Familia

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Remington.

Había pasado una semana desde aquel día que la vi llorar, los médicos habían dicho que ella tenía mejoría pero que su alimentación no era muy buena aún. Solté un suspiro al verla dormir.

—¿Ya hablaron con mamá acerca de ella?—pregunte mirando a Emerson y Sebastián.
—mi madre según dijo que si ella quiere vivir en su casa con gusto acepta pero solo si ella quiere o que se vaya a vivir con  alguno de nosotros... Solo falta que despierte y le damos la sorpresa—dijo Sebastián bebiendo café.
—falta poco para que salga del hospital así que hay que guardar este asunto para unos días antes de su salida de aquí—dijo Emerson tranquilo.
—bueno tienen razón... Antes de que despierte traigan comida me muero de hambre y lo más probable es que le den basura de comida a Amy—dije mientras la miraba.
—si... Si... Lo que tú digas Remington—dijo Sebastián llevándose a Emerson consigo.

Al verla dormir parecía llena de paz y tranquilidad aunque algunas veces despertaba con pesadillas, ella parecía sentirse tranquila con mi presencia, acaricie sus blancas mejillas y sus pequeños labios. Eran tan suaves que me daban ganas de besarlos sin embargo sabía que no era apropiado por el hecho de que ella dormía y aparte de haber sufrido tanto.

Me senté en la silla y saque mi móvil para ver algunos mensajes de mi madre preguntando por el estado de Amy, algunos del Mánager sobre la siguiente gira y una notificación de mis redes sociales, la abrí sin importarme de quién era hasta que la vi finalmente. Dana estaba celebrando su noviazgo con Andy Biersack, no podía ser más caza fortunas que eso.

—¿Quién era?—aquella voz inocente me hizo levantar la vista para ver a Amy recién levantada.

Tenía el cabello desordenado, sus ojos abiertos perezosamente y se frotaba los mismos con sus manos.

—nadie importante—respondí guardando mi móvil.
—Remington... Sé que es muy penoso... Pero... Quiero ir al baño... ¿Me acompañas?—pregunto Amy roja de las mejillas.

Me reí un poco al ver que tan apenada estaba, me acerque y la espere a que se sentará en la cama.

—¿Quieres caminar o te cargo?—pregunte al ver sus pies descalzos tocar el suelo frío de baldosas.
—puedo caminar Remington—dijo Amy con una sonrisa.
—vamos al baño—dije mientras la tomaba del brazo y ella se apoyaba de las paredes.

No tardamos mucho para cuando salió del baño, se lavó las manos y nos fuimos de la misma manera a la habitación. Al entrar mi madre estaba allí con mis hermanos esperándonos.

—¡¿Donde estaban?!—pregunto mi madre alarmada.
—Amy necesitaba usar el baño y el de su habitación no funciona—respondí mientras ella tímidamente se escondía detrás de mi, me gire y le sonreí—no tienes que tenerles miedo... Ellos serán tu familia de ahora en adelante—

Ella asintió sin comprender, salió de la protección que le brindaba mi espalda y miró a todos sin saber que decir.

—no es necesario que digas algo... Solo queremos verte bien—respondió mi madre haciendo que ella se sintiera más segura.

Mientras ella subía a la cama, todos hablábamos, en especial mi madre sacando álbumes de fotos de nuestra niñez, Amy reía con cada anécdota contada a costa nuestra.

—Remington era muy torpe de bebé y bastante tosco con Emerson, llegó hacerlo llorar muchas veces... Una vez  se pelearon por un cono de helado—dijo mi madre.
—para empezar era mi cono... A él se le calló el suyo y me lo quería quitar—respondí en mi defensa.
—era obvio porque no dejabas de comerlo enfrente de mi diciendo lo delicioso que estaba—dijo Emerson riendo y enojado a la vez.
—hasta que Sebastián se molestó, llegó al punto de tomar el cono de helado y... Se lo puso en la cabeza a Remington mientras que el suyo en la cabeza de Emerson termino—dijo mi madre haciendo que ella riera como nunca.
—si no lo hacía iban a terminar peleando peor—respondio Sebastián mientras reía con todos nosotros.
—yo jamás tuve recuerdos así... Cuando tenía cuatro años jugaba con un niño más grande que yo... No recuerdo su rostro creo que era mi hermano, el me obsequiaba todos los dulces que mama le daba ya que a mí no me daba nada en lo más mínimo... Eso es el único recuerdo que tengo—susurro la voz tímida de Amy.
—suena tan triste... Dios mío —dijo mi madre abrazándola—con nosotros tendrás más que un dulce cariño... Tendrás una familia—

Ella abrió los ojos ante esa frase, no sabía que decir al respecto ya que no decía nada mi madre la abrazo con todo el cariño que podía darle y nosotros nos unimos dándole un abrazo grupal.

...

Era la última noche en el hospital para Amy ella se encontraba sentada mientras hablábamos de cosas sin importancia hasta que recordé lo que no le habíamos dicho a Amy.

—oye... Hay algo que no te hemos dicho—dije mientras ella me miraba fijamente.
—¿Sobre qué?—pregunto Amy curiosa.
—veras... Mi madre tuvo la idea que fueras a vivir a la casa donde crecimos o que escojas con uno de nosotros donde vivir—dije mientras miraba mis manos nervioso por su respuesta.
—no entiendo—dijo Amy tímidamente.
—bueno es que nosotros queremos darte a elegir donde ir a vivir, puedes ir a vivir a la casa de mi madre o venir con uno de nosotros tres—dije serio.
—contigo—respondio Amy con un sonrojo notorio en sus mejillas.
—¿Segura?—respondí mientras tomaba sus manos.
—me sentiría más segura si estoy contigo—respondió levantando un poco la mirada.

Apreté sus manos y sonreí, ella era tan dulce, parecía que ya no existían chicas así de especiales, tendría que llamar a mi madre para que una de las habitaciones de sobra que tenía en mi nuevo departamento la organizará para Amy. Pasamos la mayor parte de ella noche hablando hasta que ella se quedó dormida.

En la mañana mi madre ya estaba con nosotros con una mochila de ropa para que Amy se pudiera cambiar, la esperamos y salimos del hospital, mientras ella se despedía de todos con una sonrisa al parecer ella lograba hacer amigos donde fuera.

Esta chica me sorprendía cada vez más que la conocía.

Room Side "B"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora