CAPÍTULO 1.
Narra Francesca.
Clase de religión con la madre Emilia, ¿alguien me podría decir qué es más aburrido que esto?Tenía mi cabeza apoyada en la mano derecha mientras miraba a través de la gran ventana que daba al campus de la escuela, donde estaba la fuente de Los Querubines en todo el medio. Para ser sincera no estaba prestando atención alguna a la clase, tampoco es que me importara. En momentos como estos me pregunto porqué papá no me inscribió en una escuela no-católica o al menos mixta, donde hubieran profesoras que no usen hábitos y no se llamen entre sí ¨madres¨ o ¨hermanas¨. Esto es un convento en vez de un instituto, la verdad, y lo peor de todo son las clases de religión. No veo la hora ya de nuestra graduación, para salir de una vez de este lugar.
La campana de la escuela sonó al momento anunciando la hora del almuerzo, donde todas tenemos que dirigirnos al comedor para almorzar. Tomé las cosas que tenía encima del pupitre y las metí en mi mochila, la monté en uno de mis hombros y tomé la pequeña lonchera que siempre traigo al colegio. Salí del salón de clases junto a mis dos amigas, Agnes y Victoria, las cuales me esperaban en la puerta para ir a almorzar juntas.
-Fran, ¿podrías pasarme los apuntes?, no pude anotar nada, estuve al teléfono en toda la clase.
-Lo siento, bebé, estoy igual que tú-. Le respondí.
-¿Agnes...?
-Si, claro, se los prestaré a ambas. No tengo problemas-. Respondió Agnes.
-Joder, Jack no responde mis mensajes-. Refunfuñó Victoria molesta viendo su teléfono.
-Oye- le hablé a mi amiga-, ¿cómo vas con Jack?
-Bueno, estamos bien, Fran, cumpliremos dos meses a finales de enero desde que estamos saliendo-. Sonrió mientras seguía viendo la pantalla de su teléfono.
Seguimos caminando hasta entrar por las dos grandes puertas de madera que daban al comedor. Ubicamos unos asientos vacíos en una mesa; Victoria y Agnes se sentaron juntas y yo me senté al frente de ellas, con la vista al gran comedor del instituto.
Saqué mi almuerzo de la lonchera, al igual que mis dos amigas, y empezamos a comer. No como lo que dan de la cafetería, prefiero traer mi propio almuerzo a mi gusto, también Victoria; es estrictamente vegetariana, y Agnes que es aficionada a la comida japonesa prefiere traer su almuerzo también. Y así nos ahorramos unos varios minutos de fila.
-Agnes, aún no entiendo cómo puedes comer con palitos. He intentado comer con ellos desde que te conozco y es algo que no se me da.
-Es cuestión de práctica, no lo haces casi nunca y por eso no puedes...
Escuchaba a mis amigas hablar mientras terminaba de comer los últimos spaghettis que quedaban en mi bandeja. Alcé la vista disimuladamente para ver a través de la gente sentada en las mesas del comedor, buscando involuntariamente a esa persona en específico que siempre se sentaba sin falta en la misma mesa todos los días, pero que hoy no está. No la encuentro por ningún lado después de haber visualizado toda la cafetería, ¿será que está enferma o algo? Están sentadas en la mesa todas las del grupo que se sientan con ella a almorzar, todas están menos ella. Bajo la mirada a mi lonchera mientras meto en ella todas las cosas que tengo en la mesa.
Intenté prestar atención a la conversación de Vic y Agnes, pero no podía concentrarme. No podía dejar de pensar en los ojos de la chica que llevo enamorada desde hace poco más de cuatro años, la que siempre ha tenido la mirada baja y perdida, pensando sólo sabe Dios en qué cosas. Y yo, aquí, pensando la, ocupando cada espacio de mi mente en ella, ya que es el único lugar donde puedo tenerla...
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Julia.
RomantizmFrancesca Bonnet cursa su último año en el Instituto Católico Santa Cecilia, el cual es sólo para chicas, ubicado en Boston, Massachusetts. Desde primer año ha estado enamorada de una chica llamada Julia Delacroix; una joven estudiante de oboe que c...