Los dedos de Zayn bajaron hasta la cremallera de la falda de tubo de Megan. La bajaron rápidamente y subieron la falda de ella, descubriendo sus piernas por completo. Ahora en cambio solo se notaban sus braguitas rosadas completamente para él. Y lucían tan inocentes, teniendo a Zayn mirándoles. Era como la presa y el cazador. O mucho peor.
- Creo que sabes muy bien que es lo que quiero probar ahora, ¿verdad? – preguntó él, gimiendo. Bajó la mirada en dirección a su erección y sintió como esta se movía entre sus pantalones. – Mierda. – se quejó para sí solo. Escuchó a Megan gemir en aprobación, lo cual le hizo subir la mirada para observar su estado de éxtasis. Su cuerpo estaba tenso y caliente, justo como el de Zayn. – Ojalá con esto puedas perdonarme del todo. – volvió a decirle, desesperándola todavía más.
Zayn se separó unos centímetros de ella y posó sus rodillas sobre el suelo. La boca de Megan se abría con cada imagen que sus ojos le transmitían. Se mordió un labio al sentir el cambio entre el frío viento y el cálido aliento de Zayn, ahí abajo. Lo observó inspeccionando, besándoles los muslos y colocando sus gruesas manos sobre sus caderas. Y cerró los ojos, solo para dejarse llevar por lo siguiente que sentiría. Sin poder ver nada, logró percibir como Zayn bajaba sus braguitas mojadas por entre sus piernas, dejándolas hasta la altura de sus rodillas.
- Voy a hacer que te corras en mi boca, gatita.
Ella tuvo que cerrar los ojos con fuerza y morderse la boca por dentro, para poder evitar gritar ante semejante sensación. La lengua de Zayn invadió su clítoris con intensidad, lamiendo de arriba hacia abajo y en el punto exacto. El punto de su jodido éxtasis. De su perdición. Estaba tocando ahí y la sensación era increíble. Podía sentirse en otra dimensión, completamente perdida por el tacto húmedo de la lengua de su novio. Dios mío. Era perfecto. Sabía de qué manera tocarla y cómo lograr que se corriera con facilidad.
Megan arqueó el cuerpo y enredó sus dedos en el cabello de Zayn, empujando su cabeza hacia su feminidad. Haciendo que Zayn la penetre con la lengua todavía más. Y aunque parecía imposible, todavía podía llegar a otros límites. Y él lo sabía muy bien. Al abrir los ojos, la imagen de Megan semidesnuda, cubierta de sudor, despeinada, tensa y gimiendo, hizo que solo deseara verla corriéndose. Corriéndose muchísimo. Así que guardó la lengua, saboreándolo todo y abrió la boca lo suficiente como para poder chupar.
- ¡Dios, Zayn! – gritó ella con fuerza. En su mente ya no gobernaba la preocupación de si alguien podía estar escuchándolos. Era totalmente mínimo. El momento era de los dos y así sería por siempre.
Megan trató de elevar más las caderas, algo dentro de ella empezaba a surgir. Algo intenso. Algo caliente que empezaba a gobernar cada centímetro de su cuerpo. Desde los pies hasta la cabeza. Estaba a punto de correrse. Lo sentía venir, denso entre su vientre.
- Detente… - le rogó Megan. – voy a co…a correrme….Zay…Zayn… Oh, Dios… - se mordió fuerte los labios, hasta sentir el sabor metálico de la sangre en la punta de su lengua. Abrió bien la boca al sentir su orgasmo a flor de piel.
- Grita Megan, hazlo. – le ordenó Zayn, sabiendo muy bien que eso era ella lo que necesitaba para desahogarse. Se estaba haciendo daño mordiéndose el labio y eso de todas formas no calmaría su estado. - ¡Hazlo! – gritó él desde abajo.
Ella volvió a resistirse, pero la sensación era incontrolable. Necesitaba desahogarse. Se estaba… se estaba corriendo.
- ¡OH! – soltó Megan. Gimió una vez más, y sus jadeos aumentaron. – Maldición ¡Zayn! – gritó tan fuerte como pudo. Abajo su orgasmo cubría todas las expectativas de Zayn, que de inmediato se puso de pie. Se desnudó en segundos y cogió su miembro con las manos, masajeándolo mientras veía a su novia correrse. De arriba hacia abajo. Apretó duro, hasta llegar al glande, y volvió a subir. Sus venas estaban más gruesas que nunca. Dios… jamás había necesitado tanto esto. Sin embargo ver a Megan corriéndose era más que suficiente. Jugó con su gruesa polla, y poco después notó la mirada de Megan sobre ella. Y poco después, las manos de Megan se encargaron de abrazar su erección. Y aunque esperaba que ella lo masajeara de igual manera, Megan pasó a introducir su erección dentro de su cuerpo.
