Capítulo 22

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Harry:

Se había encerrado sóla en la que sería nuestra habitación por las vacaciones. No quería hablar con nadie más que con Gemma. La escuchaba hablar por teléfono con alguien que suponía que sería alguno de los chicos o Nicole. Sólo salía a buscar comida o a ir al baño. No me hablaba, simplemente decía "Gemma dile a Harry que..." en voz baja y luego volvía a la habitación.

-¿Cuando os vais?- Preguntó Gemma mientras ambos cenábamos en silencio en el comedor.

-No lo sé, en dos o tres días, Lou me mandó un mensaje antes que decía que el lunes teníamos que coger el vuelo yo que sé a no sé que hora.-Dije de mala gana mientras cogía mi vaso de cerveza.

-Harry, tienes que intentar hablar con ella.-Dijo Gemma apenada.-No quiero que esteis así, es viernes, proponle salir a dar un paseo o id mañana a cenar a alguna parte.-Dijo ella mirándome mientras yo permanecía con mi vista fija en la puerta del cuarto.

Esta se abrió de pronto dejando entrever a mi novia con una sudadera gris, un short negro y el pelo atado en una rosco. Ella vino con la boca cerrada hasta Gemma, le susurró algo al oído, cogió un paquete de galletas de chocolate y volvió a su habitación. Gemma sonrió complice y me miró.

-Dice que tienes que reservar los billetes, que Lou la llamó para que tu llamases a Paul para que él lo hiciera.-Dijo Gemma bebiendo agua.- ¡Ah! Y dice que quiere chocolate de caramelo, que si se lo puedes ir a buscar.-Dijo ella explotando en una carcajada.

-Que vaya ella a buscarlo, no te jode.-Dije levantándome de la mesa con mi plato y el vaso y dejándolo sobre la encimera.

-Harry...-Me riñó Gemma. 

Bufé y me abroché la camisa de botones que tenía suelta. Me puse las botas y cogí la cartera para bajar a la tienda 24 horas que estaba en frente del edificio. Bajé corriendo y crucé la calle notando el frío viento de otoño. Entré en la tienda con amal cara. La dependienta me miró por encima de sus orteras gafas de pasta rosa y naranaja. Paseé por los pasillos buscando los dulces. Noté el flash de una cámara por el cual levanté la cabeza para ver a una chica de pelo castaño y rizado que me miraba asombrada con su móvil en sus manos.

-Perdón.-Dijo al ver mi ceño fruncido.-Sólo quería enviarselo a mis amigas.-Dijo en una voz fina y dulce. 

-No pasa nada.-Dije esbozando una ligera sonrisa sin dientes.- ¿Quieres una conmigo para dar envidia?-Dije sonriendo de lado y caminanado hacia ella quien me miraba asombrada. Yo me coloqué a su lado y ella sacó la foto.

-Gracias Harry.-Dijo ella sonriendo dulcemente.-¿Cómo está Harriet?-Preguntó inocente. Yo la miré de reojo y bajé la vista.-Oh, perdón no te quería incomodar. Lo siento.-Dijo demostrando su culto lenguaje para una joven de su edad.

-No pas anada, tengo que irme.-Dije evitando la coonversación con ella. Caminé hasta donde divisé el chocolate con caramelo y compre dos tabletas.

Al lado de la caja vi un estante con chupetes de bebé con el nombre escrito. Busqué el de Edward pues era el único que teníamos decidido. Estaba en verde con gusanitos dibujados así que decidí comprarlo. Mientras miraba entre los de niña encontré el que Harriet quería para la niña, Noah. Lo sostuve entre mis manos y miré los colores de este por encima, era lila y amarilla con algunas abejitas dibujado. Lo cogí también decidiendo hacerle el capricho a Harriet y llamar a la pequeña Noah. Lo pagué todo y lo guardé en la bolsa. Subí al piso de nuevo. Antes de entrar escuché su divertida risa junto con la de mi hermana. Las miré desde la puerta y ambas estaban sentadas en el sillón riendo de algo que Gemma leía en una revista.

-Sí, a mi me pone este que dicen que se llama Lewis, pues ese.-Lo supe al instante, a Gemma le encantaba reirse de los errores que cometían las revistas sobre nosotros.

Nobody says it was easy (continuación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora