"Or Nah?" [HyungWonho/2Won]

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Jadeó agudo cuando sintió la húmeda lengua de su amante recorrer toda la extensión de su cuello a lo largo y ancho. Los blancos incisivos juguetearon con la voluptuosa manzana de Adán de HyungWon. Y este sintió una densa oleada de calor tan arrasador que le ponía su sangre a hervir. Sus ojos se cerraron fuertemente, tratando de cesar los inminentes gemidos que querían salir de su pecho, con dicho gesto.

—Mnah... —gimió excitado, perdiendo la batalla contra sus terminales nerviosas. Arqueó su columna, estirando un poco más los músculos de su delicado cuello, el cual tenía grabados los vestigios de suaves mordeduras. Las delgadas cadenas metálicas sonaron en un tintineo firme, lastimando muy ligeramente sus muñecas sujetadas al respaldo del camastro.

HoSeok rió por la nariz al escuchar.

—Tranquilo, HyungWonnie —susurró sobre el pecho desnudo del mencionado —. Sé lo que quieres, nene. Yo te lo daré, sí. Pero todo a su debido tiempo, ¿de acuerdo? —propuso metiendo una de las suaves y erectas tetillas que se le ofrecían frente a él a su cálida boca. Mordisqueó con deseo el pequeño trozo de carne entre sus dientes, provocando descargas eléctricas que hacían temblar y gemir al frágil cuerpo debajo.

—Por favor... —pidió clemencia ante la exquisita tortura que se le imponía en aquellos momentos. Sus ojos llenos de lágrimas causadas por sensaciones infinitamente placenteras. Nunca había experimentado este tipo de necesidad, que en cierta medida, le abrumaba.

HoSeok ignoró al pobre chico y siguió gozando de su cuerpo. Lamiendo y estrujando suavemente entre sus dientes la carne del torso, mientras que sus traviesas manos amasaban los muslos tan blancos y los firmes glúteos que portaba HyungWon. Hace un par de horas, WonHo estaba completamente decidido a llevar al pelirrojo hasta su casa y dejar que ahí Hyung se recompusiera de la droga que le fue suministrada en su sistema, pero la terca insistencia de HyungWon con eso de ser jodido con fiereza en el club le convenció de hacer todo lo opuesto. Es por eso que ahora se encontraban en uno de los departamentos que HoSeok tenía, uno que se hallase cerca de aquel club BDSM del que salieron hace ya cuatro o cinco horas atrás.

WonHo sabía que no era correcto cogerse al mesero virgen —que ahora estaba aprisionando entre sus brazos— mientras estaba extasiado por la innecesaria ayuda del Xanax líquido que le suministraron sin su consentimiento. Y es por ello que el empresario optó por preparar de a poquito en poquito a un muy desesperado HyungWon. Aunque a estas alturas, el joven chico, ya debería estar en sano juicio y capaz de tomar sus propias decisiones sin ningún apujo.

WonHo había empezado su cena con una serie sofocante de húmedos y calientes besos en el costoso sofá de su sala. Seguido del manoseo morboso que le proporcionó al menor sobre una mesita situada en el pasillo que dirigía hasta su alcoba —pudiera ser que en el proceso hayan estampado un jarrón de flores contra el suelo—, pues la urgencia de HyungWon no permitía pausas para conseguir un buen orgasmo. Y HoSeok, como el caballero galante que es, se lo concedió sin ningún problema ahí mismo, teniéndolo recostado y con las largas piernas enrollando su caderas sobre la mesita de pino que adornaba su pasillo.

—Uouh —había dicho HyungWon luego del largo orgasmo que consiguió. En su tono ya no quedaba pizca alguna de la neblina provocada por la droga. WonHo percibió el cambio en la mirada del menor, era obvio que el Xanax ya se había diluido totalmente en su torrente.

HoSeok creyó, casi lo había jurado, que HyungWon caería en cuenta de lo que ocurría en esos instantes y se alejaría de su calor por la vergüenza y el remordimiento de ser abusado mientras no podía pensar claramente. Pero eso jamás ocurrió. HyungWon no lloraba ni lamentaba que HoSeok estuviera manoseando su sexo ahora flácido con su mano izquierda, mientras el empresario aplastaba su propia erección, encerrada en los pantalones de lino, contra los hermosos glúteos desnudos de HyungWon.