《Pues a disparar》

62 3 0
                                    

Zek

No pude dormir en lo que quedaba de noche, pensando en aquella chica, Allyson Káiser, la menor de la familia. Creo que era la primera vez que había visto a una chica con un par bien puestos. Cuando iba a robar a casas, las mujeres siempre se escondían dejando que el hombre las protegiera, ¿no podían hacer nada? Debían echarle un par de huevos y salir a defender lo que era suyo junto a su marido. Aunque no me quejo, me ponían las cosas más fáciles, solo tenía que matar al que se oponía para conseguir mi objetivo. Pero con los Káiser esto no funcionaba así, ellos, ya fueran hombres, mujeres, niños, o ancianos; todos, defendían a capa y espada lo que era suyo. Y esta vez no iba a ser diferente, iban a ir a por todas.

Tenía que mantener a AJ a salvo, lejos de todos esos putos locos que ahora tenían sed de venganza. Podría huir del país, pero eso era muy difícil, Herson Káiser, el jefe de toda la familia, tenía comprados hasta los policías y guardias de seguridad, tenía aliados miraras donde mirases. Así que esa idea estaba descartada por completo.

Tenía que pedir ayuda a... No... Ese sería mi último recurso, lo último que necesitaba ahora mismo era una guerra de familias.

Lo primero que debía hacer era salir de esta casa, porque Allyson, iba a decírselo a su padre, y no tardarían mucho en llegar hasta nosotros y matarnos.

Fui directamente a la habitación de AJ, quien a diferencia de mi, estaba en el quinto sueño.

—Levanta el culo, AJ. —Susurré zarandeándole.

Nada, seguía durmiendo cual marmota, ya podría pasar un huracán que él seguiría durmiendo plácidamente.

Le empujé hasta que se cayó de la cama, ahora sí.

—¿Qué pasa? —Dijo somnoliento.

—¿Que qué pasa? —Solté irónico. —Pasa que tenemos a los putos Káiser pegados al culo. Y pasa que como no salgamos de esta casa, nos meterán un palo por la boca. Tenemos que irnos ya. —Demandé

—Cálmate, Zek. Esa niña no hará nada. Perro que ladra nunca muerde. —Dijo acurrucándose en el suelo para seguir durmiendo.

Puse los ojos en blanco antes de dirigirme a su armario y sacar toda su ropa, busqué una maleta y metí todas sus pertenencias en ella. Hice lo mismo con mi ropa.

El estruendo de un disparo hizo que me encogiera en mi sitio, asustado. Maldita sea, no tendríamos que habernos quedado aquí, deberíamos de haber salido por patas en cuanto esa loca nos amenazó. Y joder, lo juró, juró matarme, y yo los juramentos me los tomo al pie de la letra, sabía que esa chica siendo una Káiser, iba a ser capaz de enviarme al otro barrio.

AJ entró en mi habitación con los ojos bien abiertos, si hubiera sabido que esa era la única forma de despertarlo, habría disparado antes.

—Es Allyson. —Su cara pálida y asustada me dio a entender de que la pequeña Káiser no estaba sola, venía acompañada.

Me tomé unos segundos para despejar mi mente, debía mantener la calma.

—Vamos a salir con toda la calma del mundo, saldremos por la puerta trasera. —Comencé a decir lo primero que se me pasaba por la cabeza, improvisando un plan. —Yo me encargaré de todo. Ten. —Le di una pistola, sabía utilizarla, pues yo se lo había enseñado, pero de verdad que no me gustaba la idea de que poseyera un arma tan letal entre sus manos. 

Bajamos las escaleras mientras la voz de Allyson se hacía escuchar desde afuera.

¡No llegarás vivo a mañana! ¡Antes de salir de tu estúpida casa te volaré los sesos! —Gritaba, estaba asustado, pero no por morir, sino por si le hacían daño a AJ, si se atrevían a tocarle, no respondería de mis actos.

—Zek. —Susurró mientras se acercaba a mí. —Hay alguien en la puerta trasera, nos han bloqueado las salidas. Si damos un solo paso fuera, estamos muertos.

Apreté mi mandíbula, esa pequeña Káiser no era tonta, claro estaba, había sido entrenada por su padre, nada más y nada menos que Herson Káiser.

—Pues a disparar. —Sonreí y le hice una seña con la cabeza para que él fuera por la puerta trasera, yo iría por la delantera.

Solo eran dos, así que cada uno se encargaría de uno.

AJ con el corazón en la garganta, se dirigió hacia la puerta trasera, iba a salir disparando, tal y como le había dicho Zek. Miró a través del pequeño cristal que había en la puerta y vio a un chico de cabellos rubios y ojos tan claros que en la penumbra de la noche se podía diferenciar que eran azules. Respiró profundo un par de veces antes de girar el pomo, pero unos disparos, seguramente de Zek, le sobresaltaron. El chico de fuera ya le había visto a través de la pequeña ventana, pero aún así, no le había disparado. ¿Por qué? AJ decidido, giró el pomo de la puerta y salió apuntando a aquel hombre. Ninguno de los dos dijo nada, ninguno de los dos apretó el gatillo. Tan solo se quedaron ahí mirándose el uno al otro, ya ni siquiera escuchaban los disparos que había al otro lado de la casa, parecía que una burbuja les hubiera absorbido. La voz de Zek gritando su nombre, le despertó del ensueño en el que estaba, y como si fuera un acto reflejo, disparó. La bala atravesó el hombro del chico quien no tardó en caer al suelo mientras se sujetaba el brazo. AJ se le quedó mirando estupefacto, y a diferencia de aquella vez que Zek disparó a Kian, esta vez se sentía diferente, ya no era la adrenalina la que recorría por todas sus terminaciones nerviosas, ahora el sentimiento de culpabilidad y la tristeza le habían bloqueado.

AJ se había quedado petrificado. Maldita sea, sabía que no era una buena opción darle la puta pistola.

Había dejado a la pequeña Káiser inconsciente en el suelo, ninguno sufrió ningún disparo. Aún recordaba sus ojos inyectados en sangre, sentía cómo la ira la cegaba, se dejó llevar por sus impulsos, y ese fue su mayor error.

Agarré por el brazo a AJ quien tenía la mirada clavada en el chico tirado en el suelo.

—Tranquilo, no morirá, solo es un pequeño rasguño. —Le intentaba calmar. —Vamos, reacciona.

Daba pequeñas palmadas en su mejilla para que despertara del trance en el que estaba.

Joder. Tiré de él hasta llegar a mi coche, le senté en el asiento del copiloto y volví a la casa para recoger nuestras maletas y todo el dinero que teníamos.

Llegando al coche escuché un grito. Allyson.

¡Voyd! ¿Quién te ha hecho esto? Esos hijos de...

¿Voyd?

Cerré la puerta del coche y arranqué, no quería escuchar nada más, solo tenía que salir del bosque e ir a la ciudad, dudaba que entre tanta gente nos encontraran.

Silencio, es lo único que invadía el coche, el silencio. AJ seguía con la mirada perdida, apenas podía escuchar su respiración. Todo esto era por mi culpa joder, no dejaba de tomar malas decisiones. Miré a AJ mientras seguía conduciendo.

—Todo va a estar bien. —Le consolaba, aunque dudaba que me hubiera escuchado.

—Le he... –Consiguió decir unos minutos después. —Matado...

—No, no. AJ, Escúchame. —Le seguía mirando, él giró su cabeza hacia mí, sus ojos empañados en lágrimas hacía que la culpabilidad no dejara de caer sobre mí como un jarro de agua fría. —Tú no has matado a nadie. Solo es una pequeña herida. Sanará ¿vale? —Negaba con la cabeza, sus ojos me miraban, pero dudaba que me estuvieran prestando atención, estaba seguro de que en su cabeza se estaba repitiendo en bucle ese disparo. —AJ, te juro que no va a morir. —Algo en su cabeza hizo click al escucharme decir aquellas palabras, meneó la cabeza y reparó en mí, oscureció su mirada y asintió firmemente con los labios apretados.

Asentí repetidas veces diciéndome que todo iba a estar bien, todo iba a salir de puta madre, nadie iba a tocar a AJ, debían pasar sobre mi cadáver y sobre mi puto espíritu para hacerlo.

Pull The Trigger [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora