-¡Porque siempre intentas arruinar todo! -su cuerpo choco contra la fría y dura pared detrás del estadio del colegio.
-Yo no quice dar problemas -.
-¿Así? ¿Y quién te va a creer, a tí? -.
Azulina siempre había sido abusada por sus compañeras desde que tiene memoria, era un caos tremendo. Subaru era el único en la familia Sakamaki que la conocía, pues después de Christa, él también cuidaba de ella como buen primo.
Todo había cambiado desde entoncés. Christa intentaba escapar de esa mansion en la cual a sido encerrada. Quería libertad para los dos pequeños que ahora estaban a su cargo y ella era la única que les quedaba.
-Quiero ... salir -Apretó con fuerza aquel metal frió que dibidía la libertad y la mansion.
-Mamá .... -.
Subaru vivía con el trauma de su madre. Una vez intento defenderla de ese hombre, pero lo único resivido fue un golpe de esos que te dejan inconciente y la imagén de su madre ir a los brazos de ese sujeto (como le era acostumbrado llamarlo), que aún así el hombre exigía que se le llamace padre. Pero que asco el suyo.
Christa antés sus intentos, siempre caía en la melancolía y los repugnantes actos de Karlenheinz. Siempre callaba sus cometidos y no se involucraba en sus planes de más hijos para ver quién quedaba con su trono. No era la única que callaba, también las demás mujeres.
Un día su dignidad se había ido abajo, junto con su cordura. Era suficiente de tantos agobios y pecados de Karl que había retorcido su mente, esas memorias de ese día, esas manos, ese cuerpo y ella tan inocente. Solo provoco las lagrimás mas fuertes.-¡No puedo! ... -grito con fuerza y salía un mar de lagrimas.
Subaru y Azulina contemplaban la locura de su madre - tía. Votaba todo a su alrededor, también golpeaba cualquier cosa. Se sentó en la silla más sercana e intento calmarce. Subaru se le hacerco.