DÍA 275.
2 días desde aquel "incidente".
Después de aquel encuentro de miradas Lissa me había gritado, de una forma un tanto inapropiada (y cito textualmente: "DEJA DE ECHARTE MIRADITAS CON EL CHICO ESE Y VÁMONOS QUE TENGO UNA CITA EN 1 HORA"), que debíamos marcharnos. Yo, avergonzada y un tanto sonrojada, le di una sonrisa a aquel muchacho de ojos color café y corrí hacia donde estaban mis amigas para recoger mis cosas; después de eso, nos fuimos a casa de la ya mencionada Lissa.
Hoy volvería a ir a la cala; mi estómago lucía nervioso como nunca lo había estado y yo solo quería dejar de sentir esas estúpidas cosquillas en mi estómago causadas por ¿nada? (bueno, sí, todos sabemos por quién estaban causadas, pero, es un hecho un tanto estúpido y que nunca reconocería).
15:45
(Estúpidamente) nerviosa y un tanto alborotada comienzo a vestirme.
Primero: los pantalones.
Segundo: el bañador.
Y aquí es cuando mis (idiotas) cosquillas estomacales empiezan a causar estragos en mi sistema nervioso.
Segundo intento.
Primero: el bañador.
Segundo: los pantalones.
Tercero: la camiseta.
Cuarto: las sandalias y el sombrero.
Un poco más calmada y con todas mis prendas de ropa colocadas en los lugares apropiadas, cojo mis cosas y emprendo el camino hasta la cala. Son poco más de las 16:20 cuando llego y no noto nada sospechoso, ni siento ningún par de ojos cafés observándome. Instintivamente suspiro aliviada y un tanto decepcionada (y me pego mentalmente por esto último).
Con más fuerzas de las que debería, me desvisto, tiro mis cosas en la arena y corro hasta el mar. El agua consigue relajarme y consigo olvidarme de todo por unos instantes hasta que noto como el sol deja de brillar en el cielo azul y es tapado por una nube de algodón (o de vapor de agua; a vuestra imaginación).
Frunzo el ceño y me cruzo de brazos: ¡yo quería sol!
Unos minutos después, el sol consigue escaparse de la pesada nube y sale a brillar con más fuerza que antes, consiguiendo sacarme una sonrisa.
Una melodiosa risa se escucha y yo giro mi cabeza hacia todos los lados hasta que consigo encontrar al dueño de tan bonita risa: unos ojos cafés me observan divertidos desde lo alto de unas rocas.
Lo miro y por unos segundos creo haber encontrado al amor de mi vida: sus rasgos son asiáticos y su nariz es grande; es de piel morena y tiene el pelo de color negro; tiene las piernas largas y musculadas y en los brazos tiene varios tatuajes que (desde un punto de vista no objetivo) le quedan muy bien; tiene los dientes perfectamente alineados y su sonrisa es una de las más bonitas que he visto jamás; y sus (ya requetemencionados) ojos café resaltan entre todas las cosas anteriores.
Después de haberlo estado mirando como una completa imbécil, me limito a soltar una risa y a regalarle una sonrisa.
Camino hasta la toalla para poder tumbarme al sol y es cuando me doy cuenta de que hay una toalla colocada al lado de la mía; sonrío al saber de quien es.
Me tumbo en la toalla y me quedo dormida.
17:00
Me despierto al notar a alguien moverse a mi lado.
Miro hacia la izquierda y me encuentro al chico de ojos café mirando hacia el mar.
Me incorporo y me siento como una india en la toalla.
Con mucho valor y después de haber estado 10 minutos meditándolo, digo:
-Mi nombre es Isabelle, y en verdad no sé por qué me estoy presentado, pero creo que es necesario aunque solo hayamos intercambiado miradas y nos hayamos visto dos veces. -y le extiendo la mano.
-Se ríe, me mira y me coge la mano. -Soy... Thomas. Encantado de conocerte, Isabelle. -me sonríe.
-le sonrío ampliamente. -Uhmmmmmm, no quiero que esto te parezca raro, pero, ¿por qué me estabas mirando antes cuándo estaba en el agua? Quiero decir, no es que me parezcas un acosador, pero... no sé, -me rasco la nuca y mis mejillas se ponen coloradas- solo contesta.
-Me gusta mirar las cosas bonitas de la vida. -dice mirándome a los ojos.
Y mi corazón hizo ¡pum! y se paró y juré morir.
Y yo como una idiota solo conseguí sonreírle; y ¡mierda!, eso había conseguido dejarme sin habla.
Después de unos minutos en silencio, pensando qué decir, hablé:
-Me suenas de algo; no consigo recordar el qué, pero, juro que te conozco. -le dije.
-Todos dicen conocerme, pero, ninguno lo hace de verdad. Espero que tú, Isabelle, llegues a hacerlo en serio. -contestó misterioso.
-Sería un placer, llegar a conocerte de verdad, señor Thomas. -dije sonriente por su preposición e hice una reverencia.
ESTÁS LEYENDO
You kill me (in a good way)
RomanceSé que ya no me veré brillando en tus pupilas. Sé que mientras tú sonríes, yo me coso heridas. Todo se me fue. Puesto que soy el invierno contra tu primavera. El olvido frente a tu recuerdo. El mar contra el desierto. El vacío frente a lo lleno.