Tom Hiddleston #2

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Pasaron los meses. Ella obtuvo todo el apoyo posible por parte de Tom y logró salir adelante, ambos lo superaron como la pareja que son. Pero la prensa se enteró no mucho después de que ellos se enteraran y la noticia de que Tom Hiddleston estaba con una mujer infértil recorrió el mundo.

Eso fue lo que detonó en su relación. Peleaban más, de hecho, era muy constante, ya no pasaban mucho tiempo juntos ni salían a ningún lado. Ya ni parecían una pareja y se empezaba a rumorear que su relación ya había terminado.

Pero lo peor llegó un mediodía en el cual ambos, por primera vez en mucho tiempo, estaban comiendo tranquilos. Ella empezó a llorar de la nada, eso a él le molestó, empezaron a pelear diciéndose cosas hirientes el uno al otro. Pero lo que dijo Tom fue la gota que colmó el vaso.

—¡No sé para que mierda me metí contigo! ¡Ni siquiera darme un hijo puedes hacer bien! —le gritó.

En ese preciso momento fue cuando ella de dio cuenta de que las cosas no daban para más y él se dio cuenta de lo hijo de puta que había sido al decir eso.

—Thomas... —susurró sorprendida.

—No, no nena, escucha, cariño no fue mi intención... Yo no quise —dijo empezando a llorar.

—No, yo no quise, discúlpame por ser tan idiota, perdón por haber confiado en tus sucias palabras de amor... Perdóname por no ser perfecta, ¿Pero sabes qué? Ya no te molestaré —sentenció.

Tom se asustó como nunca antes ante el hecho de perderla y de que otro hombre se diera cuenta que ella era perfecta en todo sentido, le aterró increíblemente verla en su habitación haciendo las valijas... Pero no la detuvo, se dio cuenta que él no la merecía, que no había forma de remendar lo que él había dicho y menos lo que había hecho... Él, Tom Hiddleston, un caballero por excelencia y ante todo un hombre que respeta a las mujeres, le había pegado a su novia inmediatamente después de haberle gritado semejante barbaridad. Y eso... Eso era algo que ni él podía perdonarse a él mismo.

—No me busques, no me llames y ni se te ocurra llorar por mi... Me das asco Hiddleston, creí que sería como dijiste, que nunca me harías llorar de tristeza o que jamás me pondrías un dedo encima... Fallaste en las dos.

Su ahora ex-novia se fue y él se permitió derrumbarse completamente. Se desconocía totalmente, ese no era él.

Llamo a su mamá entre llanto y llanto, le contó lo que hizo y ella, intentando contener la calma y las ganas de matar a su propio hijo, lo consoló y lo aconsejó.

Pasado un año él se hundía cada vez más en la depresión. Ni siquiera con Taylor se había puesto así. Pero ella, su chica, su amor, quien lo apoyó y sacó de esos feos momentos.

Mientras que él estaba muriendo, ella vivía tranquila, se había dicho a sí misma que no valía la pena llorar por un hombre así. Trabajaba tres días a la semana ocho horas y con le alcanzaba y le sobraba para vivir bien en su pequeño departamento... Había conocido a un hombre, de unos treinta y dos años el cual le pintaba el mundo de rosa desde hacia nueve meses, él era pelinegro, piel algo blanca, algo bronceada, muy normal, ojos marrones y su cuerpo algo trabajado, era muy parecido a Tom en cuanto a personalidad, todo un caballero, él era polaco pero vivía en Londres desde los cuatro años.

Una noche decidieron salir a comer, ella llevaba un vestido negro corto y pegado al cuerpo, se veía hermosa. Él usaba traje negro, volviéndola loca.

Tom había conocido a una chica hacía una semana y la había invitado a cenar.

El mismo restaurante, el momento exacto. Sus miradas se encontraron y vieron que el otro estaba acompañado. Se sonrieron.

El polaco le preguntó si quería bailar, ella aceptó. Él los vio.

Vio como él la sacaba a bailar, estirando su mano hacía ella quien la tomó para ir a la pista donde una canción lenta sonaba. Tom vio como él la rodeaba con sus brazos, le daba un pico y ella sonreía. A él se la partía el corazón al ver como otro la hacía feliz, la trataba bien, le hacía mimos en su mejilla y acariciaba su cintura.

—¿Tom? ¿Todo bien? —preguntó la chica frente a él.

Thomas la miró... No, no era con quien quería estar, la chica frente a él no era lo que quería.

—Gala... Lo siento, pero creo que estoy confundido y no quiero hacerte ilusiones, disculpa.

—No puedes dejarme y esperar que vuelva, no ese tipo de chica.

—Lo siento.

Y se levantó, fue en busca de SU chica y cuando vio como se sonreían se sintió mal por querer interrumpir esa felicidad. Tal vez solo seria bueno hablar.

Así que se acercó y luego de un incomodo momento, ella de separó del chico para hablar con su ex.

—¿Cómo has estado? —preguntó ella.

—Creo que es la primera vez que salgo en este tiempo... De todos modos no podría olvidar tu rostro, te extraño tanto.

Ella bajó la mirada.

—¿Qué quieres Thomas?

Él inglés suspiró.

—No puedo pedirte que vuelvas porque sé que eres feliz ahora... Solo quiero saber sí él te hace feliz ¿Le contaste?

Ella suspiró.

—Hay... Hay algo que sucedió luego de que te dejará... Yo volví a ir al medico luego de un llamado, dijeron que podrían intentar operarme y que haya una mínima posibilidad, yo acepté... Tengo dos meses.

A él se le cortó la respiración. Ella estaba embarazada.

—Te... Felicito —logró articular.

Ella iba a tener un bebé... Con otro hombre.

—Gracias.

Luego de hablar por otros cinco minutos y que Tom le dijera muchas cosas sobre amor a ella, se despidieron.

La vio irse con ese hombre, él apoyaba su mano en el vientre de ella, estaban felices. Tom también lo estaba, porque sabía que ella estaba feliz y que él nunca la iba a merecer. Nunca más la iba a merecer.  

Marvel One-ShootsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora