Al decir las palabras que tanto había deseado el nudo en el pecho de Frederick se soltó milagrosamente. Echó un vistazo a su amigo quien estaba casi entrando en un ataque pánico mientras miraba a Danielle. La muchacha abrió los ojos de par en par al escucharlo y su piel palideció tan rápido que lo alarmó, luego en un gesto desesperado levantó la mano en modo tácito de ayuda y se desvaneció.
Agradeció a todos los dioses que conocía por haber sido lo suficientemente rápido para reaccionar y tomarla en brazos mientras caía desmayada.
Lleno de preocupación la recostó en el suelo y comenzó a desatar la pechera y todos los lazos que la comprimían mientras Nicholas lo miraba con expresión ausente.
-¡Ayúdame tonto, no te quedes ahí parado!-le ordenó mientras intentaba aflojar la ropa de la joven.
-No está asfixiada Fred deja de desnudarla por favor... ¿demonios pensé que lo harías con más tacto!-y comenzó a sacudir su desordenado cabello oscuro y a fruncir el ceño.
-¿Cómo sabes que no está asfixiada? ¿Qué haría con más tacto? Maldita sea, todos actúan demasiado extraño-comenzó a gritar impotente con Danielle en brazos.
-Despertará pronto, vamos llevémosla a la mansión y te explicaré todo-y le echó una débil mirada a la chica sonrojándose al ver atisbo del corpiño y la camisola de lino sobre su pálida piel-¡Y por favor cúbrela con algo!-maldijo y partió hacia adelante.
-No me digas que tienes pudor-le gritó sarcásticamente a lo cual Nicholas respondió con fastidio-Ahora es una mujer Fred, no una niña y ya soy un hombre también.
-¿Así que ahora la encuentras atractiva Nick?-le preguntó en tono venenoso
-Vete al demonio Fred, estaría borracho si no lo hiciera-le gritó a la distancia.
Así que por eso estaba tan preocupado por que la viera...maldito infeliz, reflexionó Frederick mientras tapaba a Danielle con su chaqueta. Estaba inconsciente y su rostro parecía demasiado relajado, ver aquello le dio un súbito escalofrío y comenzó a correr hacia la casa. Al llegar se encontró con las Flipsen que lo miraban atónitas mientras cargaba el cuerpo de su familiar.
Fancy y las demás pequeñas se acercaron horrorizadas pero su abuela la miró a lo lejos con gesto ácido:
-¿Milord, qué ha pasado?-preguntaron al unísono
-Lady Belcher se desmayó, necesito que informen a mi criado para que busque a un doctor urgentemente, mientras la llevaré a su habitación
-Podemos llevarla nosotras milord, no hace falta que se tome tantas molestias por...-le dijo la vizcondesa con un tono molesto intentado quitar a Danielle de sus brazos.
-Es mi mejor amiga, no es para nada una molestia-afirmó Fred a lo que la vizcondesa dirigió una desdeñosa mirada llena de resentimiento.
-Ahora hagan lo que digo- se dirigió a las jóvenes que rápidamente comenzaron a buscar a algún criado.
Frederick subió las escaleras mientras sostenía a Danielle, todavía no lograba entender por qué la chica había reaccionado tan negativamente a su aparición.
Entró al dormitorio donde Nicholas lo esperaba de brazos cruzados y enojado. La depositó suavemente en el colchón y lo miró fríamente.
-¿Por qué Danielle se desmayó? Quiero respuestas Nicholas, ¿Qué ha pasado en estos 10 años que no me has contado?
El hombre se sentó en un sillón cercano y lo miró receloso.
-Para ser honesto ella te detesta Fred, te odia desde que la dejaste...piensa que la utilizaste como un juguete y luego la desechaste, le prometiste estar a su lado después del accidente y te fuiste sin explicación-tomó aire como si las palabras no fueran suficientes para explicar todo.
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Sorpresa de un jazmín
RomanceLa joven Danielle Belcher se encuentra en la disyuntiva que aquejaba a todas las mujeres de Londres en 1860, encontrar marido. Con un temperamento entrometido, curioso pero rígida e inteligente debe afrontar su complicada situación económica para l...