Zayn apretó a Elisabeth contra él, que observaba las caricaturas muy concentrada. Y mientras lo hacía, Zayn no pudo evitar notar cuanto estaba creciendo. Elisabeth estaba preciosa. Su cabello había crecido, su cuerpo se había estirado, y cada día se parecía mucho más a ella. Mucho más a Megan. En momentos como esos, donde tenía a Eli con él, pasando ese rato padre a hija que muchas veces había pasado con ella, se preguntaba qué hubiera pasado con él si jamás hubiera descubierto de su existencia. Si jamás hubiera tenido esa discusión tan fuerte con Megan y si jamás hubiera llegado a entender que también tenía corazón para amar a una persona más. Ahora en cambio vivía pendiente de esa niña preciosa de 3 años que le hacía recordar tanto a Megan.
Él sonrió y volteó el rostro tratando de concentrarse en las caricaturas, y cuando realmente empezaba a hacerlo, escuchó el sonido de las llaves introducirse en las cerraduras.- ¿Mami? – Eli levantó la mirada hacia Zayn
- Ajá. – respondió él, inclinándose para besarla en la frente. Se puso de pie, dejándola sobre la cama y pasó a salir hacia el exterior de la habitación.
Lo que sus ojos pudieron ver fue a una Megan envuelta en lágrimas, que limpiaba cada una de ellas con brusquedad. Tenía el maquillaje corrido y su mandíbula temblaba. Todo ella era un manojo de nervios. Hace tanto tiempo que no la veía llorar con tanta fuerza, como aseguraba lo había hecho hace unos minutos.
- ¿Qué ha pasado? – preguntó él, completamente alarmado. De inmediato fue a observar el cuerpo de Megan, de pies a cabeza, tratando de indagar en sus ideas lo que había pasado con ella.
Megan guardó silencio, sollozando despacio, pasó a limpiarse las lágrimas una vez más.- Maldición… ¿Qué mierda ha pasado? – volvió a cuestionarle él. Esta vez imaginándose lo peor. Con tan solo recordar que ella había estado con Max hace unos minutos.
- Tenemos que irnos que de aquí. – susurró ella, mirándole fijamente. En sus ojos solo podía verse la desesperación acumulada. Su propio estado acabaría con ella. – Tenemos que irnos cuanto antes… - balbuceó, acercándose a él a pasos lentos.
- ¿Qué ha pasado?
- ¡Esa maldita mafia, Zayn! ¡Eso está pasando! – gritó fuerte. – Han asesinado a mi madre… - se puso ambas manos sobre el rostro, sollozando en silencio.
Zayn tragó saliva. Sintió que su corazón se partía en pedazos pequeños al verla de esa manera. Toda su piel se había enfriado por observar aquella escena que le desgarraba. Megan lo sabía todo… Megan lo sabía todo y eso solo podía significar una cosa…- Vamos a estar bien. – le aseguró Zayn, acercándose a ella y abriendo sus brazos para poder encerrarla en ellos. Pero Megan se separó, antes de poder hacer contacto con él.
- ¿Vamos a estar bien? - Megan ladeó la cabeza. - ¿De verdad crees que vamos a estar bien estando aquí? – preguntó aumentando su ironía.
- Jamás dejaría que algo les pasara.
- Eso lo dices ahora, pero ellos están aquí… y sé… sé por alguna razón que algo saldrá mal. – le reclamó. Zayn tragó saliva, sintiendo a flor de piel cada palabra hiriente de que Megan había pronunciado.
- ¿Piensas que no podría protegerte mejor que Travis?
- ¡Maldición, Zayn! - Megan levantó ambos brazos. - ¡Basta de esto! – gritó frustrada. - ¡No tiene nada que ver Travis, es por nosotros! – ella frunció el ceño y tragó saliva antes de poder decir algo apresurado. Se dio media vuelta, bajando la mirada para observar su vientre. No Megan, no era el mejor momento para decírselo ahora… no podía permitir que la historia se repitiese. – Necesitamos irnos de aquí cuanto antes. – cerró los ojos, dejando que las lágrimas se apoderasen de ella una vez más. Abajo, acariciaba suavemente su vientre con la palma de su mano derecha. Y sentía… sentía muy bien que no podía concebir que Tentation otra vez arruinase su vida de tal forma.
Él no quiso decirle más. Conociéndola como la conocía, sabía que su terquedad podría con todo. Así que pasó a acercarse a ella por detrás, abrazándola por la cintura. Sus fuertes brazos la acogieron suavemente, hundiendo su rostro en el hombro derecho de Megan. Movió un poco la cabeza, para poder estirar sus labios y besar la mejilla de ella, y susurrarle un par de cosas…
- Vamos a estar bien, por favor… créeme.
- Créeme tú a mí… - suplicó Megan con un hilo de voz. – Si han asesinado a mi madre es porque seguramente también me quieren a mí…
- ¿Y de verdad crees que yo dejaría que eso pasara? – Zayn frunció el ceño. – No les tengo miedo. - Megan se limpió las lágrimas una vez más y sin darle un respuesta concreta, dio uno pasos hacia adelante, separándosele.
- Tengo que sacar a Elisabeth de aquí. Ya lo he decidido.
- Joder… por favor, solo escúchame esta vez…
- No puedo, no voy a hacerlo…
- ¡Solo escúchame! – gritó él, con una fuerza brutal, que hizo que Megan cerrara los ojos. A veces era necesario usar ese tono de voz con ella, que parecía no aceptar ninguna solución. – He visitado a mi madre en prisión. – él endureció la mandíbula, buscando un punto al cual mirar, para no avergonzarse del todo. – Lo que ella me dijo fue que el día en el que el edificio Tentation fue tomado, un grupo de ellos estaba en otro lugar y que…
- ¿Tú sabías de esto?
Megan abrió los ojos. Y no cabía en sí de sorprendida…
- Yo… yo no quise decírtelo porque…
- Mierda… - susurró ella, cerrando los ojos. - ¿Me has estado mintiendo todo este tiempo?
- No fue así. Estás confundiendo las cosas, mi amor…
- No me llames así. – la respiración de ella empezó a agitarse gravemente. Estaba tan cabreada, asustada y desesperada al mismo tiempo. – No vuelvas a llamarme así nunca más.
- Por favor… solo estás confundiendo las cosas Megan. – trató de explicarle él. Sus ojos también se nublaron de un llanto denso que estaría por venir. – Sabía que si te decía esto terminaríamos de esta manera y no quiero discutir más...
- No vamos a discutir más. – ella lo miró a los ojos. Drástica. Fría. Como nunca había sido con él. – Porque esto se acabó.
Y porque sabía que aquella era la mejor decisión para él, para Elisabeth, para ella… y para quién estaría por venir. Y porque aunque le dolía muchísimo aceptarlo, sabía que todo lo que comenzaba, en algún momento y por alguna razón, siempre llegaba a su fin.