Sueño profundo

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 Danielle fue la última en llegar a la salida, estuvo todo el tiempo dando vueltas alrededor de uno de los altos setos mientras sentía las voces lejos de ella. No quería salir de allí hasta que le fuera posible bajar el intenso color en sus mejillas y el calor que sentía, no podía controlarse ni siquiera para respirar con normalidad y los besos de Frederick le habían hecho la tarea extremadamente más difícil.

Estuvo totalmente agradecida por la rápida reacción de él para desviar la atención de sus primas con aquella pequeña excusa, aunque sabía que Fancy no era tan ingenua como para creer que una caída había desacomodado su ropa de tal manera.

Aquella distracción le había dado la posibilidad de salir huyendo de allí y evitar el escrutinio, rogó a los cielos que a su prima mayor no se le ocurriera siquiera nombrar el asunto en frente a su abuela o todo sería un gran desastre.

La sombra de la duda la atravesó nuevamente, ¿Frederick dijo aquello para protegerme o protegerse a sí mismo de Fancy?. No podía olvidar tan fácilmente que Fancy y él habían compartido momentos en la biblioteca y la dolorosa punzada de los celos apareció demasiado fuerte como para ignorarla.

Luego de tomar dos minutos más de recreo mental, escuchó celebraciones al lado de la pared vegetada y buscó a tientas la poca cordura que le quedaba para salir de allí fingiendo que nada había sucedido.

-¡Al fin querida!-la abrazó Arlys apenas llegó por el arco sin darle oportunidad de mirar siquiera hacia arriba-Pensamos que te habías perdido, hace más de 10 minutos todos terminaron el juego-su amiga parecía demasiado preocupada mientras Clarisse se acercaba a inspeccionar la situación también.

-Ya estaba por enviar a Gerard a que te buscara...ese laberinto es terrorífico-afirmó muy convencida la rubia mujer y Danielle dudó si había estado en el mismo espacio que ellas. Para mi fue una extraña y excitante experiencia, pensó para sus adentros.

Levantó los ojos para observar cómo su abuela disfrutaba la situación, era claro que había quedado como una idiota perdiéndose y estaba demasiado feliz con ello.

Fancy no le dijo nada, por lo menos aún no...

Se desvió de sus pensamientos para observar cómo vanagloriaban a Frederick, lo coronaban con una pequeña tiara de flores y lo aplaudían sus primas más pequeñas, era obvio que había ganado el reto con demasiada facilidad. Él pudo sentir sus ojos detrás de su espalda y se volteo para verla a los ojos, pero ella los apartó rápidamente y se dispuso a hablar con sus amigas.

-Ahora, Lord Frederick debe reclamar su premio-afirmó circunspecta Griselda.

-Preferiría guardarlo para una situación especial Madam, según tengo entendido uno puede hacer lo que desee con su premio-le contestó con una seriedad y una confianza envidiables y su abuela se quejó por lo bajo.

-Pues claro milord, lo que usted desee-hizo una reverencia y se sentó en uno de los bancos de piedra para intentar ocultar su molestia.

-¡Qué maravillosa jornada!-celebró Clarisse aplaudiendo-No quiero ser grosera pero nosotras deberíamos retirarnos ya...-le tomó la mano a Danielle y la apretó suavemente-Pronto será la cena y queremos prepararnos como es debido.

Frederick afirmó suavemente con la cabeza y Griselda se paró estrepitosamente, el mal humor estaba comenzando a consumirla y Danielle quiso irse inmediatamente antes de tener que aguantar el arranque de ira de su abuela. Era evidente que el plan de la vieja había fallado de manera estratosférica y ella disfrutó por un segundo ser la causa de ello.

Arlys tomó a su esposo y Gerard se posicionó junto a su mujer para apoyar aún más la huida. Sin nada más que hacer agradecieron con una leve reverencia la merienda y emprendieron el viaje hacia dentro de la mansión.

Sorpresa de un jazmínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora