XI - RECUERDOS QUE MATAN

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- Vámonos por favor, no quiero que me vea, por favor

- Claro que sí, pero explícame que pasa

- Después, vayámonos ya, te lo suplico

Salieron a hurtadillas de allí y con mucha prisa buscaron un lugar tranquilo, tanta prisa que Santiago no noto que Steffy estaba llorando hasta que se detuvieron en una banca, la miro y se conmovió, la rodeo con sus fuertes brazos y no dijo nada, solo la dejo llorar y espero con paciencia a que ella se tranquilizara

- Lo siento – mientras limpiaba de su cara un mar de llanto

- ¿Estás bien? Me tienes muy preocupado ¿Qué puedo hacer para que estés mejor?

- Dame un momento, te prometo que me incorporo

- Y me cuentas que fue lo que paso ¿cierto?

Asintió, sonó su nariz y ya más tranquila decidieron ir a tomar algo, él le pidió una malteada de fresa porque sabía que le encantaba y trataba a toda costa de reanimarla. El silencio entre los dos era ya muy incomodo

- Eh! Este... ¿si esta rica tu malteada?

- Cuando cumplí doce años vivía como cualquier niña, feliz, con sus padres, jugando y aprendiendo mucho en la escuela, pero un día a mi mamá le dio un dolor muy fuerte en el estómago y la llevamos al hospital, cuando volvió a casa ya no tenía a mi hermanito en su pancita y a cambio de eso sufría de una fuerte infección y mucha hemorragia que la tenían muy mal, papá me dijo que no pasaba nada y que si la cuidábamos y le dábamos mucho amor ella se iba a mejorar muy pronto, pero por más que yo me esforzara y la consintiera todos los días ella no mejoraba, ya ni se paraba de la cama y no paso mucho tiempo para que murieran los dos, mamá por su enfermedad y la tristeza de haber perdido a mi hermanito y mi papá porque él decía que sin ella no había vida y su mirada de amor se convirtió en resentimiento, ya no me hablaba, ni jugaba con migo, lo único que hacía era levantarse temprano e irse a su trabajo y volver ya tarde en la noche, ebrio y me decía "ya deberías estar dormida" – Santiago le veía y la tristeza de eso que escuchaba lo tenía inundado – el día que cumplí mis quince años me dijo que me tenía una sorpresa y pensé "va a cambiar y todo será bueno de nuevo, aunque seamos los dos solos" pero la sorpresa fue que llego esa tarde con una mujer delgada y desaliñada que cargaba un bebe pequeño "Ella es María y tu nuevo hermanito, van a vivir con nosotros" mis ojos se abrieron como platos en órbita y mi desilusión no me dejo pronunciar palabra, de ahí en más todo fue de mal en peor, María me detestaba y siempre le decía mentiras a mi papá sobre mí, decía que yo le pegaba al bebé y que no hacía más que holgazanear, lo que me traía castigo tras castigo, hasta que un día, a poco más de un año María le dijo a mi papá "yo creo que lo mejor es que Steffy se vaya y haga su vida, ya está muy grandecita y aquí no es más que una carga" las palabras de mi padre fueron "Me da igual". Mi corazón ya roto se cayó en pedazos al suelo, María no perdió la oportunidad y ella misma me empaco la ropa, me dio algo de dinero y me saco a la calle la mañana siguiente cuando papá salió a trabajar. Ronde por el barrio esperando que él saliera a buscarme y a pedirme perdón para que regresara a casa, pero no paso, así que busque el acilo de una tía paterna con la que viví poco más de un año, pero se cansó y me saco a la calle, estuve aquí y allá hasta que conocí a Luz, la ancianita en la plaza de mercado y bueno, esa parte de la historia ya la conoces

- Vaya, no sé qué decirte, me siento muy impactado. Sabía que tu pasado tenía que tener historia, pero esta ¡uf! No me imagino lo que has sufrido y por todo lo que has tenido que pasar – la consoló con ternura un largo rato y cuando vio que sus enrojecidos y tristes ojos dejaron de llorar – Pero ya, todo ha cambiado y es hora de que esos recuerdos sean pasado, yo estoy aquí y me voy a esforzar mucho por que seas feliz

- Gracias, puedes estar seguro de que ya lo haces

- ¿Puedo pedirte algo?

- Lo que sea, solo dime

- Perdona a tu papá, estoy seguro que, si sacas ese dolor de tu corazón, podrás ser más feliz y reconciliarte con tu pasado, así el dolor de haber perdido a tu mamá lo podrás reemplazar por los momentos felices que pudiste vivir con ella. Te aseguro que ahora que todo es diferente te lo disfrutaras al máximo y tendrás la vida plena que mereces

- ¿Perdonarlo? Es muy difícil, no sé si pueda

- Claro que puedes y yo te apoyo. Hagamos algo, esta noche abre tu corazón y tu conciencia, habla con tu madre y en oración agradécele su amor y el tiempo que estuvo contigo y ofrécele el perdón a tu padre como muestra de cuanto la amas a ella y cuanto deseas que su amor perdure en ti. Sé que puedes ¿Lo harás, por mí?

- Difícil, pero te prometo que voy a intentarlo

Ya sin ganas de nada dieron por terminadas las compras y se fueron a casa, como era sábado la visita podía durar hasta las diez, se quedaron en el jardín y hablaron mucho, Santiago le luchaba a encontrar la forma de hacerla reír y que olvidara el mal rato de la tarde; poco a poco con la rutina, el pasar de los días y habiendo seguido el consejo de Santiago logro perdonar a su padre e ir sacando el resentimiento de su corazón

Elvia comenzó una relación muy bonita con Bernardo y juntos decidieron que al ser pareja y vivir juntos era su deber velar por los ingresos de la casa, que con el restaurante y los locales que Bernardo tenía en arriendo sería muy fácil y así permitir que Steffy y Marcela tuvieran una juventud más normal, sin tener que trabajar y poder dedicarse al estudio, aunque ellas continuaron vendiendo los postres en sociedad para tener una fuente de ingresos para sus gastos. Marcela y David seguían juntos con todo y los pleitos por que él no dejaba de coquetear por ahí con chicas del colegio. Steffy tranquila, sacando las mejores notas de su clase, disfrutando de su familia, sus amigas y cada día más enamorada de Santiago, que más podía pedir.

SteffyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora