❥『Free Love • NoRenMin』

❥『ONE』

❥『Jeno estaba boquiabierto, el dibujo de RenJun era arte. El dibujo tenía principalmente los colores azul y blanco, y se podía ver un automóvil vintage recorriendo un desierto.
La mezcla, los pequeños detalles en los que RenJun siempre se centraba era lo que hacía su estilo tan único y especial.

Casi se lanzó encima de RenJun, aplastándolo con sus brazos. Besó su mejilla con un sonoro ruido y se quedó embobado mirando la ilustración.

-Es maravillosa, en serio que eres un artista, debe haberte ocupado muchísimo tiempo -comentó, dejando el regalo sobre su escritorio. Luego lo colgaría cual trofeo en su pared.

-Nah, unos meses. Porque soy un vago y nunca termino nada rápido.

-Por lo menos lo acabas, yo no. Así que te admiro.

RenJun esbozó una tierna sonrisa, bajando su mirada para evitar contacto visual con Jeno. Gustaban uno del otro, y se podría ver a leguas. Por eso actuaban tan tímidos, aunque nunca dejaran la confianza y la soltura de lado.

-¿Y qué te parece mi dormitorio?

-Desordenado, sucio, cutre.

-Vaya, gracias. Siento que a la princesa no le agrade del todo.

-Deja de llamarme así, gilipollas.

-Bah, pero si te encanta -con su mano sujetó la mandíbula ajena y apretó sus mejillas. Como consecuencia recibió un manotazo y un gruñido.

-Vale, son las once. ¿Qué quieres hacer?

-Pues... es tu pueblo, di tú algo.

-Y tú eres mi invitado y el quejica.

-Bueno -suspiró-, pues qué tal si vamos a algún parque o algo.

Jeno asintió y desapareció por unos momentos. Escuchó de fondo una conversación, y al instante vio al hermano mayor de Jeno; Lee Yoonoh.
El chico fue directo a abrazarlo mientras sonreía.

-Hola, cuñado. ¿Qué tal el pueblo?

-Bien -respondió incómodo, pidiendo ayuda con sus ojos a Jeno. Él se reía, ya que conocía la vergüenza que carcomía a RenJun cuando hablaba con su hermano mayor.

-Pues disfrutad, tortolos. Y toma -le dio un billete a Jeno a la par que le susurró algo al oído.

Se sonrojó con furia después de darle un golpe a su hermano, quien salió riéndose. Invitó a RenJun a abandonar su dulce posada. Antes de salir, cogió lo imprescindible; la cartera con el DNI, dinero, su carnet de estudiante y su móvil.
Cuando abandonaron su domicilio, RenJun tuvo la iniciativa de entrelazar su mano con la de Jeno. Así pasearon rumbo hacia un parque apartado del «centro» para estar sentados en uno de los bancos.

Llegaron a un terreno de césped artificial donde había columpios, balancines y toboganes de tamaño chico. Se instalaron en uno de los bancos que estaban bajo la sombra de una gran encina.
Al sentarse, RenJun descansó su cabeza sobre Jeno, y a su vez él la apoyó también sobre RenJun. Daban la imagen de una bonita pareja.

-¿Sabes? Menos mal que no pasa nadie por aquí -musitó Jeno, disfrutando al máximo del momento.

-¿Tanto te avergüenzas de mí?

-Es que la gente aquí es... menos abierta de mente, sabes. Y probablemente se queden mirando incomodando y cuchicheando sobre «Hey, el hijo del mecánico es maricón y está con un pijo de ciudad».

RenJun empezó a reírse de manera ruidosa. Contagió su hermosa carcajada a Jeno y empezaron a crear una suave melodía al compás de sus voces.