Capítulo 10*

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Cierro los ojos sintiendo la brisa fresca que me anuncia que está anocheciendo.

Escucho una rama partirse y me reincorporo de inmediato sentándome. Me giro hacia atrás buscando el causante del sonido.

-No puede ser...-Susurro cogiendo mi ropa lo más rápido que puedo.

A lo lejos veo a la pandilla de Henry que por suerte aún no me ha visto.

Me pongo los pantalones seguidos por los calcetines y las zapatillas. Cuando alzo la cabeza para comprobar que no me han visto veo a Belch girarse. Sus cejas se alzan con sorpresa al verme en sujetador. Niego con la cabeza rogando por que se mantenga en silencio.

Me giro sin apartar la mirada de Belch para dirigirme a mi bicicleta mientras coloco mi camiseta en mis brazos para ponérmela. Me choco contra un torso firme.

-Wow.-Henry baja la mirada de mis ojos a mis pechos.

Me pongo la camiseta en seguida.-Yo...

-¿Cuánto has dicho que cobras?-Ríe.

-Una hostia, ¿te apetece?-Gruño.-Ya sabes cómo son, ya has probado varias.-Sonrío falsamente para después volver a mi cara de disgusto y pasar por su lado hacia mi bicicleta.

-¿Cuánto te ha pagado Patrick?-Suelta.

Me doy la vuelta.-¿Qué?

-¿Que cuánto te ha pagado Patrick?-Se gira hacia mí.

-¿De qué hablas?-Exclamo.-¿Eres idiota?

-¿O tal vez sois novios a escondidas?-Se burla pero no tarda en fruncir el ceño analizando mi cara.

-Estás loco.-Niego con la cabeza.-¿Qué te hace pensar que salgo con él?

-Lo he notado.-Se encoge ligeramente de hombros.-¿Crees que soy idiota? Mira niñata, por si no te has dado cuenta tengo ojos.-Gruñe.-Vamos, admítelo.

-No voy a admitir algo que no es cierto.-Frunzo el ceño.-Y si tienes dudas pregúntale a tu amigo.

Me giro de nuevo. Agarro por el manillar la bicicleta para subirme en ella pero Henry se acerca a mí a grandes zancadas, me agarra de la muñeca y me estampa contra un árbol. Su rostro está tan cerca del mío que noto su aliento mentolado en mi cara. Su cuerpo roza el mío y mi corazón comienza a latir como loco.

Su mirada de pocos amigos se encuentra clavada en mis ojos. Nos mantanemos así unos segundos. Su mirada baja a mis labios, paso mi lengua por ellos ya que los noto secos. Noto cómo su mandívula se tensa y tras unos segundos se aparta frunciendo el ceño. Suspira pasando su mano por su pelo.

-Joder...-Murmura, y dicho eso se marcha.

Me quedo un momento apoyada en el árbol asimilando lo que acaba de pasar. Me subo en la bicicleta y pongo rumbo a mi casa aún alucinando por lo sucedido hace escasos minutos.

Al llegar me doy un baño y ayudo a mi madre a terminar de hacer la cena. Cenamos en familia como siempre.

-Cariño.-Habla mi padre.-Mamá y yo hemos pensado...-La mira para después mirarme a mí algo nervioso.-Hemos pensado en salir mañana por la noche, algo romántico, ya sabes.-Mi madre sonríe al ver a mi padre con las mejillas sonrosadas.-Si te parece bien, si no, no pasa nada.

-Oh, no.-Le sonrío.-Claro, salid, pasadlo bien.-Mi padre sonríe aliviado.-Hace tiempo que no salís a solas, así que me parece estupendo.

-Gracias.-Me sonríe.

-Papá, no soy tu madre no tienes por qué.-Río.-Es normal que quiera que lo paséis bien ¿no?-Mis padres comienzan a reír.

Cuando terminamos de cenar me subo a mi habitación. Me pongo mis zapatillas y, con mi ligero pijama veraniego de rayas blancas y negras, salgo por la ventana.

Srita BowersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora