Capitulo VIII

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No logre conciliar el sueño. Me imaginaba a Yolanda sobre mi cada que cerraba los ojos. Aunque no de la manera que me hubiera gustado.

Me hacía lo mismo que a Alison.

Aquella chica realmente lograba asustarme.

Me recordó por un momento a una chica grande y gordo del orfanatorio. Max la llamaba “Lida Magorda”

Todos le temían. Pues por su peso nadie podía con ella.

Algo así sentía ahora con Yolanda. 

El tercer día de los juegos del hambre sería más tranquilo. Oh eso esperaba. En este día los profesionales que se han unido en equipo acomodan las provisiones. No hacen otra cosa.

Realmente espero que Xiadani esté bien.

Aún no amanecía y yo ya avanzaba sin rumbo. Buscando algo de comida. Intento coger una fruta que colgaba de un árbol pero soy pésimo trepador.

Caí fuertemente provocando la ruptura de unas ramas.

 — ¿Quién anda ahí? —escuché. Realmente no reconocí aquella voz.

De entre los arbustos salió la misma chica de ayer. La del distrito tres.

— ¡Lo lamento! —dije—. ¡Mario distrito ocho! —me ponía de pie. Ella no dejaba de apuntarme con el arco. ¡Voy a morir! ¡Esta chica va a matarme! Soltó una flecha y en un pequeño grito cubrí mi cabeza con mis brazos.

— ¿Tienes hambre? —me preguntó. Sorprendido abrí los ojos dejando de cubrirme, observando aquella manzana a mis pies con una flecha en medio.

— ¡Muchas gracias! —sonreí. Realmente me caería muy bien. Saque la flecha de entre la manzana y se la entregue.

—Soy Laura, distrito tres —se presentó. Yo devoraba la manzana—. ¿No te han mandado nada? —pregunto.

—Sí. Pero lo agote —dije mientras daba un mordisco.

—Que descuidado —bufó—. Deberías saber administrar mejor tu comida.

—Losé—di el último mordisco—. ¿Estás sola? —pregunté

—Mis aliados duermen detrás de esos arbustos —supe a quien se refería—. Finalmente lo hacen.

—Ya veo, ¿Se turnaron? —pregunté

—Sí —ella asintió. No pude evitar ver la marca en su brazo.

— ¿Qué es eso? ¿Un tres? —dije curioso

—Esa hija de puta de Yolanda… ¡¡Eres un hijo de puta Snow!! —gritó. No pude evitar sacarme de onda. Aunque ahora lo entendía. ¡Yolanda marcaba el número de distrito en cada jugador! ¡¡Y yo era un jugador!!

—¡¡Eres un hijo de puta Snow!! —volvió a gritar. Realmente no la entendía. Yo también odiaba a ese santa Claus. Pero no gritaría eso en la arena, era firmar mi tratado de muerte por segunda vez. Me incorpore y le di las gracias.

— ¿No quieres unírtenos? —preguntó

—Soy un lobo solitario —dije—. Estoy bien así —ella asintió, tomo su arco y derribo cuatro manzanas más con una sola flecha—. Tómalas.

Las tome y le devolví la flecha. Le sonreí y nos dimos un apretón de manos.

Tenía mi segunda amiga en los juegos.

Eso era bueno.

 No me aleje demasiado del lugar. Realmente sabía que los profesionales no estarían por ahí.

Pasado del medio día pude escuchar aquel peculiar insulto de nuevo.

—¡¡Eres un hijo de puta Snow!!

Esa tipa seguro quería morir. Y nos mataría a todos con ella.

Hasta que aquella flecha cayó cerca de mí.

Luego otra.

Otra más.

¡Esa hija de puta nos condenó a todos!

Me eche a correr intentado escapar.

Era nuestro fin.

[Fanfic] Los juegos del hambre: En la piel de Mario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora