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La noche está cerca, las nubes del cielo se tiñen de rojo y violetas increíbles. Parece irreal. Como es esa coincidencia al bajar de su automóvil y ver un taxi detenerse al mismo tiempo y ver al omega más hermoso que sus ojos pudieron el placer de ver.
Su chaqueta roja y el color de su pelo le gustan tanto con el reflejo del sol. Sobre todo sus ojos café que parecen más brillantes que el mismo astro que se empeñaba en embellecer tanto ese momento.
Tanto tiempo reparándose, intentando resurgir de los escombros y construyéndose nuevamente para ese momento, y se siente como un tonto quinceañero al darse cuenta de sus latidos acelerados, de ese calorcillo recorriendo su estómago.
Estaba ansioso, mucho, de decirle que se veía magnifico, mucho más que la última vez que lo había visto.
Días pasaron en los que inútilmente pensaba que lo olvidaría, que era lo mejor para ambos, sobre todo para él que había recibido tanto de su trato frío durante esos años. No creía siquiera que sería merecedor de su perdón, o de una segunda oportunidad. Pese a que ambos sabían a lo que jugaban, debía pedir disculpas y enmendar sus errores.
Cuando sus ojos se encuentran con los de él, no puede evitar sentir algo estrujándose en su interior, cuando Taemin borra su sonrisa, su bonita sonrisa. Prácticamente obliga a sus pies a caminar en su dirección, porque casi estaba a punto de quedarse ahí parado como idiota.
—Lee...
Si había imaginado su encuentro fue en los predios de la disquera o algún concierto, algo que tuviera que ver con la música y él estaría convencido de que en cualquier momento lo vería. Estaría preparado. Sin embargo, estaba ahí, en un sencillo restaurante de comida italiana, un día cualquiera, sin previo aviso como para que se preparase mentalmente.
(Aunque había estado huyendo del encuentro.)
Tuvo miedo, la verdad.
—Minho, qué sorpresa...
Taemin le sonríe nuevamente, con algo más de confianza cuando él se acerca y sus ojos brillan con más fuerza de la que recordaba hace un par de años atrás.
Se veía, simplemente... increíble.
Minho se acerca besarle la mejilla, quedándose allí sin poder reaccionar, paralizado al oler nuevamente —y tan de cerca— ese magnífico aroma.
—Lee —lo sujeta de los brazos y respira áspero y fuerte, como queriendo que el dulce aroma sólo le perteneciera a él.
—Minho ¿Qué haces?
Taemin siente su cuerpo reaccionar ante ese movimiento, al sentir cómo el alfa juntaba ambas mejillas, realizando ese pequeño ritual cuando el alfa reconocía a su omega. Como se hacía en el pasado.
¿Qué estaba ocurriendo?
El agarre de repente se convierte en un fuerte abrazo, y Taemin apenas puede respirar con calma, estaba a punto de perder la cordura si Minho no se alejaba.
—Lo siento, lo necesito.
Y Taemin siente un nudo formándose en su garganta. Ganas de llorar quizá. Pero no podía moverse, menos quitarlo y alejarlo, como le hubiera gustado hacer. Simplemente se queda ahí, respirando aceleradamente ante su toque, ante ese aroma que siempre le atrajo, ese con el que deseó ser marcado.
—Quise —Minho vuelve a aspirar como un adicto, intentando no ahogarse de lo desesperado que estaba—, luché tanto para no buscarte y arruinar tu vida, aun conociendo dónde vivías no fui, porque sé que pensarías que te buscaba como un premio de consuelo, o para pasar el rato —sabía cómo de orgulloso era Lee, lo conocía y sabía que le heriría si fuera a buscarle, aunque lo explicara.
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Déjame Amarte - 2min
FanfictionParecían días comunes y corrientes, la briza de viento soplando y moviendo las hojas de los árboles que pasando el otoño ya iban cayendo gráciles al frío suelo húmedo. Sin embargo, el mundo parecía despertar de un letargo de siglos en los que el amo...