Escuchaba como todos la criticaban sin antes haber ido a hablar con ella, yo tampoco me había acercado a hablarle, pero por lo menos no decía nada malo. Siempre la veía sola, pero me daba vergüenza acercarme, parecía buena, íbamos al mismo curso, pero nunca hablamos, bueno, ella nunca hablaba con nadie o al menos no que yo supiera. Muchas veces me había preguntado sí tenía algún amigo afuera del colegio, o sí hablaba nuestro idioma ya que se rumoreaba que era de otro país, es decir, pocas veces la había escuchado hablar, solo para contestar o leer en clase. En los pasillos siempre andaba sola, muchos decían que era una bravucona y que tenía un gran y manchado expediente. Pero solo eran rumores, nadie lo sabía con certeza. Pero algo era seguro, ella era muy inteligente y eso a los demás les molestaba, por más que nunca nadie la molestó, ella nunca se había mostrado como alguien normal, como dije, siempre estaba sola, se la pasaba estudiando, no tenía amigos dentro de la escuela y jamás contradecía una orden ni había ido a detención.
El día de San Valentín se haría una fiesta en la preparatoria, teníamos que llevar pareja sí o sí. Por un lado, me dio pena pensar que sí ella quería ir nadie querría ir con ella por su calificación de "rara" y por el otro dudaba plenamente en que fuera, estaba casi seguro de que no iría. Pero tal vez y solo tal vez, si alguien la invitaba ella iría. Estaba claro que nadie lo haría, lo más raro era que ella no parecía una chica mala, al menos a mis ojos, es más, hasta me parecía linda.
—¿Creen que la rarita del fondo irá a la fiesta? —preguntó Marcus sentándose en la mesa.
Todos negaron, Trish se rio levemente.
—No puedo creer que seas tan estúpido de pensar que alguien la podría invitar, ¿Acaso no tienes ojos Marcus? Su cabello es una mezcla de ondulado y rulos horrendos y llenos de friz, cada tanto la vemos con unos anteojos no tan feos, pero da igual, se viste con esas camisetas de fútbol soccer de cuarta y además, nunca nadie le ha hablado, dudo mucho que sepa decir algo para poder socializar... Pobre, seguro le dicen "hola" y ella ya o se asusta o se debe querer casar contigo por haberte dignado a saludarla —se burló la rubia.
Fruncí el ceño mirándola y lo notó porque me miró.
—¿Qué? ¿Me vas a decir que no es verdad? Por favor —dijo y soltó una risa irónica.
Rodé los ojos y Marcus me miró con una risa ladeaba.
—Bueno, si tanto parece que te importa lo que dicen de ella... Invítala al baile.
Me paré de mi lugar dispuesto a ir a hablarle para invitarla, mis manos empezaron a sudar un poco y mi corazón palpitaba fuerte. Estaba nervioso, muy nervioso.
Me senté a su lado y ella me miró, tenía una mirada cálida, no daba miedo.
—Hola —susurré tímido, ella me sonrió.
—Hola —susurró también.
Volvió a mirar sus carpetas y siguió escribiendo.
—Me preguntaba si... —hablé y ella me miró. —Quisieras ir al baile de San Valentín conmigo.
Se me quedó mirando sorprendida, por sus ojos pasó un brillo. Eso no me lo esperaba.
—Lo siento... Pero no —dijo agachando la cabeza.
Ni eso tampoco.
—¿Por qué? —pregunté mientras mi sonrisa desparecía.
—Tengo que estudiar y entrenar, no puedo salirme de esa rutina.
—¿Entrenar?
Ella asintió.
—Voy a ir a los juegos olímpicos en un año, la prueba de matemática es en tres semanas y no puedo desaprobar, además no puedo ir a fiesta o juntarme con gente ya que sería una distracción, empezaría a comer basura y a beber... No puedo hacer esas cosas, debo estar perfecta y vengo trabajando desde los tres años para esto —explicó.
—Wow, yo apenas si estudio para las pruebas y el resultado puede variar mucho... ¿desde los tres años? ¿No crees que es un poco exagerado? Y el que tengas amigos no significa que dejarás de ser "perfecta" para tu deporte.
—No según mi madre.
—¿Y tu papá no opina al respecto? —pregunté.
Ella desvió la mirada hacía un costado, evitando prolongar nuestro contacto visual.
—Él murió.
Tragué saliva sintiéndome mal por ella.
—Lo siento —murmuré.
—Está bien... No me afecta mucho, solo... Sé que sí él estuviera aquí esto no me pasaría.
Asentí con la cabeza y en silencio.
—¿Y no te gustaría ir a esta y solo a esta fiesta? —insistí.
Volvió a mirarme.
—Claro que sí... Pero no sé cómo hacer que mi mamá me deje ir.
Le sonreí y empecé a formular un plan en mi cabeza, el cual le conté detalladamente y ella aceptó.
Consistía en que yo prometía vigilarla en todo lo que pasara en la fiesta y no soltar su mano ni un momento, además la ayudaría a aprobar y me encargaría personalmente de llevarla a los entreno cuando su mamá no podía hacerlo.
Cuando por fin nos fuimos la acompañé a su casa y su madre salió a la puerta, noté como nos espiaba por la ventana. Que mujer controladora.
—Hija, ¿Quién es él? —peguntó con una sonrisa fingida.
—Sebastian Stan, un placer —dije sonriendo y estrechando su mano.
—Verónica Russ, ¿Puedo saber por qué acompañas a mi hija? Ella sabe muy bien el camino a su casa y nunca le ha pasado algo o se ha perdido.
Me contuve para hablarle mal. No podía faltarle el respeto.
—Mamá, Sebastian quiere decirte algo importante.
Hizo una mueca como sí la reprendiera con la mirada.
—En ese caso, vamos a hablar adentro, estaremos más cómodos.
ESTÁS LEYENDO
Marvel One-Shoots
RandomHistorias con personajes/actores de nuestro hermoso Universo Cinematográfico de Marvel Espero las disfruten ❤