Azulina movio la cabeza queriendo poder estar conciente y recordar que se habia desmayado justo cuando llegaba al baño. Levanto su torso sentadose y tocando su cabeza, cual dolia horrible, parecia como si le hubieran dado un sartenaso.
Ding dong
Giro su cabeza de una forma no muy normal. Medito un rato si ir o no, pues se trataba que a esta hora deberia estar en la Universidad, pero parece que aparte de desmayarse, se había quedado también profundamente dormida, que no escucho la alarma... a menos que no haya sonado. Se incorporo y camino como sonanbula hasta la puerta.
-¿Quién es? -miro por el ojo magico de su puerta, encontrando a Subaru. Miro a otro lado y suspiro, para luego abrir.
-¿Que haces aquí, porque no estas en la Universidad? -esta pestañeo durante varios minutos.
-¿Tu como sabes que no habia ido? ¿¡Me espias Subaru alias Nudillos!? -.
-¡Claro que no! -contesto nervioso de sus palabras- solo... ¡Ahg dejame pasar! -entró sin resivir la aprovacion de su chica.
-Bueno a que se debe grata visita... no has venido en una semana -le dijo algo de caída y mirando a otro lado.
-... La humana desaparecio y a habido una incontrolable busqueda de ella -.
-¿Desaparecio? Pero como pudo hacerlo, si ustedes la tiene vigilada veinti cuatro siete -.
-Ni yo se como lo hizo -la miro-, pero estamos sospechando de unos impuros que nos topamos hace unos dias -.
-Impuros... -.
-Hace no mucho unos idotas intentaron causarnos un choque donde supuestamente moririamos y ahi fue donde los vimos -fruncio el ceño-. Su maldito olor lastimaba mi nariz -.
Azulina solo se quedo callada mientras pensaba en lo que le dijo el albino ¿quererlos matar o quererles asustar? La segunda era mas posible, pero también se podía tratar de un par de jovenés que quieren marcar la atención de sus enemigos. Mm, era mucho mas logico.
...
La cabellos negros observaba como Subaru descansaba tan placidamente en su cama, se notaba que había estado muchas noches sin dormir por querer encontrar a Komori en vano, aun que el mas desesperado en querer encontrarla era Ayato. Se notaba de lejos que le interesaba la rubia, solo que como son tsunderes de familia, no lo dejaba fluir.
Āžūłīňā
Detuvo la mano que intentaba poner en el rostro de su novio para acariciarlo. Aquella voz, nuevamente sonaba en su cabeza.
Esta vez era mas fuerte, la llamaba hacia la puerta. No sabía el porque y el como, pero lo hacia. Se levanto con cuidado, se coloco una camisa encima de su cuerpo desnudo por lo que habian hecho hace un par de horas. Parecía hipnotizada por el llamado, no quería poner objeciones tampoco al resistir en ir a la puerta y saber que pasaba. Una vez allí la abrió hasta la mitad asomando su ojo derecho para saber que pasaba, pero lo unico que encontro fue una caja de color blanco, tan blanco que dejaba ciego a cualquiera. La tomó en sus manos y cerró con cuidado la puerta olvidando todo.
Observo aquel hermoso collar de cadena negra y una cruz en el final de esta. Parecia antigua, aun que no tenía ningun rastro de oxidacion en ella, la habían cuidado perfectamente. La observo mas deserca mirando cada parte de ella. No era catolica, ni evangelica; Pero tampoco era como que no creyera en Dios. La atracción hacia esta cruz era fuerte, tan fuerte como un hueco negro que se traga todo a su paso.
Se dirgio al espejo largo de la sala, observando el colgante en su cuello. Quedaba bien incluso mas de lo que esperaba. Cada punta de la cruz tenía un filor que podía matar a cualquiera como una daga de las que tiene Subaru. Después de mirar la cruz observo la cadena, negra. No era tan gruesa, era delgada, pero justa.
-¿De donde la sacaste? -volteo encontrandose con el rostro del albino y su ceño fruncido, por despertar o por el collar.
-...me la dio Clarimar -mintio.
-...-.
Azulina claramente nunca había mentido, mucho menos a su primo, quién ahora era mas que eso. Quedó mirando aquella cruz por muchos minutos. La pelo negro estaba sintiendose incomoda por lo cual lo oculto con la mano.
-Pues parece algo de muchos años -.
-Si, yo también pense lo mismo cuando lo vi -.
Subaru asintio y regreso al dormitorio para entrar al baño. Azulina suspiro quitandose un peso de encima, puesto a que ella tampoco sabía que pasaba y quién le habia mandado este casi reliquea. Se miro por ultima vez el rostro en el espejo para caminar a su habitacion y hecharse de golpe en esta. El cansancio ya le llegaba al cuerpo, aun que quería esperar al albino para dormir juntos y sentirse mas comoda y protegida. Quería saber de Komori también. Vacilo en su cabeza por unos inatantes, ya no sabía que pasaba y se estaba cansando del juego. Además de que en las semanas pasadas sentía que la seguían como si un psicopata la vigilara de lejos, obviamente no creía en eso.
Giró hundiendo su rostro en el colchón. Ya no podía seguir esperando por Subaru quién parecia que se habia desmayado en el baño. Bostezó y cerró los ojos por unos minutos.
Quedando profundamente dormida en pocos minutos después.
♤♡♢♧
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Abrio los ojos adaptandose a la oscuridad. Miro al afrente chocando con la espalda de Subaru, se alivio sabiendo que se quedó esta noche con ella. Mañana tendría que retomar sus clases de ayer y las siguientes. Apoyo su ante brazo en su frente, sentía calor, demasiado calor. Decidio tomar una ducha fría, sin importar que hora eran, pero podia hacercar de que eran las dos de la mañana y contando. Se sentó en la tina, quería llorar sin saber el porque, solo quería hacerlo. Nunca había sentido pena y depresión, tampoco pensaba tenerlas ahora. Deberia estar feliz.
Pero no tenía ganas de nada mas, solo llorar como aquel bello poema escrito anonimamente, era todo cierto. No habían ganas cuando te sientes inutil y sin fuerzas, cuando el mundo se te cae en cima y tu no sabes como salir de ello. Cuando incluso teniendo a tu familia que te aman y tus amigos sinceros, te sientes demasiado sola y no quieres ni pensar que es sentirse mas sola de lo que uno ya lo esta.
Son tantas cosas juntas, tantos secretos. Y te sientes patetica cada vez que lo haces, porque no tienes razón para estar triste.
Y eso era lo que era.