T R E S.

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Estaba casi quedándome dormida, mis párpados caían cada vez más.
Pero alguien tocó mi puerta fuertemente.
La abrí con mi curiosidad moliendo a golpes a mi terror.

Entro y se posó frente a mi, era indescriptible.
Y tenía la duda de por que no venía con el ningún guardia, pues deduje que es alguien nuevo, los conozco a todos, y estoy segura que no había visto a alguien como él.

Más alto que yo, cabello rizado, labios gruesos, ojos grandes y de un color que aún que ya halla visto antes, pareciera que no.
Mejillas rosadas, largas pestañas, unas cejas casi tan negras como la noche.
Era precioso.

Trate de formular las palabras correctas, pero solo pude sacar aire.

-Hola, mi nombre es Leon y tengo entendido que seré tu compañero de cubículo, o cuarto o lo que sea que es esto.

-Hola, eh.. bienvenue, dejémoslo en que serás mi compañero de paredes, el primero y único, de hecho.

-Cual es tu cama?

-La que está hecha un desastre por supuesto.

Sonrió.

-Que linda sonrisa tienes.-mierda.

-¿Disculpa?

-Eh, nada, balbuceo aveces.

-¿No vas a decirme tu nombre?.-Sonrío por segunda vez.

-Uh, si lo siento, me enseñaron a no hablar con extraños.-le sonreí.- me llamo Luna.

-Que hermoso nombre.-sonrió por tercera vez.

Apenada miré hacia el piso y sonreí en mis entrañas.

-Dormiré ya Luna, bonne nuit.

-bonne nuit.-Sonreí.

Las luces se apagaron y mi vista a la luz de las estrellas que se colaba por algunos agujeros también.

Crónicas de una loca. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora