Capítulo 13

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POV Lauren

Creo que una de las ventajas de ser consentida, es saber cómo consentir. Camila apenas salía de mi casa, se quedaba conmigo y con Chris, llevándolo y trayéndolo de la escuela, haciendo nuestras comidas, cuidándome como la mejor enfermera que pudiera haber soñado. En todos los sentidos. A veces me preguntaba dónde estaba la consentida hijita de papi, pero siempre parecía molesta porque nos quedábamos sólo en mi casa y empezaba a hacer planes para llevarme a sus lugares favoritos. Es decir, todos lujosos y caros.

Trataba de cambiar el tema, sabía que no podía permitírmelo, entonces simplemente la besaba, eso siempre funcionaba para que el mundo y cualquier otra cosa aparte de nosotras desaparecieran como arte de magia. Era jueves, cuando recibí una llamada muy importante. Tenía una enorme culpa en el corazón, ¿Cómo pude olvidar ese compromiso? ¡Era uno de los más importantes cuando entraba en vacaciones! Así que cuando Camila llegó en casa, usando una copia de su propia llave, yo estaba lista para irme. Llevaba unos vaqueros con ligeros rasgos, una blusa lila y un chaleco negro abierto por encima.

- ¿Sucedió algo? - Camila preguntó de inmediato depositando las llaves sobre la mesa.

Ella se veía hermosa. Me detuve en medio del camino, sin poder hacer nada más que admirarla. Camila llevaba un vestido rosa claro, una pulgada por encima de su rodilla, había flores dibujadas en los bordes y era sin tirantes. El pelo marrón bajaba como una cascada sobre sus hombros, cubriendo sus pechos con las puntas onduladas. Al levantar la mirada, ella sonreía divertida y mantenía los ojos marrones fijos en los míos.

- ¿Te gustó lo que viste? - ella me provocó.

- No me culpes si mia bambina es demasiado hermosa. – sonreí avergonzada, pasando la mano por el pelo mientras la miraba de nuevo. - Pero respondiendo a tu pregunta, sucedió, recordé algo muy importante para mí y tengo que resolverlo hoy mismo. Me gustaría que fueras conmigo.

- ¡¿Vamos a salir?! Por fin! - Camila celebró casi saltando en el lugar. - ¿A dónde vamos?

- Bueno... No es ninguno de esos lugares que estás pensando. Pero por ahora me gustaría hacerte una sorpresa. Es... ¿Cómo puedo decir...? Es muy importante para mí. Entonces, no te creas muchas expectativas, porque nunca tuve mucho, así que no será algo muy grandioso, ¿de acuerdo?

Ella sonrió. Esa sonrisa que parecía detener el tiempo y el espacio. Camila se acercó a mí para envolver sus brazos alrededor de mi cuello. Yo era un poco más alta que ella, pero gracias a la sandalia de tacones ella tenía básicamente la misma altura que yo. Esos ojos marrones, tan oscuros como un mar de chocolate, me hacían querer bucear y ahogarme de una manera que no habría salvación.

- Sé que es raro viniendo de una chica como io... Pero ya no me importan más los lugares, siempre y cuando estés a mi lado. A menos, por supuesto, que me lleves a algún callejón raro, sucio y sospechoso. - dijo Camila haciendo una mueca.

- Mia donna es una dama, y la trataré como tal, no te preocupes. - respondí en un tono de juramento.

Camila sonrió y sin dudarlo me besó con ganas. Al principio ella nunca tomaba la iniciativa, pero nunca me negaba, al contrario, parecía esperar ansiosamente. Fue en una noche en la que decidí provocarla al máximo, pero sin besarla, que me agarró llena de frustración y pareciendo querer matarte a besos. Desde entonces, parecía haberse acostumbrado. Como ahora, su lengua invadió mi boca sin permiso, deseosa en sentir cada espacio y dominar mi propia lengua. Pero nunca era fácil, tenía la costumbre natural de querer dominar y ese baile se convirtió en una pequeña y deliciosa batalla.

Por instinto le mordí la lengua suavemente y la chupé antes de besarla con más intensidad, inclinando el rostro para obtener un mejor encaje de nuestras bocas. Mis manos se deslizaron por su espalda directamente hacia su trasero y cuando llegaron allí, lo apreté con ganas, haciendo que se pegara aún más en mi cuerpo. Camila gimió en mis labios, rindiéndose completamente a mí. Sonreí entre el beso, dejándolo un poco más cariñoso mientras que con una de mis manos acariciaba su pelo.

Simplemente CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora