Pisó el último escalón. Y no supo con certeza si lo que sentía era nervios, ansiedad o ira. Pero cualquiera de ellas era peligrosa, tratándose de él. Revisó que tuviera todo lo necesario para poder entrar. Pensó en usar el micrófono... y que tal vez sería necesario avisarles que estaba a punto de hablar con los principales creadores de Tentation. Pero quiso reservarse ese gusto. Podría con esto. Y podría solo.
Caminó por el pasillo, divisando al final de él, una puerta grande, en donde un hombre alto y moreno vigilaba. Este desvió la mirada cuando vio a Zayn caminar por el pasillo relajadamente. Enarcó una ceja cuando pensó haberlo reconocido.
- ¿A dónde vas? - le preguntó al ver que Zayn quería entrar a la habitación.
- Apártate Sean, voy a ver a mis padres. - le dijo frío. Ni siquiera mirándolo.
- No creo que ellos quieran verte.
- Joder, que no tengo tiempo. Llama a tu maldito jefe y dile que estoy aquí y que quiero verle.
- Tu padre no quiere verte Zayn, será mejor que te vayas.
- Escucha, he renunciado a todo ¿vale? Quiero unirme a esto de nuevo, necesito hablar con tu jefe para decírselo, es todo.
Y Sean dudó por unos segundos al observar la mirada déspota de Zayn. Sabía a lo que se arriesgaba. Zayn era un tipo duro. Si necesitaba pelear, pelearía con él, y no tenía la certeza de saber que quedaría ileso. Así que se apartó y abrió la puerta, entrando con él.
Dentro, Nickolas y Luisa Malik estaban sentados alrededor de una mesa. Pero no solo estaban ellos, sino también Sebastián Parker. Que tenía la misma pinta de siempre. Un traje negro y humo en la boca. El hecho de ver a Zayn entrar por esa puerta le hizo cambiar el color de la piel. De un momento a otro había optado por empalidecer. Abrió los ojos muchísimo y tal vez supo... por qué Zayn estaba ahí.
Nickolas también abrió los ojos. Los cincuenta años rozaban hace mucho con él. Lleno de tatuajes hasta el último centímetro de piel y masticando hierba entre los dientes. Castaño, al igual que Zayn y con una gorra de los Lakers que había adquirido recientemente. Ni siquiera se inmutó al ver a su hijo entrar por esa puerta. Quieto, solamente lo observó caminar a pasos duros y con la mirada fría. Con la mirada dura. Luisa también miró a su hijo. Aquella preciosa mujer vestía entera con ropa pegada al cuerpo y dos collares largos de diamantes. Tenía el pelo negro y una nostalgia embestía su mirada al ver a Zayn. No podía creer que estuviera ahí, después de tanto tiempo, después de tantas cosas. Y aunque nunca lo había querido de una manera suficiente, era su hijo, y esa conexión permanecía hasta ahora. El hecho de verlo, de sentirlo cerca, hizo que todo su corazón temblara, pero al igual que Nickolas, se quedó quieta sobre la mesa, aunque no pudo evitar hablar.
- Zayn... - dijo en voz alta. Nick levantó la mirada hacia ella, diciéndole con los ojos que cerrara la boca.
- Señor, el chico quería entrar y pensé que...
- Lárgate Sean. - Nick hizo un gesto con la mano, sin siquiera mirarlo. Sean asintió y desapareció, cerrando la puerta detrás de él.
Y dentro solo quedaron cuatro personas. Y aquello realmente empezaría a ponerse duro...
- Creo que podríamos dejar esto para otro día. - Sebastián apartó la mirada helada de Zayn, colocándose de pie.
- No te vas a ninguna parte. - sentenció Nick. Mirándolo de la misma manera que Zayn lo miraba a él. Aquello había sido heredado definitivamente de su padre. Sebastián volvió a tomar asiento - ¿Qué haces aquí? - le preguntó Nick a Zayn. Pero no quiso mirarle. De pronto se había dado cuenta que su hijo había crecido muchísimo durante estos tres años, que era otro tipo, alguien mayor, maduro y que sabía muy bien cómo enfrentarlo. Y solo le había bastado mirarle para poder saberlo.
- ¿Te molesta que haya venido?
- Me da sinceramente igual. - levantó los hombros. - pero resulta ser que estaba a punto de firma algo importante.
- Hazlo, has como toda la vida has hecho, como si yo no estuviera aquí.
- ¿No estás un poco grande para rencores? Supera de una maldita vez el hecho de que las cosas hayan pasado como pasaron. Y por última vez, ¿Qué mierda quieres?
Luisa tragó saliva. Miró de reojo a Zayn, y una vez más su corazón palpitó con fuerza.
- Quiero unirme a Tentation de nuevo.
- A Tentation no le haces falta, puedes irte.
Consíguete otra zorra que pueda follar igual de bien que la primera. Aquí no te quiero más.- ¿Por qué no... papá?
Nick sonrió, por fin volteándose a mirarlo.
- Te has hecho grande Zayn. Eso me gusta. Ya no eres más el imbécil que cumplía cada cosa que yo le decía. Pero ¿sabes? cometiste un error grande al irte de aquí, cuando sabías que no podías. Pero lo hiciste, hiciste todo por una grandísima perra que te hizo sufrir y llorar como un hijo de puta. Te dejó. Y poco después la vimos por aquí, robando con nosotros con gran habilidad... ¿Cómo voy a saber que no se te va a mover la polla de nuevo con alguna otra mujer?
- He aprendido la lección. - Zayn bajó la mirada.
- Ya es muy tarde. Ahora, lárgate de aquí. Desaparece.
Y ambos se miraron. El mismo color de ojos hizo contacto. Y eran tan iguales y tan distintos al mismo tiempo. Muchísimos recuerdos aparecieron en aquellas miradas. Muchísimos sentimientos.
- ¡Desaparece! - gritó Nickolas, colocándose de pie. Zayn le miró una vez más. Hace tanto tiempo que no escuchaba uno de esos gritos. Pero el escucharle ahora, ya no le atemorizaba más.
- Maldigo cada jodido día que he pasado siendo tu hijo.