Anhelo

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Las dos semanas de luna de miel pasaron en un abrir y cerrar de ojos para Danielle, quien se encontraba más que feliz con su nuevo estado civil. En ese tiempo pudo conocer a Frederick de una manera más profunda, ya que diez años de distancia los habían convertido a ambos en casi unos completos desconocidos.

El viaje a Nueva York también colaboró en abrirle los ojos de una manera más que efectiva, había comenzado a comprender que la enfrascada sociedad londinense se estaba comenzando a volver algo tradicionalista y cerrada, de modo que ignoraba todos los avances culturales y sociales que había a su alrededor para concentrarse en una patética pelea para saber quién tenía más derechos por determinado título o determinado linaje. De hecho, concluyó junto con su marido que el poder y auge aristocrático estaba comenzando a mermar y seguramente vería su final en unas pocas décadas. La sociedad industrial cada vez crecía más y con más fuerza, los nuevos ricos como los Bell, los Hawke y los Grant en América eran más que reconocidos que en Londres y su marido, a pesar de su título, tampoco se había quedado atrás.

-¡No sabes lo que descubrí, madre!-festejó llena de emoción intentando no tirar las tazas de té de la merienda por culpa de su impetuosa actitud-Frederick defiende la industria y las ideas liberales, además piensa que los trabajadores y quienes no poseen sangre azul merecen los mismos derechos que nosotros ¿a que no es maravilloso? Ni siquiera me juzgó como todos estos malditos snobs cuando se enteró de mi pasado como institutriz-Danielle estaba tan enfrascada en la felicidad de descubrir que su marido defendía las mismas ideas que ella que ignoró completamente su sentido común y le comentó a su madre llena de expectativa. Desgraciadamente los efectos no fueron alentadores.

- ¡Por amor a Dios!¡¿Cómo puedes estar contenta con eso?!-Cherisse se persignó unas cinco veces antes de seguir sermoneando a su hija-Un noble con tendencias liberales...eso parece un mal chiste. Hija, yo sé que debido a nuestra situación tuviste que hacerte cargo del futuro de la familia, pero no debes de olvidar que tienes sangre noble al igual que él, los plebeyos no merecen nuestros derechos de nacimiento. Jamás en mi vida he escuchado que un noble se gaste en actividades de rédito económico como inversiones, es toda una falta de respeto a su apellido y a su posición social-su hija la miró de reojo suspirando para no soltar un improperio, comprendía que su madre estuviese algo reacia a modificaciones en su acotado círculo mental pero no podía creer lo que estaba escuchando, apenas podía entender que ella hubiese sido quien los había educado de niños.

-Madre, ya comienzas a parecerte a esas matronas que no tienen otra cosa más interesante que hacer que chismorrear y criticar a todo el que se cruce en su camino. No es una falta de respeto a su apellido hacer inversiones, eso mantiene su posición social "privilegiada" también ya que si no tuviera ni un chelín sería un pobre con título como nosotros-había comenzado a sujetar demasiado fuerte la tacita y tuvo que colocarla sobre el plato para evitar romperla. El mal humor la había encarnado como una densa cortina de humo de un fumador empedernido, estaba más que ofendida por el obvio descaro que tenía su madre al criticar a Frederick siendo de que por él ahora podían vivir más que cómodos y sin preocupaciones-Te recuerdo que es mi marido quien mantiene la educación de Francis, tus vestidos nuevos, los tan necesarios arreglos para la casa y el futuro viaje por el continente...así que preferiría que te fueras acostumbrando a los términos de empresarios porque no harán más que continuar, por si no lo has notado, la podrida sociedad en la que te mueves le queda menos hilo en el carretel de lo que esperabas y si no cambias tu manera de pensar estarás más que perdida. Ahora si me disculpas, debo de volver con mi deshonroso marido liberal...el aire comienza a estar enviciado aquí y no quiero morir asfixiada por tus cretinos comentarios, comienzas a parecerte a la gárgola esa-se quejó de mala manera haciendo referencia a que su madre había pasado demasiado tiempo con Griselda mientras ella estaba de luna de miel, y como era de esperar se había compenetrado con sus ideas anticuadas.

Sorpresa de un jazmínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora