¿Deseo o alucinación?

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El intenso dolor de cabeza flechó todo el cráneo de Danielle al despertar. Sybil la miraba llena de perplejidad mientras abría las cortinas que vislumbraban el iluminado día, ya debía de ser mediodía porque la intensidad de la luz le quemaba los ardidos ojos.

-Milady, es muy tarde ya...no quise despertarla pero Lady Griselda insistió-le dijo con voz suave temiendo que se enojara. Danielle estaba vacía de emociones por lo tanto le era imposible sentir algo más que la jaqueca-Tiene muy mal aspecto, si quiere le digo a Lady Griselda que se encuentra indispuesta-Danielle negó con la cabeza.

-Se pondría de peor humor si no la dejas verme, quiere humillarme con el show que hice anoche, deja que entre la bruja-y volvió a tirarse sobre las almohadas intentando cubrir su demacrado rostro.

Sybil hizo caso pero no se aguantó advertirle a la vizcondesa que Danielle no se encontraba bien, igualmente la mujer entró sin disimulo haciendo estruendo con su potente voz, mientras rebotaba en los oídos de Danielle aumentando las molestias.

-Veo que los efectos de anoche se hacen presentes...qué vergüenza-Griselda se regocijaba en su sufrimiento-No creí que fueras a demostrar tan rápido tu verdadera naturaleza, ahora todos se dieron cuenta de que la imagen de monja solterona era solo una máscara para ocultar lo zorra que eres-hizo una pausa y se rió sonoramente.

A Danielle le importaba muy poco lo que decía ya que el dolor era tan fuerte que casi ni podía escuchar la cantidad de insultos y ataques que su abuela le propiciaba. Sybil vio que Danielle palidecía demasiado y estaba lo suficientemente perdida como para contestar y dijo:

-Madam, claramente no se encuentra bien en este momento, si puede dejarla descansar...-Griselda calló mal educadamente a la criada con un fuerte siseo.

-No quiero opiniones de una sirviente, ve y trae algun medicamento para que esta maldita deje de hacer el ridículo-le ordenó- Si mal no recuerdas, hoy en la tarde haremos una merienda con Lord Greenhill y debes asistir-volvió a levantar la voz y Danielle se tapó los oídos con la almohada. Sybil fue rápidamente a buscar alguna medicina, pero la única que encontró fue el láudano que el doctor le había dado cuando Danielle se había desmayado, siendo este rechazado por ella ya que le provocaba alucinaciones y peores molestias que un dolor de cabeza.

-Madam, sólo está este láudano...si me permite puedo hablar con Adrien para que busque algo mejor para Lady Belcher-pero no alcanzó a decir nada más ya que Griselda le había tomado de las manos la botella de medicina.

-Esto servirá, no queremos que Lord Greenhill se entere de que esta tonta está así, además el doctor se la recomendó-y rápidamente vertió en contenido en un vaso con agua. Danielle estaba casi inconsciente así que no lograba entender de lo que hablaban, apenas respiraba deseando que el suplicio en su cabeza terminara.

-Pero Madam, Lady Belcher se negó a tomar esa medicina y...-Sybil volvió a ser callada por la vizcondesa.

-No me importa, mucho no puede objetar ahora-violentamente tomó el rostro de Danielle y le dio de beber rápido el láudano mientras ella se revolvía débilmente en su cama.

-Ve, no parece estar de acuerdo con esto-Sybil intentó librar el rostro de la trampa de Griselda que la obligaba a tomar el líquido-¡Suéltela por favor!-le rogó pero la mujer la empujó y Danielle no pudo hacer otra cosa que terminar el brebaje sumisamente.

-Listo, ya dejará de hacer espamento-Griselda se arregló resuelta y le dirigió una hostil mirada a Sybil-Vuelveme a tocar y será la última vez que veas la luz del sol-y sin más se fue de la habitación.

Danielle yacía somnoliente en la destendida cama, con las piernas y los brazos desparramados, sus ojos cerrados se movían contínuamente y las comisuras de sus labios subían y bajaban sin parar. La oscuridad la invadía y no podía huir de ella, luego el silencio se hizo eterno y las molestias fueron disminuyendo hasta que quedó completamente inconsciente.

Sorpresa de un jazmínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora