Capítulo X

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Capítulo X "Recuerdos de Humo."

Un hombre yacía tendido en una cama, negándose a despertar.

Siendo náufrago en sus sueños y un recluso en su cabeza.

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Un joven castaño corría entre las frías calles de Londres, de sus ojos grises lágrimas salían y de su garganta sollozos se escapaban.

Estaba devastado, había perdido seres que mas amaba.

Sin prestar atención a donde iba, seguía corriendo sin saber a dónde ir, solo quería dejar de sufrir.

Cuando estaba a punto de cruzar una calle alguien le jalo desde el gorro de su suéter, antes de que un automóvil pasará a toda velocidad frente a él.

La respiración del castaño estaba acelerada y su pecho le ardía por el aire frío que inhalaba.

— ¡Ten cuidado! ¡¿Qué acaso quieres morir o qué?! –pregunto su salvador.

John se quedó estático, casi moría, simplemente se soltó a llorar nuevamente.

— ¿Qué pasa? ¿Estás bien? –pregunto el mayor con preocupación.

El menor no dijo nada, solo siguió llorando.

— Estoy solo –dijo el menor, temblando de frío.

El mayor sintió pena por el menor y lo abrazó, brindándole un poco de su calor y apoyo.

— Nunca estarás solo –susurro el dientón en su oído.

El castaño simplemente se aferró a su extraño salvador, rogándole a dios volver a verlo.

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— ¡John Richard Taylor Deacon! –llamó un hombre al castaño.

John se acercó al hombre para recibir su certificado de estudios y su diploma.

— ¡Felicidades muchacho! –Le felicitó el hombre– eres todo un orgullo –finalizó el hombre antes de darle unas palmadas en la espalda al menor, quién sonreía alegre por haber finalizado sus estudios.

John bajo del escenario y fue recibido por los brazos de su hermano.

— ¡Hermano Felicidades! –el rubio se colgó de John.

John y Roger siguieron hablando hasta que la ceremonia termino y el castaño lanzó su birrete al aire celebrando con sus compañeros.

Salieron del lugar y fueron a la casa del rubio.

Ahí, los esperaban Freddie y Brian, listos para una celebración privada, ya que el castaño le había suplicado a los mayores nada extravagante, en especial a su novio.

Cuando llegaron, Brian estaba en la sala, mientras Freddie estaba quién sabe dónde.

— Felicidades –el rizado lo abrazó nada más verlo.

— Gracias –agradeció el castaño– ¿Y Freddie? –pregunto al no mirar a su novio.

Brian se encogió en hombros antes de acercarse a su esposo.

John camino a la habitación que compartía con Freddie, entró y no lo encontró.

— ¿Freddie? –Le llamó el castaño– ¿Cariño? –volvió a llamar, pero no recibió respuesta.

Sintió como le tapaban los ojos y sintió una respiración en su nuca.

— ¿Qué hace un recién graduado aquí tan solito? –pregunto de igual manera como él lo había hecho en aquel parque.

El Chico De Humo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora