Capitulo IV

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Para el entrenamiento Cecelia y Woof nos recordaban no mostrar todas nuestras habilidades aunque no tuviéramos muchas.

Woof creía que debíamos hacernos de algunos aliados, pero aquella idea no me gustaba.

Durante el entrenamiento resultaba más que obvia la farsa del amorío entre los chicos del distrito doce.

¿La gente del capitolio es tan tonta que se cree todo aquello?

Angélica practicaba con otros tributos mientras yo simplemente observaba. Alison parecía querer acercarse a alguien sin lograr nada. Un chiquillo demostraba sus habilidades con el arco a los tributos del distrito uno, si lograba hacerse con uno, sería un rival difícil. Yolanda afilaba un hacha sin dejar de observar a Alison, aquella chica verdaderamente tenía ganas de matarla, casi podía verla babeando mientras imaginaba como aquella hacha partía en dos el cuerpo de la chica en llamas. Debe de tener mucho rencor hacia el distrito doce.

Yo no odiaba al distrito uno. Fue uno de sus tributos el que mato a Max. Sin embargo, Brando no era de mi agrado.

—¿En quién piensas distrito ocho? —lo invoque.

— Distrito uno, ¿Cómo estás? —dije con indiferencia

—Demasiado bien, ¿No lo ves? —sonrió. Sabía que era todo un hijo de puta.

— Fuiste muy cómico en tu entrevista  —me fulmino con la mirada—. ¿Un payaso, ah?

—No pienso retirar lo que dije —intente retirarme.

Alison y Xiadani llamaron la atención de todos ahí.

—¡Te apuesto lo que quieras que la matare! —me detuve. —Matare a la chica del distrito cuatro y te mostrare que no soy más débil que ella— se acercó a mí con una sonrisa—. Después te matare a ti, para conservar la tradición —susurro en mi oído. No pude evitar molestarme por aquello, tomarlo por el cuello y estrellarlo en el suelo.

Una bola golpeo mi espalda. El chico del distrito cuatro, Giovanni la había lanzado.

Tome un kunai que Brando traía en las manos y la arroje hacía él. Era tan ligero como un par de tijeras que logro rosarle el lado izquierdo de su rostro y provocarle un corte en una oreja. Me fulmino con la mirada.

Note como todos ahí nos miraban, la chica del distrito cuatro estaba realmente sorprendida, veía miedo en su mirada.

Tome a Brando del cuello de la camisa y lo levante unos centímetros.

—Escúchame bien, No vas a tocarle un solo cabello a la chica, ¿Entendiste?  —el sonrió y lo estrelle de nuevo, me aleje de ahí convertido en el guardaespaldas de la pequeña del distrito cuatro. ¿Cómo mierdas es que me meto en líos?

[Fanfic] Los juegos del hambre: En la piel de Mario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora