─── se despidió.
───¡Te amamos, Lara! ─── ambos se despidieron. La pelinegra oyó sus risas a la lejanía.
Pese a que tenía curiosidad de saber el porqué de la visita y la nula supervisión que habían puesto sobre los gemelos sabiendo como eran, Lara apresuró el paso con la intención de llegar a la sala común y posteriormente a su habitación. Sonrió cuando noto que le parecía surreal el hecho de andar caminando por allí cubierta de vaya a saber qué y comprendió que el objetivo de aquella estúpida bomba era ese. La maldita broma le hizo olvidar de todo lo que el atosigaba la cabeza por al menos unos cortos minutos.
Todo el positivismo que tenía con respecto a su situación volvió a desaparecer cuando olfateó de nuevo ───¡Carajo, que asco! ─── se quejo en voz baja mientras ignoraba las miradas de sus compañeros de casa.
Necesitaba un baño al estilo muggle. Uno largo, silencioso y con mucha espuma.
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Scars [Draco Malfoy]
FanfictionA Lara Potter no le gustaban muchas cosas de la vida: el sol, los lugares abarrotados de personas, y su propio hermano Harry. Luego de descubrir que ambos eran personas con magia, que sus padres fueron asesinados y que un mago psicópata busca asesin...